Para Ethan esa era una noche muy especial, tenía tiempo que no se sentía tan atraído por una mujer, sólo se cuestionaba lo joven de la chica. Estaba decidido a dibujarle una sonrisa y que por esa noche olvidara su tristeza. Aunque Ethan no lo sabía, él sería el primero en celebrar el cumpleaños de Rachel.
Por su parte, Rachel estaba sorprendida, no podía creer que alguien tan sencillo y amable tuviese tanto dinero.
El apartamento de Ethan era sencillo y elegante, por lo que Rachel sonrió, lo veía reflejado allí. Observó el lugar con admiración y comenzó a explorar. Cuando entró a la habitación principal se tiró en la cama.
—No lo puedo creer, ese hombre tiene tanto y es tan… —expresó parte de sus pensamientos en voz alta.
Se levantó y caminó por la habitación, fue al cuarto de baño y no salía de su sorpresa, nunca había visitado un lugar tan elegante, así que decidió tomar una ducha, buscó una toalla y una bata de baño en el armario.
Se tomó su tiempo y cuando salió del baño con la bata puesta, se tiró nuevamente en la cama, pero tenía mucha hambre, no había comido nada desde el día anterior.
Rachel se levantó de nuevo, fue a la cocina y para su sorpresa no había nada de comer, los estantes estaban vacíos y el refrigerador también. Así que tomó sus cosas, sacó su teléfono, volvió a la habitación, encendió el televisor y se acostó, ya se estaba quedando dormida cuando le llegó un nuevo mensaje.
Ethan_21:50
Hola ¿qué haces?
Rachel_21:51
Me di un baño, veo la TV, casi me duermo.
Ethan_21:52
Espérame, no te duermas. Van a llevar algunas cosas, recíbelas por favor.
Rachel_21:53
Ok, ¿cuándo vienes?
Ethan_21:54
Me falta poco.
Rachel_21:56
Está bien, te espero.
En ese momento, llamaron a la puerta, se levantó apresurada, se recogió el cabello y preguntó.
—¿Quién es?
—Bonne nuit, traigo un encargo de Monsieur Ethan. — respondió una mujer con acento francés.
—Bonne nuit, vas-y —respondió Rachel abriendo la puerta.
Para su sorpresa, encontró a una mujer un poco mayor, pero muy bien vestida y maquillada, que la detalló con la miraba como examinando cada centímetro de su cuerpo. Les dio instrucciones con su mano a dos jóvenes que la acompañaban para que entraran y dejaran unas cajas en los muebles.
—Veamos… Aquí traje algunas cosas, míralas y deja las que te gusten. Aller vite —dijo aquella mujer intimidante a Rachel, haciendo un gesto con su cabeza señalando unas hermosas cajas que estaban dispuestas para ella.
—Merci —dijo Rachel acercándose con timidez, tomó las primeras dos cajas, una grande y otra más pequeña.
Al abrir la primera caja, no lo podía creer, se sentó de la impresión para observar mejor, tenía en sus manos, un hermoso vestido blanco corto de seda, estaba acompañado de una magnifica lencería, accesorios y un pequeño bolso, no podía esconder su sorpresa. La caja pequeña, contenía unas sandalias casi transparentes, que parecían de cristal y hacían juego con el vestido.
Rachel miraba a su alrededor, aquella mujer que estaba acompañada de los dos jóvenes esperaba impaciente, y uno de ellos le sonrió como dándole ánimo y señalándole todo lo que llevaron para ella. Así que, continuó destapando las otras cajas. Encontró varios trajes más, en rojo, negro y plateado, siendo este último el que la deslumbró.
—Vamos niña ¿qué esperas? Dépêchez-vous, pruébatelos, quiero saber si son tu talla —dijo aquella mujer apresurándola.
Rachel, se llevó ambas cajas a la habitación, y dejando la puerta entre abierta rápidamente se probó el vestido. Al mirarse al espejo seguía sin poder creerlo. El vestido tenía forma de corazón al frente sin tirantes y con un escote algo pronunciado, era ajustado hasta la cadera y desde allí se ampliaba una falda corta de dos telas diferentes, la que estaba arriba era casi transparente, las dos en tonos plateados. Se puso las sandalias que lo acompañaban, también plateadas como ese magnífico vestido, luego salió y se quedó parada esperando que la mujer diera su veredicto.
—Magnifique, ¿eres modelo? —preguntó la visitante.
—Merci…, no, claro que no —respondió Rachel apenada y sorprendida.
—Mi nombre es Giselle, soy amiga de Ethan, ¿hablas francés? —preguntó con curiosidad.
—Un poco —contestó Rachel mirando con satisfacción la cara de aprobación de los jóvenes que acompañaban a Giselle.
—¿Cuál te gusta? —preguntó Giselle.
—Este me encanta —afirmó Rachel acariciando su vestido.
—Pero, tienes que medirte los otros —insistió Giselle.
—No hace falta, éste es el que me gusta —respondió Rachel con firmeza.
—Très bien, le diré a Ethan, ¿sabes qué?, dejaré todo esto para que él lo vea también —dijo aquella mujer con picardía—. Pero, quisiera saber si tienes trabajo.
—¿Por qué pregunta? —contestó Rachel con curiosidad, observando con preocupación cómo los dos jóvenes se miraron entre ellos, así que pronto se arrepintió de lo creyó fue una impertinencia.
Giselle sin embargo, levantó su mano hacia los jóvenes y uno de ellos colocó una tarjeta, ésta se la pasó directamente a Rachel diciendo:
—Si quieres un buen trabajo, pasa por mi boutique, allí tienes la dirección. No me llames, no atiendo llamadas de números desconocidos, quizás… eso te interese. —No había terminado bien la frase cuando dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta de salida.
—Merci Madame —respondió Rachel sin saber que más decir.
Uno de los jóvenes se adelantó rápidamente para abrir la puerta, para su sorpresa, estaban otros dos jóvenes más parados allí a punto de llamar.
—Buenas noches, disculpen, traemos un encargo —dijo uno de ellos.
—Avant, colóquenlo donde deba ir. Nos vemos querida, te espero. Au revoir. —Giselle salió acompañada de sus dos ayudantes.
Los dos jóvenes se despidieron de Rachel con un gesto amable y cortes.
En ese momento, los nuevos visitantes entraron y colocaron las cosas en la cocina, uno de ellos le dio a firmar a Rachel una nota de entrega cuando iban de salida, al despedirse cerró la puerta detrás de ellos.
Rachel no salía de su asombro, y rápidamente fue a admirar otra vez con más detenimiento esos hermosos vestidos. Luego se levantó y fue al espejo para observar nuevamente el que tenía puesto y comenzó a arreglar su cabello y a maquillarse. En verdad se sentía genial y sólo anhelaba que Ethan llegara, tenía que agradecerle, aunque estaba decidida a no aceptar esos obsequios tan costosos, pero ponérselos un rato no le haría daño a nadie.
Mientras Rachel disfrutaba su nuevo vestido, Ethan le daba instrucciones a Frank, cuando ya le faltaba poco para llegar a su destino.
—Hoy te voy a encomendar un trabajo muy importante y largo amigo mío: Necesito que vayas a la casa y saques mis cosas como lo acordamos, eso tiene que hacerse de inmediato. Llévate a Harry para que saque toda la información de las computadoras y las deje limpias. Las portátiles me las guardas tú junto con lo que tengo en las cajas de seguridad. Te voy a enviar un mensaje para Isabella, para que empaquen mi ropa y mis cosas personales, el cuadro que me obsequio Matthew también te lo llevas y saca todo lo mío de la oficina, luego reviso. Toma nota del personal que va a trabajar para hacerles llegar una bonificación, después de todo es muy tarde, pero por favor, hoy no me llames —suplicó Ethan a su amigo.
—Bien jefe, que se divierta —respondió Frank con una sonrisa, indicándole que ya había llegado.
Mientras bajaba del auto, los nervios se apoderaban de él. Se despidió de Frank, entró al edificio y subió al ascensor, no dejaba de pensar en que decir. Se sentía como un adolescente inseguro tratando de impresionar a una chica. ¿Habría exagerado?, ya no había nada que hacer, era tarde para arrepentirse, salió del ascensor y se paró frente a la puerta con la llave en la mano, ¿debía tocar o entrar?, por fin se decidió, entró y cerró la puerta tras él.
—Hola…, Rachel, ¿dónde estás? —preguntó Ethan.
—Enseguida voy —respondió Rachel mirándose nuevamente al espejo para asegurarse de que todo estaba bien. Luego salió de la habitación con una gran sonrisa en su rostro.
Cuando entró Ethan al apartamento, colocó sus llaves y su teléfono en la cómoda cerca de la entrada.
Al salir Rachel de la habitación, no podía dejar de admirar su belleza. Estaba parada frente a él con una gran sonrisa, vistiendo un traje que él mismo le había enviado, y sólo pudo decir:
—Vaya, te ves… hermosa —musitó Ethan que se había quedado sin palabras.
—Gracias, no sé qué decir, pero esto es… no puedo aceptarlo, debe costar una fortuna —dijo Rachel abrumada—. Cumpliste tu promesa, no puedo dejar de sonreír.
—No te preocupes por eso, después veremos, déjame sacarte una foto. —Ethan sacó el teléfono de su bolsillo y le sacó varias fotos—. ¿Y los otros vestidos?, ¿te gustaron también? —preguntó Ethan con curiosidad.
—Todos son hermosos, pero éste es mi favorito —afirmó Rachel dando una pequeña vuelta.
—Quiero vértelos puestos, ¿puedo? —Ethan se acercó esperando su respuesta.
—Está bien —respondió Rachel algo incomoda.
—No quiero incomodarte, te los vas probando en el transcurso de la noche, ¿qué te parece? —señaló Ethan apresuradamente, acariciando su mejilla.
—Me parece bien… gracias —respondió la chica con gran alivio.
Rachel le hacía bromas a Ethan de que ahora él era su hada madrina y que se sentía como en un cuento de hadas, Ethan se reía de su broma. Era reconfortante estar en su compañía. Así que los dos sin ponerse de acuerdo, decidieron tratar de pasar lo que quedaba de ese día lo mejor posible.
Aquel día, había comenzado triste para dos personas que no se conocían. Era el cumpleaños de Ethan y de Rachel, y ambos se sentían víctimas de sus propias vidas. Pero el destino los puso frente a frente, para bien o para mal.Ethan y Rachel, se conocieron en la playa pocas horas antes, y su conexión fue casi instantánea. Tanto así, que decidieron continuar su encuentro ese mismo día en el apartamento de él, para celebrar su cumpleaños. A pesar de ser dos completos extraños, se juntaron porque no deseaban que ese día terminara con la tristeza que había comenzado. Querían compartir algo especial.—¿Llegó la comida?, me muero de hambre, ¿comemos algo primero? —preguntó Ethan para romper la tensión que se había creado en el ambiente.—¡Sería genial!, también me muero de hambre
La noche de un mal día, había pasado de un cuento de hadas a una celebración para dos. Para Ethan representaba haber recuperado su alegría, y para Rachel, el mejor cumpleaños de su vida.Rachel estaba muy agradecida con Ethan y buscaba una forma de compensar las atenciones que había tenido con ella, y tomando en cuenta lo mucho que se sentía atraída hacía él, le pregunto:—Quisiera… quiero pedirte algo que no sé si es adecuado o como lo tomarás. —Rachel hizo una pequeña pausa.Mientras Ethan la miraba con atención y curiosidad.—Aunque no lo creas, soy… bueno… no he tenido una relación completa… no sé si me entiendes.—Creo que sí…, te entiendo. —Se apresuró a responder Ethan.—No quiero venderte tampoco algo que no soy, he experimentado con chicas
El nuevo día comenzó con un brillante Sol, Rachel despertó entre los brazos de Ethan que aun dormía. Apenas se conocieron el día anterior, pero nunca se había sentido tan bien con alguien. Rachel estaba feliz, se sentía liberada, que había renacido, que su vida cambiaría. Había logrado superar su mayor trauma con ayuda de Ethan, el no poder entregarse por completo a ningún hombre.Con cuidado salió de los brazos de su compañero y se levantó para ir al cuarto de baño, entonces algo empañó aquel momento, la sábana estaba manchada de sangre, una pequeña mancha, pero se sintió muy apenada, se dirigió al baño y rápidamente se lavó, verificó que ya no estaba sangrando. Luego, busco en varios armarios hasta encontrar una nueva sábana y regresó a despertar a Ethan.—Ethan, Ethan, despi
Ese último día, todo lo sucedido fue muy intenso, la separación de Ethan y Emily, fue algo inesperada para sus hijos. El más afectado por todo era Matthew, no asimilaba completamente la separación de sus padres y el hecho de que su papá se hubiese marchado de la casa de esa forma. Después de dar vueltas sin rumbo en su auto, decidió reunirse con sus amigos.Desde temprano, lo habían estado llamando en varias oportunidades para que se encontrara con ellos, pero él no se estaba seguro de querer compartir con nadie en ese momento. En realidad no estaba de humor, quería estar sólo, pero también esperaba ansioso que algo le cambiara su ánimo, así que se decidió a ir. Lo estaban esperando en un bar cercano.Cuando llegó al lugar, saludó a todo su grupo, chicas y chicos que estudiaron con él en la secundaria y estaban acostumbrados a diver
La mañana siguiente, trajo consigo una falsa sensación de tranquilidad que pronto desaparecería. Ethan y Rachel emprendería juntos ese día unas cortas vacaciones. Trataban de que sus vidas fuesen más placenteras y olvidarse de los problemas.Cuando apenas salía el Sol, Matthew llegó a su casa. Se había quedado esa noche con su novia, aunque eso no fue una buena idea para él. Tuvieron una fuerte discusión y ambos decidieron terminar, sentía que su mundo se estaba rompiendo a pedazos.Pasó por la habitación de Sarah y tocó suavemente la puerta, pero no recibió respuesta, así que se fue directo a su habitación. Se tiró en la cama, apenas se quitó los zapatos, luego se sentó, se quitó la camisa y se acomodó en las almohadas diciéndose así mismo:—Así que papá está en
Cerca del mediodía, Ethan se dirigió a la casa de la familia para ver a sus hijos, quería darle una sorpresa a Sarah y hablar con Matthew, el cual estaba seguro que lo evitaba. Se sentía muy nervioso, además de lo incomodo que lo tenía el silencio de su amigo Frank, generalmente entablaban una amena conversación, pero esta vez, no decía absolutamente nada.—¿Y bien?, ¿me vas a decir que te molesta? —preguntó Ethan a su amigo.—A parte de que estás saliendo con una niña…, nada Jefe —respondió Frank con ironía.—No es una niña Frank, es toda una mujer —replicó Ethan un poco contrariado.—Para ti si, para mis ojos no tanto —insistió su amigo. Ambos se quedaron en silencio por unos minutos.—Ella… ella me devolvió la alegría Frank
Pasaron algunas semanas, Ethan y Rachel continuaban viviendo en el apartamento, ambos trabajaban, y siempre disfrutaban al máximo el tiempo que estaban juntos. Ethan nunca se había sentido tan feliz, pero eso cambiaría muy pronto. Su felicidad no era totalmente compartida por Rachel. A pesar que Ethan seguía llenando a Rachel de costosos regalos y atenciones, ella se sentía encerrada, no estaba feliz, el único momento en que salía de ese apartamento, era cuando iba al trabajo. Desde que llegaron de su viaje a Hawái, no salían a ninguna parte, el tiempo que compartía con Ethan era dentro de ese apartamento, lo que la hacía sentir encerrada y decepcionada. Estaba segura que él la escondía del resto del mundo y se avergonzaba de su relación con ella. Él siempre hacía referencia a su diferencia de edad y a veces sentía que la trataba como a una niña. Esa noche en la cena, Rachel le daría una noticia que no estaba preparado para escuchar y que cambiaría todo de allí en adelante. —Ethan,
Cuando Matthew llegó a su casa después de la celebración del cumpleaños de Antoine, pasó por la habitación de su madre tratando de no hacer ruido, pero eso no funcionó.—¿Eres tú Matt? —preguntó Emily.—Si mamá —respondió Matthew abriendo despacio la puerta, para encontrar a su madre ebria, con una copa de vino en la mano y un cigarrillo encendido en la otra, lo que le causó un gran dolor.—¿Dónde estabas amor? —preguntó Emily con cariño a su hijo.—Antoine cumplió años hoy y lo estábamos celebrando —contestó a su madre, acercándose a ella para darle un beso en la frente—. Ya es hora de dormir mamá, vamos a descansar.Le quitó la copa y el cigarrillo de sus manos, las colocó en una mesita que tenía al lado de donde e