CAPÍTULO 38. LA CULPA

Cuando la vi convulsionando la cargué inmediatamente y la llevé al sofá, mientras Dante llamaba a un número de emergencia para pedir una ambulancia. Once minutos más tarde ya estaba el equipo de emergencia llegando al edificio. Pedí que la trasladaran al Hospital Privado de Salud de Barcelona. Mauro se fue en la ambulancia mientras los demás nos fuimos en nuestros respectivos autos.

Al llegar al hospital ya Sophía había sido ingresada. Todos permanecimos sentados en la sala de espera, aguardando impacientes que algún médico saliera y nos diera el diagnóstico. Un rato más tarde, que a decir verdad habían parecido horas, un hombre cubierto por una bata blanca apareció frente a nosotros.

—¿Familiares de la señorita Sophia Madrid? —Tras indicarle que éramos sus familiares, el doc

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