Capítulo 44

Fausto todavía duerme cuando despierto a las cinco y treinta de la mañana. Como siempre está abrazándome por la cintura y con la cabeza metida en mi cuello, quizás terminaré acostumbrado a esto.

Trato de no despertarlo cuando me muevo pero es imposible, me sostiene con fuerza como si estuviera escapándome de él. Vuelvo a verle pero esta profundamente dormido. Incluso en sueños trata de controlarme. Ha. Eso no podrá lograrlo. Al final tengo que soltarme de él aunque gruñe entre sueños, me termino riendo de él porque parece un crío aunque esté dormido.

Busco en el armario pijo que tiene un cambio de ropa deportiva para salir a correr. De alguna manera me indigno cuando sus zapatos son una talla más que los míos, ese tipo es enorme por todos lados. Por suerte hay un par de sneakers que puedo ajustar con las cintas.

Solo necesito correr unos kilómetros y después regresar al hotel por más ropa y asegurarme que Leila esté con vida. Ayer, antes de salir del hotel me quedo claro que está f
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