—¿Y esa maleta? —pregunta mirándola.Miro su rostro y deparó en su cuellodonde tiene un chupeton. Vale, respira.—Es obvio-respondo y comienzo abajar las escaleras—. Me voy.Escucho sus pasos y mi muñeca esrodeada por sus largos dedos.—¿Como que te vas?-dice con el ceñofruncido—. No te puedes ir.—Claro que puedo —replico y lo miroa los ojos—. No quiero ser molestiapara ustedes..- Me safo de su agarre y bajo las escaleras lomás rápido que puedo. Roth me mira y le pido que me lleve a casa de Carlo. Apenassubo a la camioneta Ignacio sale como alma que lleva al diablo y corre a mipuerta.Cuando veo sus intenciones pongo el seguro y él comienza agritarcomo loco que abra.-Arranca —le ordeno a Roth.Él duda al ver a su jefe hecho una furia mientras intentaabrir la puerta.-NO TE ATREVAS A IRTE, DAYAN!!!—¡Roth que arranques! ¡sácamede aquí!.- Él lo hace sin rechistar. Se que al pobre lo e metido en problemas, pero lo menos quequiero en estos momentos es estar junto a Ignac
Vale, habían pasado unas semanas yya habíamos llegado a las vacacionesde invierno.Me despido de Merie y Tori con unabrazo. Me giro y corro a los brazosde Patrick. Después de decirle que lellamaría en cuanto llegara acepto yluego de un sonoro beso me solto.Subo al auto y me despido de ellos con la mano. Tori melanza un beso.Las semanas se me fueron volando yen todo este tiempo no volví a dirijirlela palabra a Ignacio. Nuestras miradassiempre conectaban, pero ningunodaba su brazo a torcer y no sería laprimera.Se que me llamo puta por despecho y que yo dije cosas de lasque me arrepiento ahora. Pero soy demasiado terca y testaruda para hablarle odisculparme. Pasaría un mes completo más cerca de él, ya queen estas semanas dormir en habitaciones separadas y tras dar una largaexplicaciones de parte de Ignacio a los gemelos...dejaron de preguntar porquela lejanía. No lo quería cerca de mi. Las risas y bromas terminarondesde ese día y la tensión era palpable para todo aq
—Desde el primermomento en el que te vi me has atrapado. Te veo sonreír y juraría que es ver aun lindo ángel que se comporta como un pequeña fiera cuando se enoja —dice conunasonrisa ladeada. Eso me arrebata una sonrisa. — Juro quenunca me enamoraría después de que me dejaron con el corazón hecho trizas en elaltar...pero has llegado tú y has mandado al carajo mis planes.- Río y Ignaciosonríe. —¿Por que eres tan hermosa?Me ruborizo y niego. Debe de estarborracho. Miro sus ojos y un escalofrío me recorre al verque no es así. Esta siendo sincero en su estado sobrio.-Dímelo tu-replico y sonríe más. Seve más relajado así—. Tú me elegistecomo tu esposa.Toma mi rostro entre mis manos y susojos brillan fascinados al ver comoruedo los ojos.-Te elegí por más de mil razones.—¿Y esas mil razones son buenas?-La mayoría. Si.- Lo miro mal y termino riendo. Me gustaesto. Me gusta no pelear y gritar con él. —Perdona lo del otro día.- Suspiro yniego. No quiero recordaraquello. —He
Dos palabritas han hecho que mimundo se detenga y que fingiera estardormida en cuestión de segundos.Soy una cobarde.A dicho que me quiere y yo...yo meduermo. Sé que lo quiero y se queestoy enamorada de él, pero, no sé siseré capaz de decir esas dos palabrasen voz alta aún.-Eh...arriba...dormilona, despierta.Gruño, giro y hundo mi cara en laalmohada. Un suave contacto recorretoda mi columna vertebral, desde minuca hasta mi espalda baja. Cuandomenos me lo espero me dan un azotey pego un brinco.-¡Ay!-Es lo único que te despierta ¿eh,pequeña?.- Refunfuño y termino poniéndome boca arriba. Meapoyo en mis codos y miro mal a Ignacio. Pero, mi cara se va al verlo y élsonríe arrebatadoramente. -Buenos días, preciosa.-Buenos días...-susurro sonrojada.Dios... En este momento al ver el bultoque se hace en su chandal compruebola teoría de Angela.Casi siempre despierta con su entrepierna activada.Ignacio nota lo que veo y me quedosin habla al ver lo que hace. Esta deperfi
- Veamos si eres flexible.Me pongo alerta ante sus palabras. Nosoy para nada flexible. Se coloca entre mis piernas, tomamis tobillos y se acerca a mi cara. Besa mi frente, mejillas, nariz y terminaen mislabios. El beso pasa de lento a feroz. Su lengua danza conla mía y gimo cada vez más. Tira de mi labio entre sus dientes hasta que sientoun líquido metálico deslizarse en la comisura de mi labio.-Me has roto el labio-susurro yabro los ojos.Los suyos me mira de una manera queno se explicar.-Tal vez..sera para que sepan que Tienes dueño....ahorarelájate.Besa mis labios una vez y pego ungrito cuando eleva mis piernas hastala altura de sus hombros. Ignacio enarca una ceja ycierro la boca.-Tranquila, nena.Ahora si pego un grito cuando entra en mi de un solomovimiento. Ignacio jadea y cierro los ojos. Siento como piernas son llevadashasta mis pechos y cuando abro los ojos y siento mi cuerpo un tanto incómodo medoy cuenta de mi posición. Tengo las rodillas pegadas a lo
-¡No es justo!-Gané, te toca.- Mirándolo mal, pero divertida a la vez, mequito la blusa y la lanzo a la cama.Gracias a dios estaba más que vestida.Acabábamos de regresar de esquiar, los demás se quedaron pormás tiempo y Ignacio tuvo la libertad de sugerirme un juego que él y Zed hacíancuando salían con chicas.Muy buena jugada de su parte.Una chamarra, dos suéter, una camisade manga larga, guantes, gorro, calce-tines, botas, y no menos importante,ropa interior. Para mi desgracia Ignacio es muy bueno en las cartas y heperdidomás ropa que él. Ignacio esta en jeans, camisa de mangalarga (estoy segura que debajo lleva otra) y aun lleva puestas las botas ycalcetines más aparte.-Eres buena jugadora, preciosa. Perosoy el segundo mejor en esto -murmura, divertido y luegoseñala mi blusa de tirantes-. Eso quedará fuera.Sentencia y me río. Después de cincominutos y dos partidas más, Collinmaldice. A perdido las botas ycalcetines. Las prendas que son depares las contamos co
-No te sulfures, Carlo.-Ahora entiendo por qué la Bestia noa salido de la cueva -dice divertidomientras me captura en sus brazos,Carlo es el tipo de amigo que quisierasjunto a ti. Divertido, amoroso, amable, guapo y gay. No sé parece nada aIgnacio. Es bajo que él, pero un poco más alto que yo, tiene un cuerpo que tehace suspirar y pregúntate porque eluniverso fue tan cruel y nació gay.Pero eso nadie lo elije, nadie elije como ser.-¿La Bestia? -pregunto aun contra supecho. El pecho de Carlo vibra cuando ríe.- Ignacio. Así le hemos puesto cuando seenoja -entierra su rostro en el arco demi cuello y hombro-. Cuando salga, esmejor que no estés cerca.-¿Tan feo se pone?-Muy feo.- Vaya...Después de diez minutos de estarpegada al pecho de Carlo, subo lasescaleras y veo como la #1 gorgona(Sarah) intentan abrir la puerta de lahabitación que comparto con Ignacio.Carraspeo exageradamente y ella alverme da media vuelta y se mete enotra habitación. Paso las manos por mi car
Ignacio pov's Tener aquí a esas tres me estaba dando jaqueca. Dayan estabatranquila por fuera, pero por dentro sabia que la pequeña fiera iba a saltarcontra ese trío y no iba a detenerla, claro que si se metían las tres a la vezhabría problemas.Literalmente las mandé la planta baja y que ni se lesocurriera poner un pie en el segundo piso donde esta nuestra habitación. Ostinquería ceder su habitación, pero lo mande a volar y lo amenace de muerte sidejaba que ellas se acercaran a Dayan.Tienen demasiada porquería quepodría dañar aun más su mente y sincontar que tirarían su veneno contrami pequeña fiera.- Vicencio.- Contesto sin mirar quien llama, mientras envíootro archivo.Dayan, Carlo, Gary y Gray salieron aesquiar. Las "gorgonas" habían salidocon Ostin a quien sabe donde y laverdad no me interesa en donde estén.Mientras estén alejadas de mi y miesposa no hay problema.-Estamos llegando.- Cuelga.-Carajo.- Tomo el montón de papeles y los acomodo en lacarpeta mientra