Escuché un tumulto mientras Roy caminaba, vi rostros preocupados y algunos otros curiosos, pero finalmente me llevo a mi habitación, donde me coloco con suavidad sobre la cama. —¡Por Dios, niña!—exclamo la señora Martha mientras colocaba una manta sobre mi cuerpo húmedo. Al verla me di cuenta de que había estado llorando, temí que Roy la hubiese reprendido por cómo había terminado mi paseo. —No la mueva hasta que regrese, iré por un médico. —El auto se atascará en el lodo—replico mi dama de compañía. —Iré a caballo—insistió, su voz se notó tensa y hasta en cierto punto severa, debía estar enfadado, pues le había causado demasiados problemas. Se dio media vuelta y salió de la habitación sin decir otra cosa. —Lo lamento mucho mi niña—trato de arrodillarse la pobre señora Martha frente a mí, no paraba de llorar. —Estaré bien— traté de consolarla, pero sus lágrimas no cesaron. Al final me uní a ella, porque me angustiaba la opinión que tendría Roy de este asunto y me preocupaba que a
Asentí y sonreí, ahora un poco más tranquila. Luego la señora Martha salió de la habitación y yo me recosté sobre la enorme almohada que había detrás de mi espalda, cerré los ojos, pero al hacerlo recordé las palabras que Roy me había expresado y no me había dado cuenta del verdadero significado de sus palabras "Eres muy inocente como para darte cuenta de mis errores y muy joven para comprender lo arrogante e insolente que he sido contigo. De no ser así, seguramente yo habría sido tu acompañante el día de hoy, realmente deseaba poder celebrar tu cumpleaños, pero finalmente mi orgullo pudo más que mi anhelo de estar contigo y te abandone. De verdad lo lamento" Había actuado extraño desde el día de su llegada, si las circunstancias hubieran sido diferentes, si yo tuviera la misma edad que Roy, cualquiera diría que esa discusión habían sido la de un hombre celoso, quizás a eso se refería al aceptar que había sido arrogante, pero. ¿Por qué admitir que deseaba estar conmigo? Mis mejillas
Poco a poco y gracias a esa hermosa mujer se fue convirtiendo una persona más educada y trabajadora, no podía pagarle a la señora Dashwood más que con su dedicación y esfuerzo al trabajo de cada día, por lo que las personas que visitaban a su señora también comenzaron a conocerla a ella, porque era innegable no reconocer su compromiso y lo sobresaliente que se había vuelto en tan poco tiempo que, un cierto día, una amiga de la señora Dashwood la invito trabajar para ella, para cuidar a su hijo, ya que su institutriz había renunciado y no había logrado conseguir una que le durara más de tres meses porque su niño era muy inquieto, latoso y consentido. Aunque en un principio la señora Martha se había negado a servir a esa mujer, la señora Dashwood le pidió como un favor para que asistiera a su amiga, ella estaba pasando por una etapa en su matrimonio en que debía ser más atenta con su esposo, ya que creía que lo estaba perdiendo y las travesuras de su hijo la estaban volviendo más nervio
—No quería escuchar que palabras como esas salieran de tus labios, alguien como tú no debería siquiera pensar en que alguien merezca la muerte, pero supongo que es un daño colateral de la guerra—manifestó decepcionado o al menos eso me pareció. Un golpeteo llamó nuestra atención, alguien llamaba a la puerta así que Roy se levantó de su lugar y acudió a revisar de quien se trataba. —Disculpe que lo interrumpa señor—escuche la voz de Lewis, era extraño como a veces ese hombre se mostraba como un cachorro asustado frente a Roy. —¿Qué sucede?—cuestionó Roy en tono con cierto tono altivo, tal vez le había molestado ser interrumpido nuevamente por ese subordinado suyo. —Un telegrama—manifestó Lewis bajando el tono de su voz. Desde mi lugar pude ver cómo Lewis le entregaba una pequeña hoja de papel y Roy comenzaba a leerla—¿Desea que haga los preparativos para recibir a la señorita Garden? Lo vi mirarme de reojo, para después dirigirle la mirada a Lewis y negar con la cabeza. —No, yo ir
—Pronto servirán el té— dijo la señora Martha al entrar por la puerta, luego se sentó en un sofá cercano a mí y se acomodó para poder descansar su espalda, empujarme por la casa no debia ser sencillo para alguien de su edad. —Me estaba contando sobre la señora Garden...—me atreví a mencionar para averiguar que era lo que había tratado de insinuar al mencionar a la madre de la señorita Garden. —¡Ah sí!— manifestó con cierta emoción, quizás por tener algo de que hablar—la señora Garden es una mujer con mucha influencia política, no sé si lo sepas, pero su esposo es un importante general de la milicia, podría decirse que es el jefe de mi niño Roy, pero no lo conoció hasta hace un año en una fiesta. Por lo que supe, mi niño fue el hombre más popular entre las damas jóvenes, aunque también entre sus madres, estamos en guerra y las personas de esos círculos siempre buscan aumentar sus fortunas así como sus influencias y, ya que mi niño Roy era el joven más acaudalado, la señora Graden no l
A pesar de que la señora Martha se encontraba detrás de mí, no dijo nada, solo empujo mi silla hasta un lugar donde Roy amablemente había retirado la silla y posterior a eso se marchó, dejándome a merced de las mujeres a mi lado. Las damas acapararon la conversación hablando de temas de los cuales no tenía conocimiento alguno, pero sobre todo hablaban del círculo social al que todos pertenecían, claro, excepto yo. Poco después sirvieron algunos platillos exquisitos, algunos de los cuales nunca había probado y no sabía exactamente como debía comerlos, había demasiados utensilios sobre la mesa que no sabía cuál era el adecuado para comer lo que parecía ser un pastel de carne relleno con tocino, hasta que extrañamente la señorita Garden quien se encontraba frente a mí levanto un cuchillo y un tenedor a cierta altura para que lograra verlos, al identificar de cuáles se trataba, los tome y ella sonrió para después comenzar a comer. Por suerte, su madre estaba más ocupada preguntando cuáles
Se acercó a mi rostro con una expresión que reflejaba placer, pensé que tal vez esperaba verme llorar o sufrir por ese secreto el cual desde hacía mucho ya no lo era, puesto que ya había escuchado las suposiciones de las sirvientas, así que pude soportar su mirada desdeñosa sin que me afectara tanto, aunque ciertamente si me vi obligada a tragar saliva para pasarme ese nudo que se había formado en mi garganta. —¿Y eso que tiene que ver conmigo?—cuestione fingiendo demencia, no iba a admitir que en realidad sentía algo por Roy, al menos no frente a él. —Nada, mientras no te involucres de cierta forma—su mano de pronto se acercó a mi cuello y tuvo el atrevimiento de tocar mi piel con sus dedos. Su tacto fue suave, pero en mi piel noté los ásperos y rugosos que se sentían. En mi mente, logre imaginar por qué sus manos estaban así, él era un militar y debía suponer que había dedicado toda su vida a esa carrera, la cual me llevo a pensar que tal vez esas manos habían asesinado a muchas p
—¿Cómo pudiste permitir semejante estupidez?—cuestiono la señora Martha. Fue la primera vez que la escuche hablar de esa forma, realmente estaba muy enfadada y aunque yo también lo estaba, de igual forma me reprochaba haber sido víctima de Lewis.Había pasado transcurrido un día desde aquel incidente y todo el mundo hablaba de ello, las sirvientas, los cocineros, los jardineros e incluso los trabajadores del establo. A esas alturas el señor Dashwood ya debia saberlo, pero de todos modos no me importaba o mejor dicho quería que no me importara su opinión. Lewis lo había dicho, mi posición en ese sitio era tan solo de una huésped, debia entender mi lugar lo quisiera o no.—Fue insensato de mi parte lo sé—admití.—¿Qué cara podre darle al señor Dashwood cuando se entere de esto?—expreso ocultándose la cara y al menos por ese instante olvido que edad tenía y que los huesos le dolían. Su única preocupación era el que dirían de ella. Siendo mi dama de compañía no solo debia cuidarme, sino t