Estaba totalmente cabreado, como se le ocurría a la descarada esa llamarme para pedirme explicaciones sobre la mujer con quien andaba, reclamándome que supo que la había traído en uno de mis jets y que la cargaba paseando por los museos. Cuando desde hace mucho tiempo lo que hacíamos no le importaba y no era problema del otro. Para nada a mí me interesaba su vida, ella podía hacer y deshacer y eso no era mi asunto, podía cogerse a la mitad de la población masculina de Europa y para mí sería exactamente lo mismo que se follara a uno solo. No podía creer semejante atrevimiento de Camila, definitivamente esa mujer estaba irremediablemente desquiciada.
Lo que me preocupaba es que si ella estaba enterada de mis movimientos, muy probablemente alguien de mi equipo estaba sacando información y eso si era algo que no estaba dispuesto a tolerar por nada del mundo y apenas tuviera op
Me quedé fría, totalmente impactada por las palabras de la mujer, sin embargo, me obligué a reaccionar y expresé —. Creo que debe haber un error.La mujer se quedó viéndome con una sonrisa de maldad — . Te aseguro que no existe el mínimo error, esto le pasa a las chiquillas regaladas que se dejan deslumbrar por un hombre por ser mayor que ellas ¿Cómo te llamas? —Me preguntó de manera altanera. Y ante la seguridad que exhibía me sentí intimidada y me puse un poco nerviosa y no dudé en responderle.—Soy S-sophía, pero c-creo que d-debe haber un error—expresé nerviosa, mientras sentía una especie de zumbido en mis oídos, lo que escuchaba me parecía lejano como si yo no estuviese en el mismo sitio.—¿Acaso eres retrasada? —Indagó la
Apenas aterrizamos, fui la primera en levantarme del asiento, caminé de prisa tratándome de apartar del bullicio de la gente, quería estar a solas con mis pensamientos, recriminarme por lo tonta que fui y lamer mis heridas. Luego de aproximadamente quince minutos retiré mi equipaje de la correa. Y caminé hacia una de las salidas para tomar un taxi.Llegué a mi casa, sumida en una profunda tristeza, pensando en que salí queriendo liberarme de la autoridad de mis padres y engañando a todo el mundo y resultó que al final fui yo la burlada. Con pasos lentos subí a mi habitación, tenía esa sensación de derrota que hacía querer convertirme en algo insignificante y que la tierra me engullera y así perder todo rastro de conciencia. El corazón me dolía, al igual que mi orgullo que estaba herido por haberme creído especial para un hombre.&n
Mariana me miraba anonadada, como si me hubiesen salido dos cabezas. Hice un gesto interrogativo, porque no entendía su actitud. Intentó hablar, cerró la boca y después continuó hablando — Sophía tuviste sexo con Nickólas — más que una pregunta fue una afirmación —, con ese multimillonario italo-griego, un empresario dueño de los hoteles Sebastini y de la Constructora Papandreu y de los viñedos más grandes de Italia. Aparte de eso, es inversionista, siempre rescata empresas que están a punto de la quiebra y las convierte en grandes emporios, lo llaman “El Rey Midas”, en alusión a la leyenda de ese rey, porque dicen que tiene la habilidad de convertir todo negocio que emprende en oro. Tiene una cantidad de inversiones en Europa, ¡Por Dios Sophía! ¿Cómo vuelas tan alto?, es mucho mayor que tú, es uno de los homb
Me vine a mi casa en compañía de Mariana y René, íbamos caminando por la caminería que daba a la entrada, cuando sorpresivamente de uno de los laterales, apareció Nick, se me quedó mirando de pies a cabeza con una sonrisa. Al verlo sentí una especie de cosquilleo en mi cuerpo como si diminutos animalitos me recorrieran, mis piernas comenzaron a temblar y tenía la leve sensación de que iba a desvanecerme en cualquier momento, debí sostenerme de René para evitar caerme.Nick vio mi mano en el brazo de René y torció el gesto, sus ojos se oscurecieron y su rostro se puso serio, entretanto mi respiración se hizo pesada y sentí que mis senos se irguieron debajo de mi ropa con solo mirarlo.Él recorrió mi cuerpo nuevamente y se dio cuenta de mi excitación al detener su mirada a la altura de mis senos, donde se ve&iacu
Nickólas, se fue y al irse, me senté en el suelo, incliné mi cabeza sobre mi rodilla y me hice un ovillo y empecé a llorar como si fuese una niña, me causaban tantos sentimientos todas las cosas que nos habíamos dicho, pero no quería escucharlo porque de seguro trataría de convencerme con sus palabras.Gimoteé por varios minutos, mientras Mariana y René me consolaban acariciando mi espalda, lo que debía agradecerle es que mientras lloraba mi dolor, todos permanecieron en silencio. Cuando logré calmarme me ayudaron a levantarme, me llevaron dentro de la casa y allí mi amiga comenzó a reprocharme. — ¡Por Dios Sophía! ¿Acaso te volviste loca? ¿En qué estabas pensando? Eres una boba, ¿Cómo pudiste decirle esas mentiras, que no significó nada para ti y peor aún que eras novia de René
Observé el cruce de miradas entre mis hermanos y mis padres y luego este molesto le reclamó a mi madre con molestia.—Lorena Alexandra: No es el momento de hablar de ese tema, tenemos invitados. Además esa no es una situación que deba ser objeto de preocupación de mi niña—después dirigiéndose a mí, cambió su expresión diciéndome: —. Tranquila mi princesa. Todo va a estar bien. No es nada que nosotros no podamos resolver, tú solo dedícate a estudiar y a atenderte a ti —. Mi padre se levantó y me dio un beso en la frente.Salí a despedirme de mis amigos, sin embargo, la duda había anidado en mí y la preocupación me llevó a un estado de ansiedad que sentí en mi estómago un leve temblor, algo malo estaba sucediendo con mi familia y se negaban a contarme, esas eran las si
Sus palabras y su actitud me causaron angustia y de inmediato intenté justificarme.—Yo no s-sabía lo que sé ahora y q-quiero aclararte lo s-sucedido en mi casa—comencé a hablar nerviosa, pero después tomé ánimo—. Yo estaba muy dolida y alterada y dije cosas que no son ciertas—me justifiqué frente a él—Sophía no me interesa lo que tengas que decirme, me tiene sin cuidado, no quiero nada con una mujer como tú, que se para de una cama de un hombre para irse a revolcar con otro—espetó en tono fuerte sin intentar simular frente a sus compañeros, quienes se alejaron un poco para darnos privacidad.— No Nick, eso no es así, por eso vine a contarte la verdad — empecé nuevamente tratando de explicarme.—No seas cínica Sophía hasta te apa
Iba camino a la Constructora La Madrid, tenía todo listo, estaba realmente ansioso, por fin Sophía iba a estar en mis manos, bueno realmente en mis manos no, me sonreí con ese pensamiento, sino en mi cama como mi amante, porque si quería evitar la ruina de su querida familia, tenía que venderse a mí.Un pequeño remordimiento iba surgiendo en mi interior y lo deseché, diciéndome “No tienes nada por lo cual arrepentirte, a las prostitutas se les paga para yacer con ellas y esa era la naturaleza de Sophía”. En esos momentos la odiaba con toda mi alma, pero no había dejado de desearla, tal vez si me acostaba y tenía sexo con ella día y noche por unas dos semanas lograría exorcizarla.Liuggi iba a mi lado y me preguntó: — ¿Realmente estás seguro de lo que vas a hacer? ¿Por qué no la llamas y aclara