No puedo dejar de mirar a ese hombre, es... hermoso, pero tengo que disimular porque mi padre volteo al sentir nuestra presencia, ambos hombres se pusieron de pie, ya que sin darme cuenta habíamos seguido caminando rumbo a ellos y ya habíamos llegado a su lado.
―Espero no ser una molestia ―digo con una tímida sin sonrisa evitando hacer contacto visual con el enigmático hombre que me hace temblar.
― Tu jamas seras una molestia hija mía ―responde mi padre acercándose a mi.
Cuando mi padre se coloca a mi lado y observa al rey enigmático me atrevo a levantar la vista para detallarlo mejor, lo que me hace pensar que si esto no es amor a primera vista no se que es.
―Osmar, te presento a mi hija Evelyn, a su amiga Abigail, y a Octavio ya lo conoces del consejo por supuesto ―habla mi padre cordialmente mientras alterna miradas sospechosas entre el rey y yo, lo que me da miedo, porque mi padre puede tener ideas muy locas, además de ser muy caprichoso para llevarlas a cabo, y una de ellas era conseguir que una pareja se formara y que ambos estuvieran enamorados, pero algo en lo que venia fallando ya que no obviamente no podemos sentir amor.
Estrecho la mano de Osmar y casi babeo cuando me dedica una radiante sonrisa. lo que aun mas me hace sospechar del porque están reunidos aun mas cuando el rey esta a punto de casarse y aun no tiene novia, y yo no creo que tenga que ver con el consejo ya que temas que tienen que ver con los reinos solo se discuten dentro de la sala de reuniones y con todos los miembros presentes, además de que por muchos siglos ah estado todo en orden. No pude evitar mirar mas de la cuenta al hombre, porque ya hasta me resulta perturbador que sea tan guapo, ese cabello pelinegro y que se ve sedoso, sus ojos azules profundos y esa piel que parece de porcelana que hasta dan ganas de acariciarlo ya que claramente se ve que tiene grandes músculos que se tensan debajo de su ropa.
¡Pero bueno! Debo dejar de fantasear con ese tipo frente a todos aquí tan descaradamente, hasta creo que tan guapo no es... esa sonrisa que tiene podría hacer cometer locuras a cualquier mujer, pero yo no soy cualquier mujer y mi gente debe tener a la hija de su rey con los pies bien firmes sobre la tierra. Los vampiros somos una raza con muchos valores, respetamos mucho las apariencias y especialmente la realeza, nosotros debemos mantener las formas aun mas altas.
―Es raro tenerlo por aquí siendo que nunca había venido, a una visita claro esta ―dijo dudoso Octavio.
―Esta aquí por el asunto de que esta buscando una novia ―explica mi padre mirándome haciendo que mi cuerpo completo se tense, pero cuando su mirada se dirige a Octavio y puedo ver una disculpa en sus ojos mi cuerpo se tensa aun mas si eso es posible. además de que Octavio tensa la mandíbula y Abigail abre los ojos sorprendida, es como si todos estemos sospechando los mismo en silencio.
―Me gustaría hablar con usted en privado ―le dice Octavio a mi padre mientras observa Osmar.
―Tal vez mas tarde, ahora podríamos darle una bienvenida a su majestad, hay que recibirlo como se merece ―dice Abigail y le agradezco con la mirada que atrase un poco algo que no quiero saber, porque estoy segura que Octavio lograría que todos nos reuniéramos en el despacho de mi padre para hablar este tema incomodo.
―Tiene razón Abigail, debemos recibirlo, ya ustedes podrán hablar después ― secundo a mi amiga tratando de que mi padre no la ignore como siempre hace.
―Esta bien ―acepta entre dientes Octavio y forzando una sonrisa mientras se acerca a mi y coloca su mano en mi cintura haciendo que Osmar mire ese lugar con cierto enfado, lo que no se porque, pero me gusto, porque lo hacia ver celoso.
―Nos reuniremos prontamente Octavio ―hablo por primera vez ese hombre con una voz profunda que me erizo completa y estoy segura que Octavio lo noto porque me miro entre confundido y enfadado.
Mi padre decidió romper un poco ese tenso y raro ambiente que se había formado haciéndonos a todos tomar asiento, pero yo solo quería irme de allí lo mas pronto posible.
―No deja de verte ―me dice Abigail al oído disimuladamente.
―Eso me incomoda ―le respondo de la misma manera.
―No entiendo como alguien que esta tan ocupado buscando novia y liderando un territorio tan extenso se toma tiempo para visitar otro reino ―habla Octavio haciendo que todos llevamos la mirada a el, porque su tono claramente fue venenoso.
Osmar dirigió inmediatamente la vista hacia mi haciendo que me asuste, porque a pesar de que me mueve toda, es un hombre que tiene un porte fuerte que domina y da escalofríos.
Yo no puedo creer que este hombre haya venido acá por mi, no puede ser, a pesar de que el amor no existe, esperaba encontrarlo, mi padre siempre mantuvo la esperanza de que pudiéramos sentir de nuevo ese sentimiento tan hermoso.
―Bueno... ―hablo mi padre ya que Osmar no respondió y solo se me quedo viendo― porque no le llevas a una habitación y lo ayudas a instalarse Evelyn ―me quede mirando a mi padre sorprendida por haber dicho eso, ahora yo no podía negarme.
―Bien... ―suspire rendida luego de cruzar miradas con mi padre, pero se me ocurrió una idea― ¿porque no nos acompañas a llevar a nuestro invitado Abigail? ―dije inocentemente.
―¿Porque ir dos personas con nuestro invitado? ―me fulmino con la mirada mi padre y supe que no debía seguir tratando de evitar su orden.
―Tienes razón ―fuerzo una sonrisa poniéndome de pie mientras observo a Osmar que se levanta junto a mi con una sonrisa ladina que me dio escalofríos.
―Por favor ―dice extendiéndome su brazo muy cortezmente haciendo que Abigail suelte un suspiro mientras lo acepto sin mas remedio bajo la atenta mirada amenazante de mi padre que nunca utilizaba.
Entramos al castillo y comenzamos a recorrer escaleras y pasillos.
―Creo que en esta habitación estará muy cómodo ―digo parando frente a una puerta mientras puedo sentir su mirada de... ¿deseo?.
―Estoy seguro que así sera ―responder sin dejar de verme pero esta colocándose justo frente a mi soltando mi brazo a tomar mi mano― estoy seguro que estará muy bien ―habla lentamente acercándose cada vez a mi.
―Mmmm... creo que ya no esta hablando de la habitación ¿o si? ―respondo insegura.
―Eres mi prometida ―termina de pegarse a mi.
―¿Porque yo? ―pregunto en apenas un murmullo.
―Porque yo escogí a la mujer mas hermosa y perfecta de los cuatro reinos, y esa eres tu ―respondió lentamente.
―Estoy segura que habrá mujeres increíbles en su reino ―digo alejándome un poco de el y de manera insegura me voy por el pasillo dejándolo parado en la puerta, porque a pesar de todo; me gusta su cercanía y eso me asusta.
No existe explicación lógica que diga porque ese hombre me escogió a mi y mi padre haya aceptado, estoy confundida, soy la única heredera al trono de mi padre, y el reino de Osmar es el mas lejano, a diferencia de el de Octavio.
―¿Que sucedió para que estés así? ―me cruzo por el camino a Abigail.
―No... lo... se ―digo confundida mientras sigo mi camino.
Aun puedo sentir su penetrante mirada sobre mi, aun puedo sentir su cercanía y el rose de su piel. ―Hija, me gustaría hablar contigo ―escucho del otro lado de la puerta a mi padre. ―¿Tiene que ser ahora? ―digo apenas audible, pero se que me escucho. ―En lo posible ―cambia a un tono serio. ―Esta bien ―acepto sentándome en la cama. ―Es sobre la llegada al reino del rey Osmar ―me informa mi padre una vez que entro y cerro la puerta de la habitación. ―Me lo imagine ―murmure cabizbaja. Mi padre se dirige hacia la ventana como pensando lo que me va a decir, eso es raro en el, porque este hombre siempre esta preparado para todo. El suspira varias veces como tomando valor para hablar conmigo y eso me hace notar que el tema de Osmar es muy importante, así que pensare bien lo que le responderé, porque creo que ahora tendré respuesta a lo que sucedió cuando lo lleve a su habitación. Los minutos pasan y mi padre sigue sin hablar, eso me preocupa, siento que este es un tema profundo para el
―No te podemos hablar de eso, no aun ―interrumpió mi padre y automáticamente lo mire enfadada, muy enfadada. Mire a ambos hombres a los ojos y me di cuenta que realmente no me dirán nada, los voy a matar no me pueden hacer esto, me acaban de dejar demasiado desconcertada. ―No es que no queramos, no podemos decirte Evelyn ―volvió a hablar mi padre, pero esta vez muy afligido. ―Lo lamento ―se disculpa Osmar y de verdad parece sincero. ―Esta bien ―fuerzo una sonrisa. Ambos asienten poco convencidos pero lo dejan pasar, al menos entienden que es difícil para mi saber todo a medias cuando claramente estoy involucrada, pero entiendo que están siendo muy prudentes con este tema y tal vez en algo afecte que yo sepa lo que tanto esconden y además tanto les costo descubrir. ―En este momento eres mi prometida ―llama mi atención Osmar haciendo que me tense porque llegamos al tema del que creí que hablaríamos. ―¿En este caso puedo saber algo?, por ejemplo el porque ―trato de hacerme la que n
―¡No lo puedo creer! ―grita Abigail y casi me deja sorda. ―¡Dios! No exageres ―digo irritada. ―Es que como me puedes decir que exagero después de lo que me contaste ―responda abrumada― ¿y si investigamos por nuestra cuenta para saber que es lo que no te quieren decir? ―Novecientos años les llevo descubrir lo que sea que no me quieren decir, ¿crees que no lo ocultan bien? Al parecer es de demasiada importancia que yo no sepa de que se trata. ―Entiendo... ―dice pensativa― pero en fin, te casaras, eso es genial, debemos preparar todo, no todos los días se casa la princesa de Cálpato ―acaba emocionada, ojala yo estuviera igual que ella. ―Me gustaría saber mas como es Osmar antes de casarnos, y que el me conozca ―suspiro. Mi amiga se acerca a mi y me da un abrazo comprensivo, ella sabe lo que siempre espere para mi, y ahora todo tomo un giro demasiado grande. ―A pesar de que no estén enamorado sabes que los vampiros respetamos mucho los matrimonios, así que tu seras tratada como la r
Mi cabeza daba vueltas, no dejaba de pensar en que me casare de cuatro semanas con Osmar, aun no me lo puedo creer, todo el tema de la maldición me dejo desconcertada, no por un momento había pasado por mi mente que tendría algo que ver con todo este asunto, a decir verdad me encuentro vulnerable ya que no estoy informada de nada de lo que se trataba todo este asunto. ¿Sera que nos enamoraremos? No quiero vivir un mal matrimonio, pero confío en mi padre, el no haría que pase mal, siempre me dijo que quería lo mejor para mi, y el esta seguro que este lo eso, así que confío ciegamente en el. Supongo que ahora ya no me sentiré tan sola, veré el mundo junto a alguien, tendré apoyo. ―Ya deja de pensar tanto ―su voz me sobresalto, ¿que hace ahí?. ―¿Acaso en Neruda no tocan la puerta? ―enarque una ceja. ―No vengo con intenciones de discutir ―suspiro. ―Parece que buscar hacerlo ―le hago un ademán para que se siente. Pronto nos casaremos así que ambos debemos acostumbrarnos a la manera de
―¡Bien! Debemos comenzar ya ―mi amiga comienza a dejar un montón de muestras sobre mi cama, son tantas que me hacen sentir abrumada y ni siquiera hemos comenzado. ―Son... tantas cosas, no se que hacer ―dije abrumada. ―Tranquila chica, aquí me tienes, soy la mejor del mundo organizando fiestas y lo sabes, una boda no es tan diferente ―hablo alterada, y aunque es cierto que es la mejor organizando fiestas, no es lo mismo hacer una boda de este nivel en un ínfimo tiempo, además de que hay que tener en cuenta los gustos de Osmar, yo no lo conozco nada como para tener una idea de sus ideas, tal vez podamos usar la boda para comenzar a forjar un vinculo entre nosotros y así comenzar el camino a amar a la otra persona. Como envidio a los que no tienen la maldición, que pueden amar sin problemas, los que saben que se siente, porque al final de cuentas, es un sentimiento que no sabría describir o si lo estoy sintiendo, es tan confuso todo, ojala hubiera nacido antes de la maldición― vuelve a
¿Como pudimos olvidar que Octavio se encontraba allí? ¡Que hicimos!, mi padre va a matarme, bueno, no es que sea algo malo, pero no era necesario que nos vieran así. ―¡¿Porque me besaste frente a Octavio?! ―pregunte histérica haciendo que Osmar me mire sorprendido. ―No parecías disgustada cuando me correspondiste ―me respondió burlón con una sonrisa ladina que me haría babear sino estuviera tan cabreada. ―Si, pero... es que... agggg... ¡Idiota! ―refunfuñe empujándolo haciendo que ría, pero no se movió nada y no me dispendioso con su gran físico. ―Mantente alejada de Octavio, un hombre despechado es peligroso ―quedo serio de repente. ―Pensé que tal vez podíamos ser amigos ―dije dudosa haciendo que frunza el ceño. ―No puedes ser su amiga ―dijo molesto. Lo mire asombrada, ¿acaso esta celoso?, de nuevo, y me gusta verlo perder el control por mi, no lo se, es algo masoquista que hay en mi. ―Que bueno que los encuentro ―aparece mi padre. ―Estábamos hablando algunas cosas de la boda
Cuando llegamos al comedor mi padre ya no estaba esperando, aun no comenzaba a cenar, al parecer nos estaba esperando, así que llegamos a muy buena hora, pero podíamos haber llegado antes sino fuera por mi intensa amiga, cosa que por la mirada de mi padre ya se lo esperaba, el la conoce también a Abi. ―Tranquilos, conozco a Abigail lo suficiente para saber que ella es la total y absolutamente responsable de su demora ―hablo mi padre mientras nos sentábamos. ―Sino hubiera sido porque Osmar finalmente se canso de ella seguiríamos allí ―hable cansada, apenas llevamos un día y ya estoy así, sera inevitable no acabar muerta con tanto ajetreo. y además Osmar quiere que conozca su reino antes de la boda, dios, tantas cosas y tan poco tiempo. ―A pesar de su intensidad, me agrada que Evelyn tenga ayuda ―interviene Osmar mientras comenzamos con la cena a la que al parecer Abigail no vendrá, al menos espero que libere mi habitación. ―Para tu mala suerte querido Osmar, Abigail no deja ni un mo
Confundida y con la mente hecha un lío me adentre a mi habitación, la cual parecía que había pasado un huracán por ella, no pude evitar sentirme descolocada, ya que después del raro momento vivido hace un momento, solo quería recostarme en mi cama y al menos por unas horas olvidarme de todo lo ocurrido en conjunto el día de hoy. Para mi desgracia mi querida amiga estaba loca con todas sus ideas allí mismo, ya habían pasado horas desde que comenzó y eso me parece que es demasiado trabajo para que haga todo en un día, pero se que no podre hacerla entrar en razón sin que discutamos, y no pretendo pelear con nadie por un largo rato. Estaba inmersa en mis pensamientos que no note cuando mi amiga se había parado frente a mi mirándome fijamente como si tratara de leer mis pensamientos mas profundos. Estoy segura de que no debo tener muy buena cara, porque apenas cruce la puerta todo el ajetreo me paso factura y debo tener un semblante destruido. ―No pareces alguien que se casara con el rey O