*CANDICE*
—Necesito hablar con mi esposo —insistí. El policía a cargo de interrogar a Marcus parecía vacilar ante mi solicitud.
—Como le mencioné antes, señora. No puedo permitirle ver a su esposo a solas, especialmente considerando que la pelea se originó por su causa —suspiró—. Esto es un delito pasional y no podemos garantizar su seguridad. La víctima del altercado declaró que su esposo tiene problemas de ira y usted podría estar en peligro. Le sugiero que regrese a casa y mañana acuda al juzgado para solicitar una orden de alejamiento.
—Entraré bajo mi propia responsabilidad, oficial. Estoy segura de que Marcus no me hará daño. Además, no puede tomar como verdad absoluta todo lo que dijo el señor Mancini; esa es solo su versión de los hechos.
El policía, con una expresión de pocos amigos, asintió y finalmente accedió a que entrara a la sala de interrogatorios para hablar con Marcus.
Apresuré el paso para seguir al ofic
*CANDICE*Agotada por la falta de sueño y sumida en una tristeza que me mantuvo despierta toda la noche, me encontraba sentada frente al mesón de la cocina. Era un rincón que solía estar lleno de recuerdos gratos con Marcus, aunque también guardaba otros no tan buenos.El humo del café caliente se elevaba hacia mi rostro, brindando una sensación agridulce mientras escuchaba los pasos pesados de Marcus en el piso de arriba, haciendo sus maletas.Él había llegado temprano desde la comisaría esta mañana, y con frialdad y resentimiento en sus ojos, entró a casa y me dijo que solo venía a recoger sus cosas. Planeaba quedarse en un hotel mientras ponía en orden su vida.Sus palabras eran afiladas, y su mirada, llena de amargura, me cortaba más profundamente que cualquier cuchillo.Pero no me merecía nada mejor que eso. Me equivoqué y estoy pagando las consecuencias de mis actos.Después de esas palabras en la puerta, no c
*GIOVANNI*«Te necesito…»Guardé mi celular después de enviarle ese mensaje a Candice.La tensión me abrumaba mientras me dejaba caer en mi silla de despacho.Las heridas de los golpes que ese idiota de Marcus me propinó seguían atormentándome con un dolor punzante, y para colmo, se sumaba la jaqueca que me había surgido esta mañana al enterarme de la convocatoria sorpresa de Carlo para una junta.El dolor palpitante en mi cuerpo se mezclaba con la preocupación, intensificando mi incomodidad.Suspiré e intenté concentrarme en el suave zumbido de la ventilación, buscando algo de alivio en el sonido constante.Necesitaba a Candice; su sola presencia siempre me brindaba consuelo, así que, cuando entró, el alivio fue inmediato.—Por favor, cierra la puerta —le pedí en voz baja mientras me masajeaba las sienes con los dedos. Ella obedeció, y luego moví mi silla hacia atrás
*ANTONELLA*Mientras picaba los vegetales para mi almuerzo, el rítmico repiqueteo del cuchillo contra la tabla de cortar llenaba la cocina con un sonido reconfortante.No esperaba que nada alterara mi tranquila rutina matutina, pero de repente, el destello plateado de un auto estacionándose en el camino de entrada captó mi atención a través del ventanal de la cocina.Era Giovanni. Mi amado esposo.¿Qué estaba haciendo en casa a esta hora del día?Una sensación de intriga y preocupación se apoderó de mí mientras dejaba el cuchillo en el fregadero y secaba mis manos con un paño. Con paso decidido, me encaminé hacia la sala, preguntándome qué podía haber pasado para que mi esposo estuviera de regreso tan temprano.Giovanni nunca abandonaba su jornada laboral, pues se tomaba muy en serio sus responsabilidades.Giovanni cruzó la puerta con una pesadez palpable. Su aura, antes llena de seguridad, ahora reflejaba un
*CANDICE*El silencio sepulcral que envolvía el Departamento de Desarrollo de la compañía Mancini era palpable. Apenas se escuchaban algunos murmullos de fondo, pero en general, todos estaban atónitos por la manera en que Giovanni Mancini había abandonado la empresa, menos yo.Los rumores habían comenzado y ni siquiera la junta había llegado a su fin.Pasaron un par de horas llenas de incertidumbre antes de que los socios de la empresa comenzaran a abandonar la sala de juntas, sumidos en tensas conversaciones entre ellos. Cada uno llevaba una expresión seria y reflexiva en el rostro, como si estuvieran procesando lo que acababan de presenciar.Para muchos de ellos, Giovanni siempre había representado un pilar fundamental para la compañía, un líder en quien confiar ciegamente. Tras el escándalo que acababan de presenciar, estas personas se encontraban completamente desconcertadas.Mientras observaba la escena, quedé sorpren
*CANDICE*—Hola, Candice, por favor, pasa y toma asiento —dijo Carlo Mancini, y yo respondí con un leve asentimiento, acomodándome en la silla frente a su escritorio, esperando a que él comenzara a hablar.—¿Cómo estás? Supongo que han sido muchas emociones en tan poco tiempo —continuó Carlo, mirándome con atención mientras se recostaba en su cómoda silla. Sus dedos acariciaban su barbilla con interés.—Estoy bien —respondí, cortante.Carlo frunció el ceño levemente, observándome con curiosidad.—No pareces muy feliz —comentó Carlo con una mirada inquisitiva—. De hecho, diría que estás más seria y tensa de lo habitual. Pensé que, sin importar cuál fuera tu problema con Giovanni, este se resolvería cuando él fuera apartado de la compañía, pero no te veo del todo cómoda con la situación.Suspiré profundamente antes de mirarlo con apatía.—No me ve feliz, porque para mí, esta situación simplemente no es motivo d
*CANDICE*—Hoy podremos irnos a casa después del almuerzo, como la semana pasada. Nuestro nuevo jefe empieza a caerme bien —comentó Billy, uno de mis compañeros, a tres cubículos de distancia.Mientras ultimaba los detalles de mi última idea para el proyecto de Carlo, no pude evitar rodar los ojos ante su comentario.Y entonces Roger, otro de mis colegas, dijo algo sensato para variar.—Eso me preocupa un poco. Giovanni era muy estricto y la empresa estaba funcionando de maravilla. Ahora, no sé qué pensar... —murmuró con cautela—. ¿No crees que nuestro nuevo jefe es un poco irresponsable?—Claro que no —le respondió Billy un tanto indignado—. Simplemente, es menos neurótico que su hermano. Se toma la vida con calma. ¿Eso tiene algo de malo?—Pues sí, prefiero trabajar mi jorna
*CANDICE*Estaba acostada en la camilla del hospital, rodeada por el personal de enfermeras y los peritos, quienes trabajaban para recolectar todas las pruebas del incidente con Carlo Mancini.Sentía el roce de sus manos mientras me examinaban, documentando cada rasguño, moretón y mancha de sangre en mi ropa.Las cámaras periciales registraban meticulosamente cada detalle, cada ángulo, como si estuvieran grabando en piedra la violencia que había soportado, todo para utilizarlo como evidencia en nuestro caso.Antonella yacía en la camilla contigua, su rostro sereno pero sus ojos llenos de dolor y resignación. Las cámaras enfocaron sus moretones también, y la ropa destrozada que llevaba esta tarde, ahora se encontraba dentro de una bolsa de plástico. La única vez que la escuché hablar, fue mientras daba su declaración sobre lo sucedido.Le ofrecieron llamar a alguien para que la acompañara, pero ell
*CANDICE*—¿Lo amas? —me preguntó Antonella en un susurro.—No —respondí con franqueza—. No estoy enamorada de Giovanni.Su bonito rostro se contrajo en una mueca de angustia, mientras luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con brotar de sus ojos como hace apenas unos minutos, cuando comencé a revelarle toda la verdad sobre mi relación con su esposo.Fui honesta, a pesar de que sabía que la verdad le causaría dolor. Sin embargo, Antonella necesitaba conocer toda la verdad.—Él... ¿Giovanni te ama?Me tomé un momento para reflexionar sobre todo lo que había descubierto sobre ese hombre desde el inicio de nuestra relación, y con total seguridad, respondí.—No.—¿No? —preguntó con un sollozo de incredulidad—. ¿Cómo puedes estar tan segura de eso si incluso te compró un departamento? Giovanni es muy meticuloso, y si tanto deseaba que vivieras allí, es porque quería asegu