En esta vez me besó con más deseo, afán, ganas, cosa que sentí la humedad correr por mis bragas y mi centro palpitar con gran ímpetu, más cuando sentí el bulto debajo de mis piernas incrementarse. Tras soltar mis labios, Adiel respiró agitadamente y yo también, nos miramos fijamente, mis labios ardían, pero quería más, quería seguir probando del néctar de sus labios, aquellos labios que eran tan apetitivos cómo los había soñado. Mirándome fijamente pasó una de sus manos por mi frente y apartó el mechón que había dejado suelto —¿Desde cuándo? —, preguntó, rodó su dedo pulgar por mi rostro y lo detuvo en mis labios, separó el inferior del superior, acercó a los suyos y entre sus perfectos dientes agarró el inferior. Antes de soltarlo arremetió contra mi boca, introduciendo su lengua para profundizar un tercer beso que me hizo soltar un gemido cuando ya me quedaba sin aliento. Mi pecho sonaba como parlante de discoteca, y mis piernas se ajustaban cada segundo porque la calentura que inva
Llegué a casa emocionada. Apenas bajé de la motocicleta corrí a la casa y subí hasta mi habitación, Adiel también ingresó a casa, se puso a charlar con mi madre y hermano. Me lancé a la cama y cerré los ojos, inflé mi pecho y remembré todo lo sucedido el día de hoy. Agarré el diario y empecé a escribir, esta era y siempre sería la fecha más importante de mi vida. Me quería, me quería tanto como yo lo quería a él. Me había besado, mi sueño se había hecho realidad, era la novia de Adiel Brenes, el profesor más hermoso y bello de todo Tuntaqui. Estaba tan emocionada, dando gritos sobre la almohada, apretando esta entre mis brazos y descargando en ella la felicidad, cuando ingresó mi hermana. —Veo que estás feliz, ¿puedo saber a qué se debe esa alegría? Hasta ayer aún estabas afligida, y ya hoy estás que saltas en una pata. Mi hermana era toda linda, en ella siempre podía buscar un consuelo, solía dar buenos consejos, apoyo y todo lo que quisiera, pero de algo si estaba segura y era que,
Aquellos ojos negros me fulminaron, estaba perdida en su mirada, llena de terror por lo que podía ocasionar ese repentino beso que Will me dio, cuando este último pasó su brazo por mis hombros y me acercó de nuevo a él, quise rechazarlo, pero Carol nos estaba viendo. —¡Por favor Will! —, susurré en súplica, no quería ser grosera y sacarle el brazo, o levantarme de forma tosca, quería que él se alejara para que Adiel no se formara una película en la cabeza. —¿¡Qué!? — Se acercó más, me empujé un poco hacia atrás, su brazo me tenía bien sujetada, acercó sus labios a mi oído y susurró —Somos novios, ¿no? Si quieres que tus amigas no descubran que sales con otro, debes actuar bien. ¿Otro? Will sonrió y se alejó —Cambia esa cara hermosa—, me había quedado anonada con lo que había dicho, que ni lo vi venir nuevamente para volverme a besar —¿Quieren algo de tomar? —Sí, refrescos—, lentamente giré el rostro para buscar a Adiel, lo encontré dándome la espalda. Will corrió y se paró a su lado,
Subí a la motocicleta y me aferré a su espalda, sintiendo el viento azotar mis piernas, aspiraba de su rico aroma que expandía su ropa, cuerpo, todo él. Perdía la mirada en los altos cerros que rodeaban a nuestra hermosa capital, Tuntaqui. Eran tan altos que parecían topar con el cielo. Cuando la neblina bajaba dejaba la ciudad cubierta por completo, si te encontrabas en el cerro Tunqui podías ver una enorme nube sobre la ciudad, solo los altos edificios sobresalían. Al llegar al edificio donde Adiel se estaba quedando recibió una llamada, la cual contestó porque decía ser importante, y después de esa llamada los planes que teníamos cambiaron. Se acercó y agarrando entre sus manos mi rostro dijo —Tengo que irme—, suspiró —Te dejaré en tu casa... —¿Por qué? Íbamos a... Me abrazó y besó mi cabeza —No es posible—, dijo al inhalar profundo —Tengo que hacer algo y no puedo quedarme. —¿Qué cosa? ¿Puedo ir? — Adiel apretó los labios y volvió a suspirar. —Donde voy no se permite el ingreso de
POV DE ADIEL. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que lo vi? ¿Cinco años? ¿Sesenta meses? ¿Doscientos sesenta semanas? ¿Mil ochocientos veinticinco días? ¿cuarenta y tres mil ochocientas horas? Era tanto tiempo sin poder escuchar su voz. Llegué a prisión, me adentré a la sala de visitas, el abogado esperaba por mí, me saludó y solicitó que me siente —¿Accedió? —No quiere verte—, sentí un hoyo formarse en mi corazón, que después de tanto tiempo el abuelo siguiera rechazando mis visitas me destrozaba —Pero saldrá, piensa que solo estoy yo esperando por él. Las puertas se abrieron, me quedé con la mirada posada en el centro de la pequeña mesa, cuando escuché sus pasó giré el rostro —¿Dijiste que vendrías solo? —, rugió al verme. —Abuelo—, me levanté para abrazarlo, pero se negó a recibir mi abrazo. Fulminando con la mirada al abogado masculló —Te lo dije cada día, fue lo único que te pedí—, el abogado no dijo nada, bajó la mirada, y mi abuelo dirigió la suya a mí —No debes es
—Hoy no se cambiarán de lugares—, me levanté y pasé entregando las hojas por el lado izquierdo —Son solo dos preguntas y cada una vale cinco puntos. Lean, observen bien la pregunta y figura, recuerden que hay similares—, me paré detrás de ella, coloqué la hoja sobre el pupitre, me miró y le lancé un beso, infló su pecho y bajó la mirada —Tienen cuarenta minutos, saquen bien la punta al lápiz, recuerden que un milímetro de más puede afectar lo que quieren construir. En esto, las medidas deben ser exactas.Culminé y agarrando una silla vacía me senté en la parte trasera y desde ahí los veía realizar el examen. Ella giró el rostro para verme, le quiñé un ojo y regresó la mirada a su hoja con una sonrisa.¿Cómo era posible que una persona se convirtiera en todo tu mundo? Yo me había enamorado en muchas ocasiones, desde que era un adolescente, pero en mi vida había corrido riesgos, menos cometido las locuras que estaba cometiendo ahora. Quizás era porque aquellos amores no eran prohibidos
¿Embarazada?Ya Rocío no sabía que inventar. La verdad era que no comprendía para que me quería a su lado, si cuando estábamos juntos no hacía otra cosa más que buscarme problema por todo.Fui hasta donde se encontraba ella —¿Podemos hablar? —, arregló su corto cabello y con una sonrisa me siguió.—Ahora si quieres hablar, supongo que mi cuñis ya te contó…—¿Qué ganas con inventar esa mentira?, ¿piensas que voy a regresar? —, la sonrisa en su rostro se esfumó —Escucha bien Rocío, hagas lo que hagas, digas lo que digas, inventes lo que inventes, yo no regresaré a tu lado. Jamás, entiéndelo, jamás. Y no intentes llenarle la cabeza de mentiras a mi hermana, porque Fáti no es ninguna estúpida—, iba a irme, pero dijo.—Lo de embarazo es verdad, pero no te lo había dicho porque no quería que regresaras por el bebé—, sonreí y negué con la cabeza —Si no me crees pregúntale a nuestros compañeros, me desmayé hace unas horas y me llevaron a enfermería. Recuerda que en nuestra última discusión qu
POV DE CRYS.Pensaba que este viaje nos permitiría estar más cerca, compartir más tiempo, tener más oportunidad de besarnos, no obstante, fue todo lo contrario, Adiel y Jack no se separaron, ellos siempre estaban juntos, iban a todos lados, realizaban una y otra actividad juntos, en cuanto yo, debía quedarme observando a mi profesor desde lejos, sin poder abrazarlo, besarlo y tomarlo de la mano. Era mi hermano que estaba disfrutando de él.—¿Entras al mar, Crys? —, negué con la mirada posada en la lejanía dónde se encontraba Adiel y Jack.Mamá estaba en pareja con papá, Flavio había traído a su novia la cual era muy hermosa e inteligente, se veía que si quería a mi hermano, pero Jack decía que aquella mujer era una experta en fingir.Xime y la tía no se despegaban, andaban de un lado a otro, a mi me tocaba soportar al idiota de Diego.Cuando me quedé sola con él, me levanté y fui hasta la tienda de artesanía. Estaba observando cada cosa cuando de repente me tomaron de la mano y unos f