Lianet se queda con una grata impresión de la conversación que tuvo con su amado padre, aunque lo siente muy triste, o quizás enfermo. Esa tos no le gustó para nada y su voz era extrañamente ronca. ¿Se habrá contagiado la neumonía de su mamá? ¡Jesús!, exclama y hace la cruz besando la que lleva colgada en su cuello, pidiendo que cuiden a sus queridos padres.Al voltearse, ve a Nadir conversando por teléfono. Se acerca a su caballo y comienza a hablarle. Nube resopla y golpea con su pata en el suelo. Ella le susurra algo y se calma, siendo observada por los ojos furiosos de Harrison, que da media vuelta y se aleja en busca de su hijo. No sabe cómo, pero tiene que hacer que Lianet se enamore de Hans.Por su parte, Nadir le está contando a su padre todo acerca del evento. Le dice que la competencia la van a transmitir por televisión.—Espero que la vean —dice sonriendo al imaginarlos nerviosos delante del televisor, sobre todo a su linda madre—. ¡Ah, papá! Quiero que después me digas si
Lianet le habla a Nube y le pide que se acerque a Nadir, ya que Ébano esa mañana está más brioso de lo habitual. Nadir se acerca a Nube, quien permanece inmóvil, y observa cómo ella se inclina hacia el oído de su caballo y le susurra algo. Una sonrisa se dibuja en su rostro al ver cómo Ébano mueve las orejas pero luego se serena.—Yo también necesitaría que me susurraran eso —comenta Nadir, mirándola. Lianet sostiene su mirada por un instante, hace retroceder un paso a Nube hasta colocarlo al lado de Nadir, se impulsa sobre sus estribos y, para sorpresa de él, le susurra en el oído.—Sí, es sí. Soy tu prometida en serio, pero ahora concéntrate en la carrera —dice ella, apartándose toda sonrojada y, sin mirarlo, añade—: Debemos disfrutar como siempre lo hacemos, sin importar que sea una competencia. Papá tiene razón, ni tú ni yo vivimos de esto; lo hacemos porque nos hace felices.—Entonces, mi prometida, seamos felices juntos —responde Nadir con una amplia sonrisa, sintiendo cómo su c
Cindy suspira resignada; sabe que Carlos tiene razón. Lleva años viviendo de su dinero sin que él le exija nada. Solo de vez en cuando tiene que salir con algún señor para conseguir vender la mercancía, pero para ella, eso es ganancia. Todos esos viejos la llenan de regalos caros y le dan la buena vida. Pero no puede deshacerse de Carlos; a pesar de todo, es su gran amor.—¿De veras vas a venir a verme? Hace mucho que no lo haces —pregunta sumisamente—. Ven, y no te preocupes, ¿alguna vez te he decepcionado? Lo haré, solo dame tiempo porque no va a ser nada fácil.—De acuerdo, lo hablaremos cuando vaya. Buenas noches —Carlos cuelga, dejándola preocupada y feliz a la vez. ¿Será verdad que vendrá a verla?Mira a Ismael, pensando que es su única opción, porque está muy claro que Nadir está perdidamente enamorado de Lianet. Deja ver que quiere a Harrison; quizás sea algo bueno. Así hago las dos cosas a la vez: ayudo a Hans a estar con la mosquita muerta de Lianet y cumplo mi misión de in
El estruendo de la multitud se desvanecía en un distante segundo plano mientras Nadir y Lianet se detenían en la pista, sus corazones aún galopando al ritmo frenético de la carrera. Se miraron primero con una incredulidad que reflejaba la sorpresa mutua de su logro, los ojos brillantes no solo por el esfuerzo sino por la emoción que los embargaba. Luego, como si un velo se levantara, la realización de su clasificación para la final se asentó sobre ellos, y una oleada de felicidad los inundó, tan palpable que parecía extenderse y tocar a todos los presentes.Pero fue más profundo lo que sus corazones reconocieron en ese momento; en el clamor de los vítores y aplausos, encontraron una melodía que resonaba solo para ellos dos. Era como si cada grito de ánimo y cada palma que se unía en celebración no fueran más que el eco de un conocimiento ancestral: Nadir y Lianet nacieron el uno para el otro. La tensión de la carrera dio paso a una conexión más intensa, un deseo de abrazarse, de sella
Nadir ha dado alcance a las chicas y sin más se coloca en el centro de las dos, pasando su brazos por encima de los hombros de ellas que se dejan sonrientes. Lianet al ver cómo la observa preocupado suspira.—No es nada, padezco de miedo escénico como te conté la otra vez, cuando me siento rodeada de tantas personas así, me falta el aire y hasta me desmayo — le cuenta bajando su mirada —es que no sé ni cómo participo en estas competencias, sino fuera por Nube y por ti…, no lo hubiera logrado. Gracias.—Entiendo —dice Nadir comprensivo— mi mamá sufre de eso, pero a las tempestades, se esconde en los closes cuando comienzan. Así que no te de pena, me tienes a mí para protegerte.—Y a mí —interviene Nina feliz de ver lo comprensivo que es Nadir—. ¿Y no piensan decirme que pasa entre ustedes dos? Lianet y Nadir se miran y sonríen. Nina no es tonta, los conoce muy bien y ha podido percibir el cambio en ellos, sabía que Nadir estaba esperando por la respuesta de Lianet, por eso al ver co
Ismael retiene la mano de la linda y ruborizada Camilia que no le sostiene la mirada y sonríe visiblemente nerviosa. Es muy claro para un hombre como él acostumbrado a conquistar a las mujeres, que le gusta a ella, y eso le agrada mucho. — ¿Berlín dijiste? ¿Periodismo? ¿Esa no es la facultad al lado de la de ingeniería? ¿Como nunca te había visto? Mira que tengo buen ojo para las chicas hermosas — comenta Ismael complacido de ver como ella se ruboriza con su cumplido.—Sí, así es, mi facultad queda al lado de la de ustedes —asegura mirando con interés a Ismael—. Es que apenas me relaciono con nadie, estudio mucho en la habitación, ahora porque fui asignada a cubrir este evento y tuve la dicha de que el enigmático y famoso Ransett Fresneda me respondiera dos preguntas. Pero en realidad me enviaron por ser joven y estudiante a ver si averiguaba qué fue lo que hizo que tu hermano y Lianet corrieran en la primera calificación sin sillas.—Vaya, ya veo que te hizo famosa esas dos pregun
Nadir y Lianet, tras despedir al padre de Nina, regresan de su paseo por la ciudad y se topan con un entrenador visiblemente agitado. —Vaya, chicos, creí que no iban a llegar a tiempo. Cambiaron la hora de la práctica, ¡y es ahora! Nube y Ébano ya están preparados —dice el entrenador, iniciando una marcha apresurada mientras continúa hablando sin pausa—. Me da la impresión de que cambiaron el horario a propósito al verlos partir en el coche, pero conseguí reajustarlo para este momento. ¡Vamos, rápido!Nadir y Lianet reaccionan de inmediato, corriendo tras su entrenador mientras Nina y Raidel se dirigen a la casa rodante en busca de la pequeña fusta y los zapatos de montar. Al llegar al campo de práctica, el ambiente se siente cargado. Un grupo de jinetes profesionales ejecuta sus rutinas con precisión mecánica, pero al notar la llegada de Nadir y Lianet, sus expresiones cambian sutilmente.Sus rostros revelan una mezcla de respeto y preocupación, recordando la sorprendente habilidad
El rector se endereza, ajustando las gafas que se deslizan por el puente de su nariz, y con una mirada que revela una mezcla de cautela y cálculo, responde:—No es un solo interesado. Tenemos a varios magnates del mundo ecuestre y a coleccionistas privados. Pero uno en particular ha sido extremadamente insistente, alguien que usted conoce bien.El entrenador asiente lentamente, su mente acelerada tratando de anticipar el siguiente movimiento en este ajedrez de pasiones e intereses que se juega en el mundo ecuestre. Mientras tanto, en la pista, Lianet y Nadir continúan su práctica, ajenos a las intrigas que se tejen a su alrededor, centrados únicamente en la conexión con sus monturas y el próximo salto que tienen por delante.—¿Se ha preguntado quienes son esos jóvenes realmente en sus países? —habla el entrenador como lo hizo el rector antes—. Creo que debería averiguar bien antes de tomar cualquier decisión. ¿O no se ha percatado del ejército de guardias de seguridad que los siguen?