—¿Cómo pudiste permitir semejante estupidez?—cuestiono la señora Martha. Fue la primera vez que la escuche hablar de esa forma, realmente estaba muy enfadada y aunque yo también lo estaba, de igual forma me reprochaba haber sido víctima de Lewis.Había pasado transcurrido un día desde aquel incidente y todo el mundo hablaba de ello, las sirvientas, los cocineros, los jardineros e incluso los trabajadores del establo. A esas alturas el señor Dashwood ya debia saberlo, pero de todos modos no me importaba o mejor dicho quería que no me importara su opinión. Lewis lo había dicho, mi posición en ese sitio era tan solo de una huésped, debia entender mi lugar lo quisiera o no.—Fue insensato de mi parte lo sé—admití.—¿Qué cara podre darle al señor Dashwood cuando se entere de esto?—expreso ocultándose la cara y al menos por ese instante olvido que edad tenía y que los huesos le dolían. Su única preocupación era el que dirían de ella. Siendo mi dama de compañía no solo debia cuidarme, sino t
Querida Emma: No sabes cuanto me ha afligido tu última carta, en primer lugar por no haber estado para ti en tu cumpleaños y segundo, por haberte dejado en aquel lugar. Aunque sé que Roy Dashwood seguramente ha de estar compensando ese mal rato que tuviste que pasar, creo que es tiempo de que salgas de ese sitio.Se rumora que Roy esta a punto de comprometerse, no suelo hacer caso de ese tipo de chismes, pero aunque él sea de un rango mayor que el mío, puedo asegurar que es mi amigo y fue él quien me informo hace más o menos un año, su deseo de comprometerse con la señorita Garden. Por lo que pienso que tu presencia podría poner a Roy en problemas con cierta señorita. Por supuesto, mi amigo es un hombre intachable, sin embargo, no quiero darle motivos a Roy para reprocharnos por haber aprovechado de su amistad.Tan solo un día después de que salga esta carta, pienso salir a buscar una residencia en donde ambos podamos vivir cómodamente, por supuesto, lejos de las habladurías de la ge
—¿Podemos dar un paseo?— solicité una vez que regreso la señora Martha, quien me había contado que estaba dispuesta a gritarle a Lewis, por lo que había hecho, pero desgraciadamente él no estaba en la mansión. Había salido a recoger a la estación del tren un paquete que la señora Garden había solicitado desde su residencia.—¿Ahora?—dijo frunciendo el ceño, instintivamente miro hacia la ventana, donde se podía ver algunas copas de árboles no muy lejanos, no se movían mucho, pero era evidente que estaba haciendo un poco de viento.—Estoy cansada de estar en cama, ya me duele un poco la espalda— expresé fingiendo malestar en la espalda baja, de hecho estaba bastante cómoda, pero había estado pensando en la carta y en lo que el capitán Collins me había solicitado, explicarle a Roy el porqué de su visita.Aún no se lo había dicho a la señora Martha porque sabia que ella se postularía para llevarle la carta a Roy y quería ser yo quien se la entregara, quería ver su rostro cuando se enterar
—Bueno, supongo que son cambios que se iban a dar de cualquier forma—expreso para ya no darle importancia y así evitar enfadarse— ¿Tienes hambre? Si quieres puedo traerte un poco de fruta.—Por supuesto— expresé no muy convencida de mi respuesta, pero la señora Martha se estaba esforzando por evitar que me sintiera incómoda con mi situación, postrada en cama no podía hacer mucho más que comer o leer, quizás quería entretenerme para olvidar que el señor Dashwood estaba ocupado con las mujeres que pronto iba a formar parte de su familia, me dolía, pero lo entendía perfectamente y le agradecía a la señora Martha sus molestias.—De acuerdo, no tardaré mucho, quizás aproveche el viaje para traerte un par de libros, así puedes leer comiendo—indico quizás para emocionarme un poco, no solía hacer las dos cosas al mismo tiempo, pero la idea no sonaba nada mal—solo espero que la señora Garden no quiera tirar los libros también.Luego de asegurarme de que la señora Martha se fuera, me destape y
—Ammm—logre decir, no estaba preparada para ese tipo de preguntas, es decir, no pensé que preguntaria por ella, aunque era obvio—ella a la cocina, no sabe que me levante de la cama.Roy alzó las cejas sorprendido, pero no molesto, quizas se preguntaba que razón me había llevado a atreverme a levantarme por mi misma. —¿Necesitas algo? —su voz se escucho preocupada, otra cualidad suya. —En realidad, queria hablar contigo—admiti un tanto incomoda, aunque no estaba segura aún sentia la mirada penetrante de la señora Garden, pense que tal vez se negaba a dejarme a solas con él.—Por supuesto, pero no hacia falta que salieras de tu habitación sin compañia—señalo mirando hacia la escalera, no estaba tan cerca de ella como para caer, pero en mi estado, era peligroso estar tan cerca de una—pudiste decirle a la señora Martha que vinieraa buscarme, habria ido a tu habitación sin problemas. Me encoji de hombros, no podia explicarle que en realidad queria verlo a solas, sin la presencia de la s
Suspiro, aquel suspiro me parecio un tanto melancólico, desvío la mirada un segundo y luego volvió a mirarme forzando una sonrisa. —Tú jamás podrías ser un obstáculo en mi vida bajo ninguna circunstancia—declaro casi como si estuviese sufriendo al decir aquellas palabras— de hecho he pensado últimamente que he sido yo quien te ha causado problemas. —¿Y eso seria?—quise saber. En mi lista de cosas que había hecho mal y que probablemente le habrían causado cierta molestia, crecía con cada decisión estúpida que tomaba, por ahora no había pasado nada malo, pero eso era porque estaba incapacitada para hacerlo. —Para empezar estas en una silla de ruedas—recalco lo obvio, pero lo hizo con una sonrisa—Percibal me asesinará cuando te vea, sus cartas suelen ser muy reservadas, pero en persona no suele ser compasivo. Ambos reímos por lo bajo, yo no conocía bien al capitán Collins para afirmar que él era capaz de replicarle mi accidente, el cual al fin de cuentas era eso, un accidente y una t
Sentí que había pasado mucho tiempo desde la última vez que había estado en su oficina, ese lugar, posiblemente era el único que no sería víctima de las garras de la señora Garden y agradecí en secreto por ello.En aquella oficina había algo extraño, algo misterioso, pero reconfortante y estar recostada sobre el sofá mientras Roy revisaba su correspondencia y las respondía fue peculiar, era como volver al pasado cuando mis padres aún seguían con vida. Mi madre solía contarme que en la antigua casa, ella solía sentarse sobre el sofá a leer un libro mientras él hacía lo mismo que estaba haciendo Roy.En algún momento de mi vida había soñado con algo similar suponiendo que así debia ser la vida adulta en pareja, disfrutar de un cómodo silencio porque no hacía falta decir palabras para expresar ciertas emociones como el amor, yo había soñado con algo como eso, por supuesto, cuando encontrara a la persona ideal y aunque la había encontrado, él ni siquiera tenía en cuenta mis sentimientos.
El clima era perfecto para tomar el té afuera, no hacía sol, pero tampoco frío, estaba un poco nublado, pero no parecía que fuese a llover, por lo que una buena taza de té caliente se sentía agradable entre las palmas de las manos.—Si no le molesta que le pregunte. ¿En qué se desempeñaban sus padres antes del bombardeo?—cuestiono la señorita Garden para después darle un pequeño sorbo a su taza de té de manzana y canela.—Mi padre...— logré decir mientras recordaba aquellos tiempos en los que había pensado eran los peores que habíamos pasado, el empleo de mi padre no estaba muy bien remunerado, frecuentemente faltaba el pan en la casa, aunque no éramos los únicos que sufríamos por lo mismo, había una fuerte inflación en los precios de la canasta básica, era casi imposible comer carne, pero a pesar de todo lo que carecíamos, mis padres estaban con vida y a estas alturas eso era más que suficiente para ser feliz—mi padre era dueño de un periódico local, su nombre era el vocero.—No tuve