Sahar
He despertado otra vez temprano, una pesadilla me ha mantenido en vilo en estos días. En ella, Ali me dice que me quiere feliz, que viva y yo solo puedo llorar al escucharlo. Quiero abrazarlo, pero se va caminando y aunque trato de alcanzarlo, no avanzo. Es frustrante ver lo rápido que se aleja y como, a pesar de esforzarme al máximo, no logro dar ni tres pasos, es como si estuviese en cámara lenta. Al final, cuando por fin avanzo y las yemas de mis dedos acarician la camisa de Ali, me despierto.
Cada vez que lo hago estoy empapada en sudor y lágrimas, el aire entra con fuerza en mis pulmones. Me siento tan perdida, que por un momento me pregunto si puedo pecar pensando en quitarme la vida, pero mi fe no me lo permite.
Al verme en el espejo, agradezco que Ciril ya no debe venir a despertarme, porque las pesadillas lo hacen por ella. Además de que no trabaja todos los días como yo misma pedí, a no ser la cocina y el mayordomo, que solo están en los momentos necesarios. Mi esposo es tan rico, que el personal fijo, tiene sus habitaciones en una casa aparte, así que vienen y van de forma eficaz.
Restriego mi rostro con frustración y como cada mañana desde que empezaron las pesadillas, abro las grandes ventanas sentándome en el borde para ver el amanecer. Mientras observo el hermoso cielo teñirse veo a Ro correr y no puedo negar que la vista es impresionante. Mis cachetes se calientan y siento vergüenza de la manera en que lo miro, así que trato de concentrarme en el amanecer. Más mis ojos lo buscan solos y al hacerlo, descubro por el rabito del ojo, que él también me está mirando, así que me pongo nerviosa. Por eso decido entrar, no está bien lo que estoy haciendo, no debo. Para mi desgracia, después de este día, siempre me despertaba a la misma hora y encontraba la misma vista.
Hoy no es distinto por lo que trato de olvidar todo, mi mente está cargada con tanta confusión. Me alisto y bajo a desayunar, como siempre estoy sola. Me aburro en estas paredes, desde cuando no estaba tranquila en un lugar. Cuatro años de movimiento continuo provocan eso, el no soportar la tranquilidad. Voy al despacho de la casa donde hay un estante lleno de libros. Decido por uno y subo a mi alcoba de donde no me muevo. Hasta que escucho ruidos, quizás para algunos puedan pasar desapercibidos, pero no para mí, son tiros con supresor. Me acerco rápidamente a la ventana y veo el movimiento, fue increíble ver a los dos camaradas de Ro. Por lo bien que se mueven en el terreno, son sin duda alguna soldados bien entrenados. Lo cual no me extraña, los millonarios suelen contratar exmilitares constantemente como sus guardaespaldas. Es una manera de sentirse más seguros, supongo.
Luego de verlos decido que es mejor volver a mi reposo como si no hubiese escuchado nada, no quiero que sepan sobre mi vida como luchadora. Eso podría poner a mi familia en peligro y a ellos también, si el nuevo gobierno de mi país llega a averiguar quién soy y donde estoy. Al poco rato ya hay tranquilidad y tocan a mi puerta.
—¿Sí?
—Señora, es Ro, ¿puedo pasar?
Solo oír su voz me pone nerviosa, trato de calmarme.
—Claro.
Veo que se asoma primero por la abertura que hace al abrir la puerta y me busca hasta ubicarme. Se aclara la garganta y avanza con seguridad hasta el borde de la cama.
—Está todo bien, no tiene ningún problema.
—No, ¿por qué pregunta?
—Es que me informaron que ha estado aquí encerrada desde después del almuerzo.
—¡Ah! Si es que me entretuve leyendo y la verdad no quiero andar por la casa, y que crean que soy un espía o algo de eso.
Me miró con sospecha, no debí decir eso por todos los cielos, no puedo crear desconfianza. Y menos con este hombre, que, aunque altere mis hormonas, se nota a la legua que es un halcón. No sé por qué siento seguridad a su lado, sin embargo, también me da la impresión de que vigila cada paso que doy con gran interés.
—Okey, pero no pienso que nadie la vea así, al final esta es su casa.
Sonreí sin poderlo evitar con algo de sarcasmo.
—Sus palabras son erróneas, esta es la casa de mi esposo.
—Claro.
Sentí su incomodidad.
—Bueno, si no hay nada más que decir, me gustaría seguir con esto.
Le enseño el libro y él solo asiente para luego marcharse. Cuando cerró la puerta solté el aire fuertemente, qué estúpida, como solté algo así. Miro el reloj y ya son más de las cuatro, quiero bajar, pero opto por evitarlo de momento, no quiero molestarlos en lo que disponen de los cuerpos.
Así que continuo la lectura hasta que de nuevo me interrumpe el toque en la puerta. Esta vez era Ciril avisándome de que en unos minutos servirían la cena, la verdad no tenía deseos de bajar, así que le pedí que la subieran. En lo que eso sucedía tomaría un baño para relajarme, en mi país no tenía el lujo de una tina, así que aquí al menos durante este año lo disfrutaría.
Cuando ya no podía estar más dentro de esta, decido que es hora de salir, seco mi cabello y salgo envuelta en la bata de baño. Voy algo entretenida hasta que veo frente a mí a Ro, pego un brinco, asustarme nunca ha sido cosa fácil desde que ingrese a la guerra. Más, este hombre lo ha logrado y con la mano en el pecho le pregunto que hace aquí.
—Perdoné mi atrevimiento, pero como no contestaba decidí pasar, pues estaba preocupado. Le juro que acabo de entrar.
Me fijo en la puerta, está al menos está abierta, eso me da alivio.
—Okey, que puedo hacer por usted.
—Al señor Batiosta le gustaría saber si se está sintiendo bien en este lugar.
Ladeo la cabeza un poco y trato de no reírme, muerdo mis labios en el proceso, como si fuera posible que ese se preocupe por mí. Devuelvo mi mirada a Ro quien mira a mis labios y luego a mis ojos mojándose los suyos. “¡Oh por Dios!” Me aclaro la garganta y dejando de morderme con la mirada en el piso hablo.
—Dígale que estoy bien cómoda, que muchas gracias por su preocupación.
—Okey… su mensaje será dado, con su permiso.
Asiento y veo sus pies irse del sitio, cuando cierra la puerta me dejo caer en el asiento más cerca. Siento que mi corazón se va a escapar del pecho, que está pasando, porque no consigo trazar una línea entre los dos. Cada vez que veo esos ojos me pierdo más, son como un hoyo negro que te absorbe y no hay forma de escapar.
RogelSalgo de su habitación y luego de unos pasos me recuesto a la pared, esta mujer es peligrosa. Mi padre tiene razón, debo alejarme de ella y más, después de lo que paso hoy. Mientras todos corrían, ella ni se movió, era como si supiera que esto pasaría. No tengo dudas de que el ataque fue orquestado por su padre, pero que ganan haciendo esto, es lo que aún no me queda claro. Al final, está poniéndola a ella en peligro también, no que la ama perdidamente.Cierro los ojos por un momento y esos ojos verdes se fijan en mi mente, esos que para otros pueden parecer vacíos. Mientras que, para mí, en este corto tiempo que los he visto de cerca he podido leer diferentes sentimientos. Dolor, vacío, vergüenza y ahora creo haber percibido… ¿Deseo? O será que reflejé en ellos lo mismo que yo sentí hace un momento, porque no voy a negarlo, esa forma en que mordió su labio casi me enloqueció. La deseo, como nunca he querido a otra mujer, por Dios, esta lujuria tiene que parar. Si no lo hago, me
SaharEstas pesadillas han pasado de castaño oscuro, ya no solo son en las noches, sino que también a cualquier hora que cierre mis ojos. Pero esa no es la peor parte, sino que ahora ya no es solo una pesadilla, además he comenzado a tener otro sueño también recurrente. Es que ya no solo lloro por Ali, además de eso para rematar, me levanto sudando y llena de deseos por Ro. Sí, tengo un sueño húmedo con él y siempre me despierto en la mejor parte.Paso frustrada mi mano por mi rostro, mis pensamientos tampoco ayudan en lo más mínimo. Dios, dame un respiro, mi conciencia y deseo van a matarme si se siguen aliando en mi contra. Es una lucha entre ojos negros y marrones que me devoran. Jalan de mi alma sin contemplación, poniendo mis sentimientos en todas direcciones y mis ideas tan enredadas y alocadas que no logro pensar con claridad.Al menos algo bueno pasará en mi vida para traerme calma, ya hoy me quito el yeso, estoy feliz de volver a recuperar movilidad e independencia. Ahora si
SaharNo obstante, no abandono el mantener mi cuerpo listo para la acción y por eso he comenzado mis ejercicios. Uno de los regalos de mi esposo invisible, fue un teléfono nuevo con todo, así que puedo escuchar música mientras práctico, es mucho más fácil cuando me aíslo del mundo. Por ahora corro alrededor de la casa a primera hora de la mañana, luego de un buen calentamiento, ya que no quiero lastimar mi pierna de nuevo. Hago mis adiestramientos de rutina, los que practicábamos en el batallón. Debo reconocer que estos son bastante fuertes, por lo que debo coger calma con el inicio si quiero llegar a mi cama caminando. A veces siento nostalgia de todos los que abandone mientras entreno, pero que puedo hacer, este es mi nuevo campo de batalla. Por ahora buscaré recuperar la fuerza de mi pierna y luego comenzaré la búsqueda de mi familia.No sé cómo la estarán pasando mi madre y hermana, pero puedo suponer el modo en que las tienen. Mi tío siempre ha sido un holgazán que cree, como la
RogelDespués de unos días de estar alejado de ella, me he sentido inquieto, pero mejor. Incluso me disculpé con los chicos por haberles gritado, ellos dijeron que entendían y que harían lo posible por encontrar todo sobre el tal Ali. Hasta ahora no ha habido resultado, es difícil debido a que hay muchos Alis en Seobi.En fin, la llevé a que le quitaran el yeso y no me separe de su lado. Usé cada momento que pude para sentir su piel, su olor y su calor sin que se diera cuenta, la rozaba cada vez que podía. Ya lo sé, soy un ser extraño, primero la quiero lejos y ahora no quiero despegarme. Ni yo me entiendo, sin embargo, es así como me siento.Luego de que podía caminar libremente, su existencia comenzó a cobrar vida, no paraba por nada, era una máquina. De todas las mujeres en mi vida muy pocas me han impresionado y esta chica me tiene fuera de todo. Cuando no estaba ejercitándose, buscaba trabajo, por cierto, no me opuse a que fuera independiente. Eso sí, le busqué un trabajo donde p
SaharSupongo que debo agradecer al cansancio que tengo en estos días, que no me ha permitido volver a soñar. Estoy solo durmiendo unas cinco horas para empezar mi entrenamiento a las seis de la mañana e ir a trabajar. Luego regreso y me pongo en las clases, termino a las once de la noche con estas y entonces me hago la que duermo para luego escaparme.Estoy feliz de que al menos he logrado encontrar la guarida de mi tío, luego de vigilar por algunas noches la casa de mi padre. ¿Cómo encontré el hogar del señor Xaham? Dije que encontraría quienes eran sus espías y lo hice. Uno cayó en mi trampa siguiéndome la primera noche, lo atrapé y está encerrado en un lugar especial del cual no podrá salir… jamás. Existe una regla que impera en todas las guerras y esta es que matas o te matan, son las circunstancias quienes te obligan a tirar del gatillo, pero igual lo haces. Mas, ahora estamos fuera de esta y aunque no soy una asesina, este hombre si lo fue y por él mi cordura se marchó lejos du
RogelLa prueba definitiva ha llegado, Sahar Jayas era la prometida del tal Ali. Al parecer ese apellido es el de su madre y al llegar aquí se lo cambió para ser reconocida como hija. Además, para poder casarse en mi familia como solicitó su padre a través del acuerdo. Aunque mi progenitor dijo que era una rama de olivo, en realidad también fue un acuerdo comercial entre familias. Era dejarle algunos espacios sin nuestra competencia y a cambio ellos nos darían paz en el mercado internacional por un tiempo. No me gusta, pero es mi padre quien lleva los negocios de la familia.Pensando en lo que acabamos de descubrir, no voy a mentir, creo que iba a quebrar mis manos en el saco de boxeo, odiaba a ese hombre que ni existía. Ese que jamás he conocido ni conoceré, ese que es un héroe de guerra, ese por el que ella llora y pide, el que tiene su amor. ¿Cómo luchas contra un muerto? Estoy perdido en mis sentimientos, por más que quiero encerrarlos se están saliendo de control.Deje el gimnasio
RogelJusto cuando pienso en devorar sus labios suena un disparo, lo cual hace que ambos miremos hacia afuera. De repente suenan más disparos y la pongo detrás de mí sacando mi arma.—No te muevas de aquí.—Dame un arma.—No, claro que no.Veo que pone sus ojos en blanco, en otro momento y condiciones le daría una buena azotaina, por eso.—Vienen por mí, no por ti y, además, no pienso matar a los únicos que me pueden ayudar.La miro confundido, ¿cómo que vienen por ella? Pero no tengo tiempo de reflexionar cuando los disparos se hacen más intensos, han traído armas pesadas. Debemos apagar las luces, sin embargo, en cuanto lo analizo la sala se vuelve oscura y soy arrastrado a una pared. La miro y ella me hace señas de que hay cuatro, dos por el frente y dos por el costado, donde hay un gran ventanal. Las sombras me confirman lo que dice y sé que solo puedo acabarlos, pero entonces ella correría peligro. Sin embargo, vuelve a hacerme señales advirtiendo que se hará cargo de los de la en
SaharCuando veo cómo sostiene esa carpeta y me mira, lo sé. Me han estado investigando. Pero… ¿Qué tanto sabe? Es imposible que conozcan mi verdadera identidad, entonces, solo puede ser la parte que más duele, Ali. Cierro mis ojos, esto va a lastimar, aún no me siento preparada para hablar y menos al pensar en todo lo que ha pasado con Ro. Me siento sucia, porque incluso la adrenalina del momento me hizo provocarlo y no debí. Aspiré con fuerza para preparar mi mente, pues no hay de otra. Debo arrancarme la curita de una vez para saber cuánto conocen. Tengo que asegurarlos como mis aliados. Ro me ha dejado claro hoy, que él y mi esposo son cercanos. Aunque no creo que, al límite de permitirle tocar a su esposa, porque también me ha dejado claro que me desea. Mis sentimientos de deseo al menos son correspondidos. “¡Sahar! ¡Ubícate!” Donal quiere curiosear sobre tu identidad militar, así que démosle algo que acabe con esa curiosidad, pero antes necesito saber qué tanto saben sobre Ali. P