Capítulo 50

Aria subió a su auto, sintiendo que el mundo a su alrededor se desvanecía. Una vez dentro, las lágrimas comenzaron a brotar sin control. Se dejó caer contra el volante, sintiendo el peso de la angustia aplastarla. La conversación con Maxwell había sido causante de su destrucción interna, y ella quedó en ruinas.

Con manos temblorosas, sacó su teléfono y marcó el número de Estela. La voz de su amiga, siempre

—¿Aria? ¿Qué pasa? Te escuchas mal.

—Estela, necesito verte. ¿Puedo ir a tu casa? —su voz temblaba, y la urgencia era palpable.

—Claro, ven. Estoy aquí para ti.

El trayecto hacia la casa de Estela fue un borrón de pensamientos confusos y lágrimas. Cuando finalmente llegó, se encontró con su amiga esperándola en la puerta, con una expresión de preocupación en su rostro.

—¿Qué ocurrió? —preguntó Estela, guiándola hacia la sala.

Aria se dejó caer en el sofá, sintiéndose completamente destrozada.

—Es Maxwell... No puedo creer lo que pasó. Todo se salió de control.

Estela le sirvió una
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