Te conocí por convenio
Te conocí por convenio
Por: Elwingvs
Infierno en mi tierra

—¡Necesito refuerzos en esa zona! Si logramos tomarla esta guerra habrá acabado, estamos a pasos de liberar nuestras tierras.

—Ali… solo espera que nos confirmen, por favor.

Se acerca y toma mi rostro sonriéndome con sus perfectos dientes, para luego besar mis labios y seguidamente mi frente.

—Hemos esperado cuatro años amor, quiero terminar esto para poder verte vestida de novia caminar hacia mí. —Muerdo mis labios, porque es lo que más deseo en este mundo. —Pero… si algo me pasa promete nada más que serás feliz y protegerás a nuestra gente.

—No hagas eso… No te despidas de mí.

—No lo hago Sahar, solo quiero que sepas lo que me gustaría que hicieras si no estoy. Ser feliz y seguir adelante, nunca dejar de luchar porque eres una guerrera sin igual mi hermosa novia.

Las lágrimas se salen, sin embargo, las seco, no puedo dejar que me vean llorar y él sonríe por eso.

—Te amo Ali.

—Yo más.

Nos besamos para luego dejarlo ir a la avanzada, voy detrás de él cuando sentimos en segundos el final. Lo miro y él me ve, siento su despedida.

—¡Ali!

Y así todo se volvió oscuro, sus bellos ojos negros llenos de amor y nuestro mundo pasó al olvido. Despierto llamándolo, unos brazos me envuelven y siento el peso de varias personas sobre mí. Me doy cuenta de que son mi madre y hermana quienes me abrazan, y lloran.

—¿Dónde está Ali?

—Hija… —Mi madre se aparta y me observa con ojos tristes, muerde sus labios—. Lo siento Sahar, se ha ido.

—¡NO! ¡NO! ¡Él está bien! ¡Prometió casarse conmigo!

Mamá toma mi rostro y lo besa, me dice que todo estará bien, que saldremos de esto. Pero no proceso, solo quiero Ali, mi Ali me ha dejado.

—¡Deja de crear tanto escándalo Sahar Jayas!

—¿Tío?

—Si, yo, no te basta con poner a tu familia en peligro. ¿También vas a avergonzarnos en el hospital?

—¿Peligro? ¿De qué hablas?

—Abdul, este no es el momento.

—¡Cállate, Meli!

—A mi madre no le grites y dime que está pasando.

—Ja, sigues siendo la misma fresca de siempre. No obstante, te dejaré pasar por esta vez tu falta de respeto. En cuanto a la situación en la que estamos por tu culpa, es sencillo, tú has sido marcada como enemiga pública y contigo todos nosotros.

—¿Enemiga pública de quién?

—Del país, por supuesto, el nuevo régimen está a punto de sentarse en el trono y hará limpieza de todos sus enemigos.

—¡¿Hemos perdido?!

“No me lo puedo creer, después de tanto sacrificio, de tantas vidas perdidas, nuestro pueblo ha caído. Ali, amor, perdónanos. Perdón, a nuestra gente por fallarles”. Mis manos están en mi cabeza, no sé qué hacer, es la primera vez que estoy tan perdida y no quiero seguir luchando.

—Por suerte tenemos una salida. —“Siempre he odiado a este hombre, lo único que hace es aprovecharse de los demás. Es un vago y flojo que mi madre mantiene por ser su hermano menor, pero por mí ya le hubiese arrancado la vida”. Lo miro para que siga, yo no tengo nada que perder, mas, mi hermana y mamá no merecen sufrir por lo que escogí para mí—. He contactado con tu padre Amed Xaham y ha ofrecido su ayuda.

—¿Cuál es la trampa? Ese hombre nos abandonó, así que algo ha de querer.

—Hija, insiste en que quiere ayudar a su familia, según él está arrepentido.

—¡Ja! Dieciocho años tarde, no crees mamá, no le creo nada.

—¡Entonces dejarás que tu hermana y tu madre sean asesinadas! Solo porque no confías en tu padre.

“¡Demonios! Odio cuando me arrinconan y no puedo pelear”.

—Okey, haremos como dices tío, aceptaremos la ayuda de mi padre. Por favor, cuídalas bien allá, al menos eso puedes lograr. ¿Verdad?

—¡¿Qué?!

Los tres gritan a la vez y los miro a todos, que pretenden. “Voy a morir aquí con mi gente, no luche por nada”.

—Sahar… Creo que no has entendido, tu padre exige que vayan todas o no iremos ninguno.

—¿Cómo?

—Tu tío tiene razón, cariño, es todos o ninguno.

Trato de no gritar, pero ahora mismo solo quiero formar un gran lío, el propio que habita en mi cerebro. En cambio, les pido que me dejen sola, pretendo pensar. Al menos ese espacio me lo dan y juro que no sé qué hacer, miro al techo y ambiciono escapar, pero el yeso en mi pierna derecha no me dejara llegar lejos. No sé en qué momento alguien entro, mas, solo lo descubro cuando me hablan.

—Sahar mi niña, mira cómo estás.

Dirijo mi vista hacia la voz y ahí frente a mí, los mismos ojos negros que perdí.

—¿Señora Dali? —Las lágrimas comienzan a correr sin poder evitarlo y ella me encierra en sus brazos—. Lo siento, no pude… no lo salve, lo perdí por siempre.

—Shhh, está bien, todo estará bien. Él te amaba mucho y desde donde este desea que seas feliz.

Esas palabras, Dios, por qué esa palabra, la odiaba con todas mis fuerzas. No sé cuánto estuvimos así, ella consolándome, cuando al igual que yo, necesita el hombro de alguien. Ha perdido a su hijo, como se repone eso, no hay forma si era su único bebé. Pero aquí está animándome y diciendo que sea feliz, que lo merezco. Y es la segunda persona que se despide de mí, lo sé, siento cuáles serán sus siguientes pasos.

—Señora Dali, venga conmigo, vámonos lejos de aquí.

—No tengo nada que perder ya hija, tu sí. Salva a tu familia, la masacre está comenzando, pronto llegarán aquí debes irte hoy mismo. Un consejo, mantén a tu tío lejos, ese hombre no me agrada, así que aléjalo de ustedes.

—Lo haré, voy a extrañarla.

Me sonríe dulcemente acariciando mi rostro, para luego besar mi frente.

—Gracias por hacer feliz a mi hijo y amarlo. Ahora trata de formar tú una nueva vida en su honor.

Niego, como puedo hacer eso, Ali fue y será mi mundo por siempre. Y esa sería la última vez que vería a la madre de mi prometido. Luego de eso, acepte irme con mi familia y fuimos embarcados en la noche, corriendo cuáles ratas. No solo mi corazón estaba roto, mi orgullo de guerrera quedaba destrozado y ya no sabía ni quien era, mas, cosas peores estaban por golpearme. Desgraciadamente, no tenía la más mínima idea. Sentada en la bodega abrazando a mi mamá y hermana, nada más dejé que la oscuridad nos acogiera, no sin antes distinguir a mi tío mirarme a modo de depredador y sonreír. Sé que algo se traen él y mi padre, pero lo único claro ahora, es que debo salvar lo que me queda vivo.

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