El amor... algunos creen en el, otros no tanto. Los pocos que creen que es lo mas hermoso que les puede llegar a pasar son los que lo han sentido realmente, ya que muchos pueden confundir tal sentimiento, siendo infelices al lado de una persona que creen amar perdiéndose a su verdadera persona predestinada, por culpa de esas personas; las ultimas generaciones fueron castigadas.
Miro desde la ventana de mi habitación todo el movimiento en las afueras del castillo mientras cepillo mi rubio cabello largo, que hace una combinación perfecta con mi blanca piel y ojos esmeraldas, que según mi padre; haría caer rendido a mis pies a cualquier hombre, pero jamas podría esperar amor del mismo.
―¿Como sabré si estoy enamorada? ―pienso en voz alta,ya que hace novecientos años las futuras generaciones de nuestra raza fue maldecida a no poder amar por una poderosa bruja que sufrió una desilusión amorosa por parte de un vampiro. Al principio se pensó que tal cosa no podía ser posible, pero cuando el tiempo fue pasando se comenzó a notar que las parejas ya no estaba juntas por amor, sino por no estar solos. Cuando el rey, mi padre, se dio cuenta de que eso estaba ocurriendo trato de encontrar a la bruja, porque lo que hizo fue una atrocidad, para seres inmortales como nosotros no poder amar es un castigo demasiado cruel, vivir una eternidad con una persona a la que solo se quiere, o en ultimo caso aprecia el horroroso.
―De nuevo perdida en tus pensamientos Evelyn ―mi amiga Abigail me sorprende apareciendo a mi lado.
―Lo mismo de siempre, ya sabes ―suspiro alejándome de la ventana y dejando mis pensamientos a un lado.
―Bueno, pues dejo lo de siempre para mas tarde porque esta Octavio abajo esperándote ―me dice picara haciendo que frunza el ceño molesta, ya que Octavio es un pretendiente que mi padre quiere que acepte pero yo me niego a verlo como algo mas que un amigo.
―De nuevo esta aquí... ―murmuro haciendo que Abigail se encoja de hombros y se retire.
Suspiro yendo a mi armario para vestirme y así dejar de lado el tema del amor, me arreglo bastante pero pareciendo natural, es algo que me pidió mi padre que hiciera cuando viene Octavio, y yo ni quiera porque lo hago, no debería seguirle el juego de casanova a mi padre, pero lo hago, aunque siendo fiel a mi estilo. No tardo mucho en salir para ir a encontrarme con las personas que me esperan.
―Al fin llega la susodicha ―dice Abigail apenas acabo de bajar las escaleras.
― Hermosa como siempre ―se pone de pie enseguida Octavio. Aunque es guapo de ojos grises, piel bronceada y el cabello rubio pero no tanto como el mio que es casi blanco, además es muy caballeroso, además que de verdad intente mucho que al menos me interesara no puedo sentir algún tipo de atracción por el, a pesar de que me cae muy bien.
―¿Que les parece si nos vamos a encontrar con mi padre? Estoy segura que estará encantado de tenerte aquí de visita ―hablo ignorando su comentario, además de que se que mi padre esta encantado con el y quisiera verlo, aun mas cuando se encuentra con miembro del consejo del cual mi padre es el líder y del que Octavio también forma parte, el miembro se llama Osmar y esta de visita de muy lejos por lo tanto no lo conozco ya que yo nunca participo de las reuniones y el es la primera vez que se reúne con mi padre fuera de la asamblea. Solo se lo que me comento mi padre, que es uno de los vampiros mas fuertes y antiguos, claro después de el, además de que su territorio es el mas intachable y el que menos problemas tiene, me atrevo a decir que mi padre le admira mucho porque es un hombre con gran control de su reino, el cual pronto tendrá una reina, ya que se casara en dos meses con una chica que el escoja, ya que como consejo de mi padre decidió que ya era hora de tener alguien que lo acompañe por la eternidad.
―Voy con ustedes me muero por conocer al rey Osmar ―nos alcanzo Abigail muy entusiasmada.
No demoramos mas de cinco minutos en llegar al jardín donde estaba la visita junto a mi padre charlando muy animadamente.
Cuando llegamos mas cerca a ellos mi corazón se paralizo al verlo.
No puedo dejar de mirar a ese hombre, es... hermoso, pero tengo que disimular porque mi padre volteo al sentir nuestra presencia, ambos hombres se pusieron de pie, ya que sin darme cuenta habíamos seguido caminando rumbo a ellos y ya habíamos llegado a su lado. ―Espero no ser una molestia ―digo con una tímida sin sonrisa evitando hacer contacto visual con el enigmático hombre que me hace temblar. ― Tu jamas seras una molestia hija mía ―responde mi padre acercándose a mi. Cuando mi padre se coloca a mi lado y observa al rey enigmático me atrevo a levantar la vista para detallarlo mejor, lo que me hace pensar que si esto no es amor a primera vista no se que es. ―Osmar, te presento a mi hija Evelyn, a su amiga Abigail, y a Octavio ya lo conoces del consejo por supuesto ―habla mi padre cordialmente mientras alterna miradas sospechosas entre el rey y yo, lo que me da miedo, porque mi padre puede tener ideas muy locas, además de ser muy caprichoso para llevarlas a cabo, y una de ellas er
Aun puedo sentir su penetrante mirada sobre mi, aun puedo sentir su cercanía y el rose de su piel. ―Hija, me gustaría hablar contigo ―escucho del otro lado de la puerta a mi padre. ―¿Tiene que ser ahora? ―digo apenas audible, pero se que me escucho. ―En lo posible ―cambia a un tono serio. ―Esta bien ―acepto sentándome en la cama. ―Es sobre la llegada al reino del rey Osmar ―me informa mi padre una vez que entro y cerro la puerta de la habitación. ―Me lo imagine ―murmure cabizbaja. Mi padre se dirige hacia la ventana como pensando lo que me va a decir, eso es raro en el, porque este hombre siempre esta preparado para todo. El suspira varias veces como tomando valor para hablar conmigo y eso me hace notar que el tema de Osmar es muy importante, así que pensare bien lo que le responderé, porque creo que ahora tendré respuesta a lo que sucedió cuando lo lleve a su habitación. Los minutos pasan y mi padre sigue sin hablar, eso me preocupa, siento que este es un tema profundo para el
―No te podemos hablar de eso, no aun ―interrumpió mi padre y automáticamente lo mire enfadada, muy enfadada. Mire a ambos hombres a los ojos y me di cuenta que realmente no me dirán nada, los voy a matar no me pueden hacer esto, me acaban de dejar demasiado desconcertada. ―No es que no queramos, no podemos decirte Evelyn ―volvió a hablar mi padre, pero esta vez muy afligido. ―Lo lamento ―se disculpa Osmar y de verdad parece sincero. ―Esta bien ―fuerzo una sonrisa. Ambos asienten poco convencidos pero lo dejan pasar, al menos entienden que es difícil para mi saber todo a medias cuando claramente estoy involucrada, pero entiendo que están siendo muy prudentes con este tema y tal vez en algo afecte que yo sepa lo que tanto esconden y además tanto les costo descubrir. ―En este momento eres mi prometida ―llama mi atención Osmar haciendo que me tense porque llegamos al tema del que creí que hablaríamos. ―¿En este caso puedo saber algo?, por ejemplo el porque ―trato de hacerme la que n
―¡No lo puedo creer! ―grita Abigail y casi me deja sorda. ―¡Dios! No exageres ―digo irritada. ―Es que como me puedes decir que exagero después de lo que me contaste ―responda abrumada― ¿y si investigamos por nuestra cuenta para saber que es lo que no te quieren decir? ―Novecientos años les llevo descubrir lo que sea que no me quieren decir, ¿crees que no lo ocultan bien? Al parecer es de demasiada importancia que yo no sepa de que se trata. ―Entiendo... ―dice pensativa― pero en fin, te casaras, eso es genial, debemos preparar todo, no todos los días se casa la princesa de Cálpato ―acaba emocionada, ojala yo estuviera igual que ella. ―Me gustaría saber mas como es Osmar antes de casarnos, y que el me conozca ―suspiro. Mi amiga se acerca a mi y me da un abrazo comprensivo, ella sabe lo que siempre espere para mi, y ahora todo tomo un giro demasiado grande. ―A pesar de que no estén enamorado sabes que los vampiros respetamos mucho los matrimonios, así que tu seras tratada como la r
Mi cabeza daba vueltas, no dejaba de pensar en que me casare de cuatro semanas con Osmar, aun no me lo puedo creer, todo el tema de la maldición me dejo desconcertada, no por un momento había pasado por mi mente que tendría algo que ver con todo este asunto, a decir verdad me encuentro vulnerable ya que no estoy informada de nada de lo que se trataba todo este asunto. ¿Sera que nos enamoraremos? No quiero vivir un mal matrimonio, pero confío en mi padre, el no haría que pase mal, siempre me dijo que quería lo mejor para mi, y el esta seguro que este lo eso, así que confío ciegamente en el. Supongo que ahora ya no me sentiré tan sola, veré el mundo junto a alguien, tendré apoyo. ―Ya deja de pensar tanto ―su voz me sobresalto, ¿que hace ahí?. ―¿Acaso en Neruda no tocan la puerta? ―enarque una ceja. ―No vengo con intenciones de discutir ―suspiro. ―Parece que buscar hacerlo ―le hago un ademán para que se siente. Pronto nos casaremos así que ambos debemos acostumbrarnos a la manera de
―¡Bien! Debemos comenzar ya ―mi amiga comienza a dejar un montón de muestras sobre mi cama, son tantas que me hacen sentir abrumada y ni siquiera hemos comenzado. ―Son... tantas cosas, no se que hacer ―dije abrumada. ―Tranquila chica, aquí me tienes, soy la mejor del mundo organizando fiestas y lo sabes, una boda no es tan diferente ―hablo alterada, y aunque es cierto que es la mejor organizando fiestas, no es lo mismo hacer una boda de este nivel en un ínfimo tiempo, además de que hay que tener en cuenta los gustos de Osmar, yo no lo conozco nada como para tener una idea de sus ideas, tal vez podamos usar la boda para comenzar a forjar un vinculo entre nosotros y así comenzar el camino a amar a la otra persona. Como envidio a los que no tienen la maldición, que pueden amar sin problemas, los que saben que se siente, porque al final de cuentas, es un sentimiento que no sabría describir o si lo estoy sintiendo, es tan confuso todo, ojala hubiera nacido antes de la maldición― vuelve a
¿Como pudimos olvidar que Octavio se encontraba allí? ¡Que hicimos!, mi padre va a matarme, bueno, no es que sea algo malo, pero no era necesario que nos vieran así. ―¡¿Porque me besaste frente a Octavio?! ―pregunte histérica haciendo que Osmar me mire sorprendido. ―No parecías disgustada cuando me correspondiste ―me respondió burlón con una sonrisa ladina que me haría babear sino estuviera tan cabreada. ―Si, pero... es que... agggg... ¡Idiota! ―refunfuñe empujándolo haciendo que ría, pero no se movió nada y no me dispendioso con su gran físico. ―Mantente alejada de Octavio, un hombre despechado es peligroso ―quedo serio de repente. ―Pensé que tal vez podíamos ser amigos ―dije dudosa haciendo que frunza el ceño. ―No puedes ser su amiga ―dijo molesto. Lo mire asombrada, ¿acaso esta celoso?, de nuevo, y me gusta verlo perder el control por mi, no lo se, es algo masoquista que hay en mi. ―Que bueno que los encuentro ―aparece mi padre. ―Estábamos hablando algunas cosas de la boda
Cuando llegamos al comedor mi padre ya no estaba esperando, aun no comenzaba a cenar, al parecer nos estaba esperando, así que llegamos a muy buena hora, pero podíamos haber llegado antes sino fuera por mi intensa amiga, cosa que por la mirada de mi padre ya se lo esperaba, el la conoce también a Abi. ―Tranquilos, conozco a Abigail lo suficiente para saber que ella es la total y absolutamente responsable de su demora ―hablo mi padre mientras nos sentábamos. ―Sino hubiera sido porque Osmar finalmente se canso de ella seguiríamos allí ―hable cansada, apenas llevamos un día y ya estoy así, sera inevitable no acabar muerta con tanto ajetreo. y además Osmar quiere que conozca su reino antes de la boda, dios, tantas cosas y tan poco tiempo. ―A pesar de su intensidad, me agrada que Evelyn tenga ayuda ―interviene Osmar mientras comenzamos con la cena a la que al parecer Abigail no vendrá, al menos espero que libere mi habitación. ―Para tu mala suerte querido Osmar, Abigail no deja ni un mo