-No te sulfures, Carlo.-Ahora entiendo por qué la Bestia noa salido de la cueva -dice divertidomientras me captura en sus brazos,Carlo es el tipo de amigo que quisierasjunto a ti. Divertido, amoroso, amable, guapo y gay. No sé parece nada aIgnacio. Es bajo que él, pero un poco más alto que yo, tiene un cuerpo que tehace suspirar y pregúntate porque eluniverso fue tan cruel y nació gay.Pero eso nadie lo elije, nadie elije como ser.-¿La Bestia? -pregunto aun contra supecho. El pecho de Carlo vibra cuando ríe.- Ignacio. Así le hemos puesto cuando seenoja -entierra su rostro en el arco demi cuello y hombro-. Cuando salga, esmejor que no estés cerca.-¿Tan feo se pone?-Muy feo.- Vaya...Después de diez minutos de estarpegada al pecho de Carlo, subo lasescaleras y veo como la #1 gorgona(Sarah) intentan abrir la puerta de lahabitación que comparto con Ignacio.Carraspeo exageradamente y ella alverme da media vuelta y se mete enotra habitación. Paso las manos por mi car
Ignacio pov's Tener aquí a esas tres me estaba dando jaqueca. Dayan estabatranquila por fuera, pero por dentro sabia que la pequeña fiera iba a saltarcontra ese trío y no iba a detenerla, claro que si se metían las tres a la vezhabría problemas.Literalmente las mandé la planta baja y que ni se lesocurriera poner un pie en el segundo piso donde esta nuestra habitación. Ostinquería ceder su habitación, pero lo mande a volar y lo amenace de muerte sidejaba que ellas se acercaran a Dayan.Tienen demasiada porquería quepodría dañar aun más su mente y sincontar que tirarían su veneno contrami pequeña fiera.- Vicencio.- Contesto sin mirar quien llama, mientras envíootro archivo.Dayan, Carlo, Gary y Gray salieron aesquiar. Las "gorgonas" habían salidocon Ostin a quien sabe donde y laverdad no me interesa en donde estén.Mientras estén alejadas de mi y miesposa no hay problema.-Estamos llegando.- Cuelga.-Carajo.- Tomo el montón de papeles y los acomodo en lacarpeta mientra
Ella no dice nada y solo vuelve abesarme. Sostengo sus manos con unasola mano mía y con mi otra manolibre quito la molesta tela que cubresus pechos. Esta crisis nerviosa es una mierda. Pero la necesito, lanecesito junto a mi de todas las maneras posibles. Dayan es una droga que mecalma y me mantiene cuerdo. Ella es lo único que necesito en los momentos enlos que siento que perderé la cabeza.—Te quiero...—beso sus labios y laembisto una vez más.-¡Joder!.- Encaja sus dientes en mi hombro y gruño. Es masoquista de mi parte admitir que me gusta que me muerday me arranque la piel de la espalda con sus uñas...pero eso no quita que arda yduela.—¡Dios!Muerdo su pecho y ella chilla y la callo con otra embestida.Me gustaescucharla gritar, pedir por más. No me hace gracia quemaldiga, pero en estos momentos me importa muy poco la boca sucia que luegotendré que lavar con jabón. Vaya que esta mujer maldice.—Ignacio...—gime con fuerza.La giro y hago que se apoye en el lavabo. L
Dayan pov'sEstoy lo que sigue de furiosa con IgnacioMe a encerrado en la habitación y solo me dejó la comidasuficiente parapasar el resto del día. Es un maldito gruñón. Hemos peleado,pero no al punto de querer lanzarle una lámpara a la cabeza como lo hizoconmigo por error.-¡Alguien que me saque de aquí.- Aporreo la puerta con mispuños y gruño cuando recuerdo que nadie está en la casa. Ni siquiera Carlo estaen casa.Por cierto, conocí a Bryan. Es una copia de Jeremy...se mehace raro llamarlo así y no por "padre de Ignacio"Pero con lo que está sucediendo prefiero callar y no abrirla boca de más. Por eso me la paso pintando.Doy una ultima patada a la puerta, giro sobre mis talones ysalgo al balcón.Miro la pintura que acabo de hacer ysonrío a mi pesar. Me quedo bien.Escucho la puerta abrirse, giro mi cabeza como el exorcistay salgo caminando a grandes pasos hacia la puerta.-Maldito hijo de...-Vengo en son de paz.Me detengo en seco a mitad de lahabitación cuando por e
-Ya has hablado, ahora es mi turno -murmuro y quito mi dedodesus labios.Ignacio me mira serio y me entra la risa.-¿De que riés?.- Muerdo mi labio y niego. Tanta seriedad mecausa gracia.-Primer punto -elevo un dedo y Ignaciome mira esperando-. Tus problemas son mis problemas desdeque no casamos por ese trato. Así que, no te guardes eso, sabes perfectamenteque siempre estaré para ti. No importa el lugar, las circunstancias o elmomento siempre, me tendrás a mi, pase lo que pase. Prometí estar junto a ti enlas bueno y en lo malo. Pues, bueno,pienso tomarme esa parte muy enserio.- Ignacio no dice naday prosigolevantando un segundo dedo.- Segundo. No necesito tener unafamilia para amarte más, así todo idiota y un poco animal te quiero. Que nopuedas tener hijos no significa que saldré corriendo a la primera oportunidadque se me aparezca, porque no lo haré -digo con suavidad y tomo su cara entremis manos-. No te dejaré. Así que hazte a la día de que no te desharas tanfácil
Vale. Me va a matar, pero se lo merece.Aparto con cuidado su brazo y piernade mi cuerpo y me deslizo fuera de lacama. Miro a Ignacio dormido como una roca gracias a lapastilla que le hice tomar... Definitivamente me va a matar.Abro el cajón de la cómoda y sacocuatro corbatas. Me acerco a la cama,me subo a horcajadas sobre su pecho y tomo con fuerza suprimerbrazo. Vaya que le pesa. Lo ato al cabezal de la cama y hago lamisma tarea con el otro brazo; Me aseguro de que queden dos dedos de espaciopara que no se lastime sus muñecas. Bajo y camino hasta sus pies. Hago la misma tarea atando sustobillos y sonrió al ver mi obra de arte.-Para que veas lo que se siente.Tomo ropa de la cómoda y me visto,Salgo de la habitación, camino a lacocina y le doy un sonoro beso a Carlo.-Buenos días.-Buenos días, cuñada.Han pasado varios días desde queIgnacio me contó sobre la tontería quehizo Pattie Hoy es 3 de enero, un nuevo año y un nuevopropósito.-¿Qué haces?Miro con curiosida
Es muy pequeño, rosado y estallorando. Volteo a ver al joven doctor y lo encuentromirándome.—¿Puedo entrar?.- Pregunto esperanzada y él asiente.—Pero tendrás que ponerte algopara entrar.Vuelvo a asentir. Paso por alto comome titubea, pero es mejor. No quieroescuchar como me llaman señora.El doctor me da un traje azul con uncubre boca y me deja entrar cuandoestoy lista. Me acerco al pequeño ysonrió al verlo de cerca. Intenta abrirsus ojitos y luego de seis intentos máslo logra.Son de un verde brillante. Y yo que creía que los ojos de Ignacioeran losmás hermosos que haya visto jamás.—Lo llevarán a una casa hogar.-Dicen a mis espaldas y mi mente comienza a procesar todo loque se sobre eso.No me gusta la idea. Lo puedenadoptar personas que maltratan o venden organismos...miinstinto maternal salen a flote y tomo la pequeña mano del bebé. Su manita seaferra a mi dedo-¿Qué se necesita para adoptarlo?.-Le pregunto al doctor y sigo observando con ternura al bebé.-El
—¿Como estas tan segura? Eso se atrasa.- Angela ponelos ojos en blanco y mete treinta cajas en el carrito.-Nada de eso. -Vas a salir de dudas.Suspiro frustrada y la sigo.Se supone que mi periodo debió dellegar hace dos semanas.—Ya te dije, eso puede pasar.-Y yo ya te dije que es muy posible...¡No, bebé! Reprimo una sonrisa al ver como Aaron tira de sucabello.—¿Qué sucede si da positivo?.-;Angela no me mira. Estademasiadoentretenida con Aaron.—¿Qué debe de pasar? Ya tienen unhijo y Ignacio estaría encantado de tener un hijo contigo—responde y mete un bote de helado en el carrito.—Sí, pero se supone que Ignacio nopuede tener hijos —gimo frustrada ytomo el bote de helado que a echadoella y lo cambio por otro—. Me lo adicho y se a agobiado por ello, tienen un %15 que pueda serpapá. - Angela me mira y frunce el ceño.—¿Te lo dice seguido?.- Rara vezAngela sigue empujando el carrito y lehace caras graciosas a Aaron. Pero aún es lo suficientementepequeño para ponerle