Al escuchar las palabras de la mujer, Simon finalmente dejó su bolígrafo y la miró.

Él entrecerró sus ojos de águila para escrudiñarla. Evidentemente, él no creyó nada de lo que ella estaba diciendo. “¿Acabas de decir que Penelope te pidió que vinieras a ayudarme?”.

Penelope no aprobaba su matrimonio con Sharon desde el principio, así que, ¿por qué demonios habría enviado a Xena a ayudar?

No hubo cambios en la expresión de Xena incluso bajo el escrutinio de la mirada aguda de Simon. “Sí. La tía Penelope ha decidido ser más abierta al respecto y sabe que no debería impedirte casarte. Después de todo, ustedes dos aún son hermanos. La sangre siempre será más espesa que el agua. Así que pase lo que pase, ella te dará su bendición si te vas a casar”.

Hablando francamente, Penelope aún estaba furiosa por esto y se negaba a darle su bendición a Simon y Sharon. Xena fue la que había persuadido a Penelope para que dejara de enfurecerse por esto.

Ella estaba dispuesta a actuar como intermed