“¡Por Dios! ¡No estás soñando Nickólas! ¡Ella es real!” Me dije sorprendido e impresionado desde que la vi entrar y caminar hasta una mesa del fondo donde fue ubicada. Era una joven realmente hermosa con un cabello color dorado, que le caía en ondas enmarcando su rostro, y le llegaba a la cintura, de nariz respingona, ojos ámbar, con unas cejas bien delineadas y largas pestañas, con su labio superior delgado y el inferior lleno, delgada, vestía una falda ancha corta de color rosa intenso que mostraban unas hermosas piernas bien delineadas, de cintura pequeña y un top blanco en forma de V, que mostraba el inicio de sus senos y un abrigo en su mano.
No pude evitar detallarla con precisión, me sentí atraído por ella, algo que no pasaba desde hacía muchísimo tiempo. En ese momento nuestras miradas se cruzaron y ella se puso nerviosa y comenzó a morderse su labio inferior, lo que a mis ojos resultaba una provocación, tal vez ella buscaba la forma de atraerme, las mujeres eran un ser demasiado manipulador, pensé haciendo una mueca de desagrado.
Sin embargo, no pude evitar que de solo verla mi cuerpo reaccionara de excitación, lo que resultaba bastante extraño tratándose de mí, porque no acostumbraba a andar detrás de las mujeres, todo lo contrario, eran ellas quienes me perseguían y se arrojaban a mí incesantemente, lo cual era aceptable porque aparte de no estar mal físicamente, nadaba en dinero y esa era la única motivación que requerían, fortuna y poder, así como los autos necesitaban una fuente de energía que los moviera, ellas precisaban de estos dos elementos para despertar su interés, todas eran unas malditas interesadas.
No pude ignorar por mucho tiempo el efecto que tenía esa chica en mí, sentía curiosidad de saber que tenía de diferente a las otras para provocar semejante reacción en mí, además no acostumbraba a negarme nada y si mi cuerpo la deseaba la tendría.
Decidido, me levanté con paso firme y me dirigí a su mesa, ella levantó su vista y se quedó sorprendida mostrando sus grandes ojos color ámbar que daban la impresión de echar chispas con destellos dorados, inmediatamente me hechizó con su mirada. No importó que soy un hombre de mucha experiencia, acostumbrado a salir con modelos de belleza extraordinaria, versadas en el arte del sexo, definitivamente esta chiquilla había captado mi atención y no estaba dispuesto a dejarla escapar, la haría mía y luego la desecharía como siempre pasaba con todos, lo importante era no volver a involucrar mi corazón y tener presente que no hay mujer buena, ni siquiera una.
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Me quedé paralizada ante la presencia del hombre, no podía moverme, ni articular palabra, mi sorpresa era evidente, pues abrí mis grandes ojos par en par y formé una "O" con mi boca, no podía creer que un hombre como ese, se hubiese fijado en una chica como yo y que estuviese en mi mesa para hablarme. “Boba reacciona” me dije, obligándome a articular algún coherente sonido, pero solo me salieron balbuceos, por más que intentaba expresarme, las palabras se quedaron atascadas en mi garganta.
Estaba desesperada, porque temía la impresión que le estaba dando cuando ni siquiera podía formar una sola frase. Seguro va a pensar que soy una estúpida, idiota, lerda y para completar ahora mi cerebro le dio por buscar palabras ofensivas en orden alfabético, una manía que venía a mí cuando estaba excesivamente nerviosa y que aplicaba de manera inconsciente para tratar de tranquilizarme. También cerré los ojos y respiré profundo, en ese momento escuché su voz de barítono hablando.
—Hola, ¿Tendrá algún problema si le acompaño mientras llegue su cita? —No podía hablar y solo moví la cabeza afirmativamente. Él soltó una hermosa sonrisa revelando unos blancos y perfectos dientes y expresó: — ¿Eso significa que si tendría algún problema o que si puedo acompañarla?
Respondí más nerviosa que nunca—.N-no s-si ¡Oh por Dios!—Creo que me puse más pálida de lo que soy, porque sentí que la sangre escapaba de mi rostro. Me imagino que pareceré un fantasma, porque de por sí y sin que ningún nervio me ataque mi piel normalmente era perlada. Aunado a esto mis manos comenzaron a transpirar y no tenía el control ni de mi cerebro, ni de mi cuerpo, mi corazón empezó a martillar violentamente, nunca me había sentido tan estúpida y lo peor es que cuando estaba muy nerviosa ó mentía tartamudeaba.
El hombre se quedó mirándome fijamente, como tratando de descubrir los secretos que no tenía, arrugué mi ceño por mis ocurrencias. Para segundos después sorprenderme cuando lo vi sentarse en una silla a mi lado con una sonrisa, expresándome—Voy a imaginar que eso significa que no hay ningún problema en que le haga compañía —me extendió su mano diciéndome—Soy Nickólas Philipo Sebastini Papandreu, pero mis amigos me llaman Nick ¿Y Usted es?
—H-hola, soy S-sophía Madrid, d-discúlpeme estoy n-nerviosa —Al darme la mano sentí como una especie de corriente que entró por mi brazo y retiré la mano con premura.
—No tiene razón para estar nerviosa, soy un hombre respetable—expresó Nick, para tratar de calmarme.
No pude evitar sonreír a tal punto que se me marcaron los dos hoyuelos de mis mejillas. Para después escuchar la voz del hombre—Es aún más bella cuando ríe, no creí que eso fuese posible, pero al hacerlo se le marcan ese par de hoyuelos que son una tentación.
—Es usted un adulador—confesé sin dejar de sonreír, me sentía nerviosa porque a decir verdad, su fuerte personalidad de cierta manera me abrumaba.
—No sabía que decir la verdad era adular—declaró él sin dejar de mirarme. Parecía que estaba haciendo un escaneo de mí, me sonreí ante su escrutinio.
—No, pero sí lo es, los fines q-que p-persigue con su d-declaración—hablé nerviosa.
— ¿Y cuáles piensan que son mis fines? —Me interrogó el hombre.
—N-no lo s-sé, ¿dígame usted? —Indagué tratando de simular mi timidez.
—ja ja ja, —se carcajeó él, haciéndome contraer mi estómago ante el sonido de su risa—llámame Nick y yo te llamaré Sophía, no hablemos de usted. ¿Sophía, a qué te dedicas?
—S-soy estudiante de artes v-visuales, en la Universidad de B-Barcelona—respondí tartamudeando, por más que intentaba serenarme, no lo lograba.
— ¿Y por qué estudiaste artes visuales? —Me preguntó a la expectativa de mi respuesta.
—B-bueno—Sonreí y comencé a hablar hasta por los codos—me encanta pintar, desde que era una p-párvula mamá tenía que correr detrás de mí, p-porque me gustaba m-manifestarla en cualquier muro o p-pared de la casa. Al principio no querían d-dejarme estudiarla, p-preferían que estudiara f-finanzas ó administración. Hasta que mis hermanos y yo l-logramos convencerlos.
— ¿Cuántos hermanos tienes Sophía? —Me preguntó Nick frunciendo el ceño y sin desviar la vista ni un momento de mi.
—Tengo t-tres hermanos, todos mayores que yo—respondí, mis piernas temblaban debajo de la mesa.
— ¿Y qué haces una jovencita tan hermosa y sola en este lugar? —Me preguntó.
—Tenía una cita con m-mis amigas, pero no pudieron venir, pero se me d-descargó el celular y no vi que habían cancelado la v-velada hasta que ya estaba aquí—respondí con rapidez, observando sus lindas facciones que producían aceleración de mi corazón.
—Estoy agradecido de que no hayan venido porque así pudimos conocernos—pronunció sin dejar de observarme.
—Si ha s-sido una sorpresa agradable c-coincidir con usted ¿No es usted español? ¿A qué sé d-dedica? ¿A c-caso se hospeda en este hotel? —Pregunté buscando mantener interesante la conversación porque a decir verdad no quería que decayera, me agradaba el interés que ese hombre mostraba en mí y de cierta manera quería devolver el gesto, pero al parecer eso no fue de su agrado.
El llamado Nick hizo un claro gesto de desagrado y sus ojos se oscurecieron, apretó su mandíbula y de su boca salió una especie de gruñido. No entendía que había provocado ese cambio brusco en él, cuando hacía apenas unos segundos estaba hablando animadamente conmigo e interrogándome, ¿acaso no podía yo preguntarle? Y menos conocía el motivo para que emitiera esas palabras tan beligerantes que expresó:
— ¿Qué te importa donde me hospedo? ¿Y qué interés puede tener para ti en que sea maestro en un liceo, o en una universidad? ¿Qué te mueve a hacerme esas preguntas? ¿Quieres saber si soy un hombre de dinero? —Interrogó de manera grosera.
Sus palabras me desconcertaron y me puse un tanto nerviosa, mis ojos intentaron humedecerse porque no estaba acostumbrada a ningún trato brusco, yo era la princesita de mi casa y a pesar del control que todos ejercían sobre mí, nunca ninguno me había hablado golpeado en mi vida.
Alcé mi rostro y observé el suyo y con un poco de retraimiento, pero con voz clara le respondí: —Lo siento s-señor, no q-quise m-molestarlo, solo q-quería que t-tuviéramos un t-tema de conversación, y lo interrogué tal y c-como lo hizo usted c-conmigo. Pero como n-no está interesado, p-puede levantarse de mi m-mesa para no s-seguir incordiándolo—ante mis palabras se quedó observándome sorprendido, porque al parecer no se esperaba esa reacción por mi parte, sin embargo, no pude evitar el temblor que recorrió mi cuerpo.
"Valor es hacer las cosas a las que usted le tiene miedo". Eddie Rickenbacher.
Escuché las palabras de la chica, aunque su pronunciación fue entrecortada habló claramente mientras me observaba con esos hermosos ojos ámbares y aunque trataba de ser firme, podía percibir su cuerpo temblando, allí me di cuenta de que la estaba intimidando y eso era algo nuevo en mi vida, porque las mujeres me saltaban encima y buscaban persuadirme utilizando sus atributos, pero ella no, a pesar de tener miedo se enfrentaba, y eso hizo revelar en mi interior un instinto protector, me provocó tranquilizarla, decirle que todo estaba bien y que no le haría daño. Me impresionó mi reacción y ese instinto de justificarme ante ella que surgió en mí. Moví mi cabeza negativamente como si con eso conseguiría sacudir esas ideas que no eran del todo de mi agrado y cuando me percaté estaba pidiéndole disculpa.—Lo siento Sophía, mi intenci&oac
Estaba sorprendida, jamás esperé que él me besara, pero sin proponérmelo le respondí, porque me había atraído como una fuerza irresistible, me dejé llevar por esas sensaciones que nunca había experimentado y me tenían enteramente dominada.Una parte de mi mente me decía que no estaba bien, que no podía dejarme llevar porque sobre eso era de lo que tanto me habían advertido mis padres y hermanos, pero la pasión que percibía y se acrecentaba en mi interior con impresionante voracidad nublaba mi entendimiento. Nunca nada me preparó para ese mar de sensaciones tan deliciosas.Nick me besó primero suavemente y luego tomó mi labio inferior y comenzó a succionarlo, sorprendida de las corrientes que convergían en mi interior, abrí la boca de lo cual él se aprovech&oac
El dolor tan intenso que sentí cuando se introdujo de una sola estocada en mi interior, sin ningún cuidado hizo brotar mis lágrimas, corriendo descontroladamente por mis mejillas. En ese momento todo el placer que sentí antes y que me hizo experimentar el camino al éxtasis y gritar como poseída, haciéndome conocer la cúspide del placer, se esfumó, solo había un fuerte dolor y una sensación desagradable, no pude evitar dejar escapar un sollozo.Ante mi notorio sufrimiento él se acercó y me abrazó. Me colocó de medio lado y comenzó a acariciar mi espalda al mismo tiempo que susurraba con voz ronca palabras en italiano en mi oído, que aunque no entendía se escuchaban bonitas y hacían no solo que me tranquilizara, sino que provocaban que mi piel se erizara producto de la excitación que me recorría.&m
Estaba ansioso esperando su respuesta, vi su expresión de duda y estuve seguro de que se negaría, pero no iba a permitirlo, lograría que aceptara y ya sabía que arma usar en su contra.Estaba claro que Sophía acababa de descubrir su sexualidad, de hecho la había visto como se admiraba y sorprendía de todo, aún no podía controlar las emociones que generaba el contacto de una persona que le atraía sexualmente. Por ello tenía la seguridad de que con solo tocarla se desharía en mis manos y tenía intención de aprovecharme. Por otra parte, no estaba demás hacer algo para aplacar el ardor que sentía por ella.No estaba dispuesto a que se alejara de mí hasta que estuviera saciado y aburrido de su cuerpo, mientras tanto era momento de disfrutarla y encaminarla más profundamente por el camino a su sexualidad, con el tiempo me a
Salimos del hotel luego de desayunar un par de tostadas y de vestirme con un Outfit, que me pidió en la boutique del hotel, porque la mía había quedado deshecha después de nuestro primer encuentro apasionado, me sonreí de solo recordarlo y hubo partes de mi cuerpo que reaccionaron con excitación ante la sola evocación de esos momentos.Debí meterme prisa porque según Nick estábamos a contra reloj, lo escuché hablar con alguien para atrasar la partida y me causó curiosidad, ¿Sería la persona que nos compraría los boletos? Me pregunté.No obstante, ocupé mi mente con otras cosas como por ejemplo, ir a buscar ciertas cosas a mi casa sin que él me acompañara y aprovechar para enviarle un mensaje de texto a mi madre por WhatsApp para decirle que me iba a quedar donde una de mis amigas que no fuera Mariana, porque si
Estaba confuso, mi interior era un mal de contradicciones, aunque quería que Sophía viniera conmigo, en el fondo deseaba que se negara, que me demostrara que era distinta a las otras. Esa es la razón por la cual cuando la vi llegar al aeropuerto mi actitud se convirtió en beligerante, si soy raro, pero es que esta mujer tenía la capacidad de despertar al mismo tiempo en mí, sentimientos contradictorios. Quería alejarla y a la vez tenerla cerca. ¡Era una locura!En ese momento cuando le reclamé lo de la maleta en vez de resistirse, responderme y oponerse se quedó callada, eso me dio atender que era capaz de todo por complacerme y eso me causó molestia, pero mi día terminó de convertirse en una mierda, cuando subimos al jet y vi su actitud.En ese instante apreté mis dientes enfurecido, la rabia me corroía por dentro, poco había tarda
Estaba totalmente cabreado, como se le ocurría a la descarada esa llamarme para pedirme explicaciones sobre la mujer con quien andaba, reclamándome que supo que la había traído en uno de mis jets y que la cargaba paseando por los museos. Cuando desde hace mucho tiempo lo que hacíamos no le importaba y no era problema del otro. Para nada a mí me interesaba su vida, ella podía hacer y deshacer y eso no era mi asunto, podía cogerse a la mitad de la población masculina de Europa y para mí sería exactamente lo mismo que se follara a uno solo. No podía creer semejante atrevimiento de Camila, definitivamente esa mujer estaba irremediablemente desquiciada.Lo que me preocupaba es que si ella estaba enterada de mis movimientos, muy probablemente alguien de mi equipo estaba sacando información y eso si era algo que no estaba dispuesto a tolerar por nada del mundo y apenas tuviera op
Me quedé fría, totalmente impactada por las palabras de la mujer, sin embargo, me obligué a reaccionar y expresé —. Creo que debe haber un error.La mujer se quedó viéndome con una sonrisa de maldad — . Te aseguro que no existe el mínimo error, esto le pasa a las chiquillas regaladas que se dejan deslumbrar por un hombre por ser mayor que ellas ¿Cómo te llamas? —Me preguntó de manera altanera. Y ante la seguridad que exhibía me sentí intimidada y me puse un poco nerviosa y no dudé en responderle.—Soy S-sophía, pero c-creo que d-debe haber un error—expresé nerviosa, mientras sentía una especie de zumbido en mis oídos, lo que escuchaba me parecía lejano como si yo no estuviese en el mismo sitio.—¿Acaso eres retrasada? —Indagó la