—Desde el primermomento en el que te vi me has atrapado. Te veo sonreír y juraría que es ver aun lindo ángel que se comporta como un pequeña fiera cuando se enoja —dice conunasonrisa ladeada. Eso me arrebata una sonrisa. — Juro quenunca me enamoraría después de que me dejaron con el corazón hecho trizas en elaltar...pero has llegado tú y has mandado al carajo mis planes.- Río y Ignaciosonríe. —¿Por que eres tan hermosa?Me ruborizo y niego. Debe de estarborracho. Miro sus ojos y un escalofrío me recorre al verque no es así. Esta siendo sincero en su estado sobrio.-Dímelo tu-replico y sonríe más. Seve más relajado así—. Tú me elegistecomo tu esposa.Toma mi rostro entre mis manos y susojos brillan fascinados al ver comoruedo los ojos.-Te elegí por más de mil razones.—¿Y esas mil razones son buenas?-La mayoría. Si.- Lo miro mal y termino riendo. Me gustaesto. Me gusta no pelear y gritar con él. —Perdona lo del otro día.- Suspiro yniego. No quiero recordaraquello. —He
Dos palabritas han hecho que mimundo se detenga y que fingiera estardormida en cuestión de segundos.Soy una cobarde.A dicho que me quiere y yo...yo meduermo. Sé que lo quiero y se queestoy enamorada de él, pero, no sé siseré capaz de decir esas dos palabrasen voz alta aún.-Eh...arriba...dormilona, despierta.Gruño, giro y hundo mi cara en laalmohada. Un suave contacto recorretoda mi columna vertebral, desde minuca hasta mi espalda baja. Cuandomenos me lo espero me dan un azotey pego un brinco.-¡Ay!-Es lo único que te despierta ¿eh,pequeña?.- Refunfuño y termino poniéndome boca arriba. Meapoyo en mis codos y miro mal a Ignacio. Pero, mi cara se va al verlo y élsonríe arrebatadoramente. -Buenos días, preciosa.-Buenos días...-susurro sonrojada.Dios... En este momento al ver el bultoque se hace en su chandal compruebola teoría de Angela.Casi siempre despierta con su entrepierna activada.Ignacio nota lo que veo y me quedosin habla al ver lo que hace. Esta deperfi
- Veamos si eres flexible.Me pongo alerta ante sus palabras. Nosoy para nada flexible. Se coloca entre mis piernas, tomamis tobillos y se acerca a mi cara. Besa mi frente, mejillas, nariz y terminaen mislabios. El beso pasa de lento a feroz. Su lengua danza conla mía y gimo cada vez más. Tira de mi labio entre sus dientes hasta que sientoun líquido metálico deslizarse en la comisura de mi labio.-Me has roto el labio-susurro yabro los ojos.Los suyos me mira de una manera queno se explicar.-Tal vez..sera para que sepan que Tienes dueño....ahorarelájate.Besa mis labios una vez y pego ungrito cuando eleva mis piernas hastala altura de sus hombros. Ignacio enarca una ceja ycierro la boca.-Tranquila, nena.Ahora si pego un grito cuando entra en mi de un solomovimiento. Ignacio jadea y cierro los ojos. Siento como piernas son llevadashasta mis pechos y cuando abro los ojos y siento mi cuerpo un tanto incómodo medoy cuenta de mi posición. Tengo las rodillas pegadas a lo
-¡No es justo!-Gané, te toca.- Mirándolo mal, pero divertida a la vez, mequito la blusa y la lanzo a la cama.Gracias a dios estaba más que vestida.Acabábamos de regresar de esquiar, los demás se quedaron pormás tiempo y Ignacio tuvo la libertad de sugerirme un juego que él y Zed hacíancuando salían con chicas.Muy buena jugada de su parte.Una chamarra, dos suéter, una camisade manga larga, guantes, gorro, calce-tines, botas, y no menos importante,ropa interior. Para mi desgracia Ignacio es muy bueno en las cartas y heperdidomás ropa que él. Ignacio esta en jeans, camisa de mangalarga (estoy segura que debajo lleva otra) y aun lleva puestas las botas ycalcetines más aparte.-Eres buena jugadora, preciosa. Perosoy el segundo mejor en esto -murmura, divertido y luegoseñala mi blusa de tirantes-. Eso quedará fuera.Sentencia y me río. Después de cincominutos y dos partidas más, Collinmaldice. A perdido las botas ycalcetines. Las prendas que son depares las contamos co
-No te sulfures, Carlo.-Ahora entiendo por qué la Bestia noa salido de la cueva -dice divertidomientras me captura en sus brazos,Carlo es el tipo de amigo que quisierasjunto a ti. Divertido, amoroso, amable, guapo y gay. No sé parece nada aIgnacio. Es bajo que él, pero un poco más alto que yo, tiene un cuerpo que tehace suspirar y pregúntate porque eluniverso fue tan cruel y nació gay.Pero eso nadie lo elije, nadie elije como ser.-¿La Bestia? -pregunto aun contra supecho. El pecho de Carlo vibra cuando ríe.- Ignacio. Así le hemos puesto cuando seenoja -entierra su rostro en el arco demi cuello y hombro-. Cuando salga, esmejor que no estés cerca.-¿Tan feo se pone?-Muy feo.- Vaya...Después de diez minutos de estarpegada al pecho de Carlo, subo lasescaleras y veo como la #1 gorgona(Sarah) intentan abrir la puerta de lahabitación que comparto con Ignacio.Carraspeo exageradamente y ella alverme da media vuelta y se mete enotra habitación. Paso las manos por mi car
Ignacio pov's Tener aquí a esas tres me estaba dando jaqueca. Dayan estabatranquila por fuera, pero por dentro sabia que la pequeña fiera iba a saltarcontra ese trío y no iba a detenerla, claro que si se metían las tres a la vezhabría problemas.Literalmente las mandé la planta baja y que ni se lesocurriera poner un pie en el segundo piso donde esta nuestra habitación. Ostinquería ceder su habitación, pero lo mande a volar y lo amenace de muerte sidejaba que ellas se acercaran a Dayan.Tienen demasiada porquería quepodría dañar aun más su mente y sincontar que tirarían su veneno contrami pequeña fiera.- Vicencio.- Contesto sin mirar quien llama, mientras envíootro archivo.Dayan, Carlo, Gary y Gray salieron aesquiar. Las "gorgonas" habían salidocon Ostin a quien sabe donde y laverdad no me interesa en donde estén.Mientras estén alejadas de mi y miesposa no hay problema.-Estamos llegando.- Cuelga.-Carajo.- Tomo el montón de papeles y los acomodo en lacarpeta mientra
Ella no dice nada y solo vuelve abesarme. Sostengo sus manos con unasola mano mía y con mi otra manolibre quito la molesta tela que cubresus pechos. Esta crisis nerviosa es una mierda. Pero la necesito, lanecesito junto a mi de todas las maneras posibles. Dayan es una droga que mecalma y me mantiene cuerdo. Ella es lo único que necesito en los momentos enlos que siento que perderé la cabeza.—Te quiero...—beso sus labios y laembisto una vez más.-¡Joder!.- Encaja sus dientes en mi hombro y gruño. Es masoquista de mi parte admitir que me gusta que me muerday me arranque la piel de la espalda con sus uñas...pero eso no quita que arda yduela.—¡Dios!Muerdo su pecho y ella chilla y la callo con otra embestida.Me gustaescucharla gritar, pedir por más. No me hace gracia quemaldiga, pero en estos momentos me importa muy poco la boca sucia que luegotendré que lavar con jabón. Vaya que esta mujer maldice.—Ignacio...—gime con fuerza.La giro y hago que se apoye en el lavabo. L
Dayan pov'sEstoy lo que sigue de furiosa con IgnacioMe a encerrado en la habitación y solo me dejó la comidasuficiente parapasar el resto del día. Es un maldito gruñón. Hemos peleado,pero no al punto de querer lanzarle una lámpara a la cabeza como lo hizoconmigo por error.-¡Alguien que me saque de aquí.- Aporreo la puerta con mispuños y gruño cuando recuerdo que nadie está en la casa. Ni siquiera Carlo estaen casa.Por cierto, conocí a Bryan. Es una copia de Jeremy...se mehace raro llamarlo así y no por "padre de Ignacio"Pero con lo que está sucediendo prefiero callar y no abrirla boca de más. Por eso me la paso pintando.Doy una ultima patada a la puerta, giro sobre mis talones ysalgo al balcón.Miro la pintura que acabo de hacer ysonrío a mi pesar. Me quedo bien.Escucho la puerta abrirse, giro mi cabeza como el exorcistay salgo caminando a grandes pasos hacia la puerta.-Maldito hijo de...-Vengo en son de paz.Me detengo en seco a mitad de lahabitación cuando por e