Derek.
Despertar a su lado es la sensación más reconfortante del mundo.
Admito que no he dormido toda la noche. Lo único que he hecho fue contemplarla, y preguntarme qué oculta realmente. No puedo olvidar esa expresión de dolor en su rostro. Ella ha dicho que no significa nada, pero miente.
Isabella está mintiéndome.
La idea de ella con otro hombre me vuelve loco. Espero que acepte pronto mi propuesta. Quiero tratarla como a una reina, darle lo que ella se merece.
Acaricio cada detalle de su cuerpo, y soy compensado cuando suspira. Esta mujer está calando hondo, y esa idea me aterra. No volveré a ser el mismo si ella me aleja.
Mi celular empieza a vibrar en la mesita de luz, y ruedo los ojos fastidiado cuando noto que se trata de Javier. ¿Qué quiere ahora?
—¿No crees que es muy temprano para molestar? —bufo.
—Mierda, lo siento, pe
Derek.Despierto por la calidez que desprende su cuerpo, y la abrazo con fuerza. Definitivamente estoy acostumbrándome a esto, y es una mala señal.Sus largas pestañas rubias acarician sus mejillas, y su rostro se ve pálido bajo las luces que entran por la ventana. Esta mujer es un ángel, y me niego a dejarla ir pronto.Me dejó claro que firmó un contrato, pero no estará en ese bar de mala muerte por mucho tiempo.—¿Isabella? —susurro intentando despertarla.Nada.Parece agotada, y decido dejarla dormir un poco más mientras me doy una ducha. Cuando termino de bañarme, me dirijo al comedor para desayunar. Kelly ya está en la mesa comiendo sus cereales.—Buenos días, señor Derek.—Buenos días, María. Sírveme una taza de café por favor.—Cómo usted diga, señor.María se retira, y miro a Kelly con una s
Isabella.Despierto sin ganas. Mis ojos se posan en el pequeño calendario, y suspiro cansada. Hoy es mi cumpleaños número diecinueve. Un día más para mí. Un día dónde aborrezco mi existencia, y mis ganas de desaparecer aumentan. Además, debo ir al médico, y no tengo ganas.Todavía recuerdo al imbécil que Rosalie me presentó ayer. ¿En serio quería acostarse conmigo? Espero no volver a verlo. Eso jamás sucederá. Yo sólo quiero estar con Derek de esa manera.Hoy será la última vez que dormiré aquí. Seguiré trabajando en el bar hasta que el contrato termine, pero pasaré mis noches en el departamento de Derek. Sonrío ante esa idea, y miro la llave que sostengo en mis manos.Él me ha dado las llaves de su departamento a sólo días de haberme conocido. ¿Quién hace eso? La imagen de la sonrisa de Derek no se borra de mi mente, y me levanto de la cama un poco más animada.Decido darme un
Isabella.Mi día ha mejorado considerablemente gracias a Derek. Siento que estoy aprovechándome de él. Me ha comprado un iPhone, y ahora me hará el amor. ¿Qué está pasando realmente entre nosotros?, ¿esto es sólo sexo? Lo dudo.Me concentro en sus caricias, su lengua lamiendo mi cuello, y su mano bajando lentamente el cierre de mi falda. Estoy contra la puerta, gimiendo suavemente. Mis pechos ahora están expuestos, y puedo ver la admiración en sus ojos.—Eres preciosa —jadea —. Realmente eres preciosa.—Derek...Se pone de rodillas, y pone una de mis piernas sobre su hombro. Mi rostro está rojo, y el sudor recorre mi piel. Sé lo que hará, y no lo detengo en ningún momento. Enredo mis dedos en su sedoso cabello, y tiro con fuerza cuando empieza a chupar mi clítoris. Mi cabeza golpea la puerta, y gimo en voz alta.—Eres una droga para mí —Me mira por un breve segu
Isabella.Las lágrimas no quieren detenerse. Yo sabía que él reaccionaría así, lo sabía.Rosalie tenía razón.Nadie quiere a una mujer enferma.Derek resultó ser un estúpido que me ilusionó, y rompió mi corazón de la peor manera. ¿Qué más podía esperar? Estoy destinada a sufrir en esta miserable vida. Le dejé el celular, junto a sus llaves a la recepcionista del edificio. No quiero nada de él.Por estas mismas razones no quise ilusionarme, aunque es demasiado tarde.Yo estoy enamorada de ese hombre.No he salido de la habitación del bar. Decidí volver con Rosalie. Por más que odie admitirlo, sólo la tengo a ella en ésta vida. El espectáculo empezará dentro de unas horas, y debo estar lista. No soluciono nada llorando. Derek no volverá, y debo vivir con eso.***Derek.No he podido o
Isabella.No sé cuánto tiempo más durará esto. Bryan me inspira asco, y sólo quiero huir de él.—Tengo mucho dinero, propiedades en varias partes del mundo —dice él —. Podría convertirte en la reina del mundo, preciosa.Lo único que ha hecho estos últimos minutos fue presumir su maldito dinero. ¿Realmente cree que me impresiona? Sólo es un idiota creído, y desagradable. ¿Cómo Rosalie puede relacionarse con tipos así? Aunque no me sorprende. Ella es sólo una arpía interesada.—Me alegro por ti, Bryan —sonrío falsamente.Me tenso cuando su mano acaricia mi pierna desnuda.—¿Cuál es tu precio, hermosa? Dime, te daré lo que sea.Intento ponerme de pie, pero se niega a dejarme ir.—Realmente aprecio que esté interesado en mí, pero ya le he dicho mi respuesta.Puedo ver sus ojos oscurecerse, y trata de tocarme nuevamente
Isabella.Amanezco con unas suaves caricias en mi mejilla, y besos en mis labios. Abro mis ojos, y veo a Derek sonriéndome.—Buenos días, hermosa.Mi corazón se derrite.—Hola.—Hoy tenemos mucho qué hacer —Me dice —. Es el cumpleaños de Kelly, y quiero que vengas, pero antes necesitamos hablar.—¿Hablar de qué?—Sobre tu enfermedad.Mi cuerpo se tensa.—No tenemos nada de qué hablar.Su ceño se frunce.—Por supuesto que sí. Estaba hablando en serio cuando dije que deseo ayudarte. Iremos juntos al médico, Isabella —suspira —. Pagaré cualquier tratamiento.Mi corazón late demasiado rápido, y todo lo que quiero es llorar. Derek apareció en mi vida como si fuera un ángel guardián. Me ayudó cuando más lo necesitaba, me defendió de Rosalie, y ahora quiere pagarme los trata
Derek.Maldita perra. ¿Qué demonios hace en la ciudad? Zorra. La odio, y lo único que hago es temblar de furia. Isabella me mira sorprendida, pero permanece en silencio. Mis pasos son apresurados mientras nos dirigimos a mi auto. Le abro la puerta, y la cierro antes de entrar, y arrancar a toda velocidad. Aprieto con fuerza el volante respirando con dificultad.Todavía recuerdo ese día... Ese día que la vi sobre el escritorio, y mi padre follándola.Zorra.—¿Derek?—Lo siento por eso —digo —. Ella es...—Tu ex, pude notarlo —Me interrumpe.—No sé qué diablos hace aquí, Isabella. Pensé que se fue del país. No la he visto desde el año pasado.—Tendrá sus motivos.—No me interesan sus motivos, no quiero verla —afirmo —. Espero que mantenga sus distancias, o le irá muy mal.Me mira con una pequeña sonri
Isabella.El señor Eric no deja de mirarme, y me siento nerviosa. Es como si hubiera visto un fantasma. Está pálido, y lo único que hace es decir "Ángela", ¿quién es Ángela?—Ella es Isabella, no Ángela —Derek también está muy confundido —. ¿Qué pasa, Eric?—Tú te pareces a mi Ángela, dime quién eres —El señor Eric toca mi hombro, y me estremezco —. ¿Quién eres, muchacha?Los invitados de Kelly están murmurando, y siento a mis mejillas arder por la vergüenza. Dios mío, este hombre me está confundiendo, y parece que le dará un paro cardiaco.—Disculpe, señor Spears, creo que me está confundiendo —musito nerviosa.Kelly se acerca ante la escena, y nos mira con curiosidad.—¿Qué pasa, Derek? —pregunta —. ¿Por qué Eric está pálido?—No lo sé, princesa, ve con tus invitados.Eric se nota tenso, se desata la corbata, y j