Cuando tenía cuatro años mi madre me dijo que saldría acomprar un pastel por mi cumpleaños... nunca volvió.Mi padre enloquecido llamo a mi tíaabuela y me entrego a ella. No queríahacerse cargo de una niña pequeñay estoy segura de que si me hubiesequedado con él moriría de hambre.Pase los mejores años de mi vida con ella hasta que murió yme dejo partede su dinero para que terminará laescuela. Pero al volver con mi padre todo fue un infierno. La primeravez que me golpeó fue porque se había enojado muchísimo conmigo porque me habíacomido una rebanada de pan.Tenía trece años. En esa corta edad me puse a trabajar en lacasa de la madre de Patrick y dormía la mayor parte del tiempo en casa deAngela porque el amoroso de mi padre me corría todo el tiempo y volvía por mi.Y así fue por años hasta hace tres meses cuando Ignacioapareció en mi vida.—¿Y a ti que te pasa?.- Miro a Gray con los ojos llenos delágrimas y las limpio de un manotazo de mis mejillas.-Es que... Teddy...
—¿Y esa maleta? —pregunta mirándola.Miro su rostro y deparó en su cuellodonde tiene un chupeton. Vale, respira.—Es obvio-respondo y comienzo abajar las escaleras—. Me voy.Escucho sus pasos y mi muñeca esrodeada por sus largos dedos.—¿Como que te vas?-dice con el ceñofruncido—. No te puedes ir.—Claro que puedo —replico y lo miroa los ojos—. No quiero ser molestiapara ustedes..- Me safo de su agarre y bajo las escaleras lomás rápido que puedo. Roth me mira y le pido que me lleve a casa de Carlo. Apenassubo a la camioneta Ignacio sale como alma que lleva al diablo y corre a mipuerta.Cuando veo sus intenciones pongo el seguro y él comienza agritarcomo loco que abra.-Arranca —le ordeno a Roth.Él duda al ver a su jefe hecho una furia mientras intentaabrir la puerta.-NO TE ATREVAS A IRTE, DAYAN!!!—¡Roth que arranques! ¡sácamede aquí!.- Él lo hace sin rechistar. Se que al pobre lo e metido en problemas, pero lo menos quequiero en estos momentos es estar junto a Ignac
Vale, habían pasado unas semanas yya habíamos llegado a las vacacionesde invierno.Me despido de Merie y Tori con unabrazo. Me giro y corro a los brazosde Patrick. Después de decirle que lellamaría en cuanto llegara acepto yluego de un sonoro beso me solto.Subo al auto y me despido de ellos con la mano. Tori melanza un beso.Las semanas se me fueron volando yen todo este tiempo no volví a dirijirlela palabra a Ignacio. Nuestras miradassiempre conectaban, pero ningunodaba su brazo a torcer y no sería laprimera.Se que me llamo puta por despecho y que yo dije cosas de lasque me arrepiento ahora. Pero soy demasiado terca y testaruda para hablarle odisculparme. Pasaría un mes completo más cerca de él, ya queen estas semanas dormir en habitaciones separadas y tras dar una largaexplicaciones de parte de Ignacio a los gemelos...dejaron de preguntar porquela lejanía. No lo quería cerca de mi. Las risas y bromas terminarondesde ese día y la tensión era palpable para todo aq
—Desde el primermomento en el que te vi me has atrapado. Te veo sonreír y juraría que es ver aun lindo ángel que se comporta como un pequeña fiera cuando se enoja —dice conunasonrisa ladeada. Eso me arrebata una sonrisa. — Juro quenunca me enamoraría después de que me dejaron con el corazón hecho trizas en elaltar...pero has llegado tú y has mandado al carajo mis planes.- Río y Ignaciosonríe. —¿Por que eres tan hermosa?Me ruborizo y niego. Debe de estarborracho. Miro sus ojos y un escalofrío me recorre al verque no es así. Esta siendo sincero en su estado sobrio.-Dímelo tu-replico y sonríe más. Seve más relajado así—. Tú me elegistecomo tu esposa.Toma mi rostro entre mis manos y susojos brillan fascinados al ver comoruedo los ojos.-Te elegí por más de mil razones.—¿Y esas mil razones son buenas?-La mayoría. Si.- Lo miro mal y termino riendo. Me gustaesto. Me gusta no pelear y gritar con él. —Perdona lo del otro día.- Suspiro yniego. No quiero recordaraquello. —He
Dos palabritas han hecho que mimundo se detenga y que fingiera estardormida en cuestión de segundos.Soy una cobarde.A dicho que me quiere y yo...yo meduermo. Sé que lo quiero y se queestoy enamorada de él, pero, no sé siseré capaz de decir esas dos palabrasen voz alta aún.-Eh...arriba...dormilona, despierta.Gruño, giro y hundo mi cara en laalmohada. Un suave contacto recorretoda mi columna vertebral, desde minuca hasta mi espalda baja. Cuandomenos me lo espero me dan un azotey pego un brinco.-¡Ay!-Es lo único que te despierta ¿eh,pequeña?.- Refunfuño y termino poniéndome boca arriba. Meapoyo en mis codos y miro mal a Ignacio. Pero, mi cara se va al verlo y élsonríe arrebatadoramente. -Buenos días, preciosa.-Buenos días...-susurro sonrojada.Dios... En este momento al ver el bultoque se hace en su chandal compruebola teoría de Angela.Casi siempre despierta con su entrepierna activada.Ignacio nota lo que veo y me quedosin habla al ver lo que hace. Esta deperfi
- Veamos si eres flexible.Me pongo alerta ante sus palabras. Nosoy para nada flexible. Se coloca entre mis piernas, tomamis tobillos y se acerca a mi cara. Besa mi frente, mejillas, nariz y terminaen mislabios. El beso pasa de lento a feroz. Su lengua danza conla mía y gimo cada vez más. Tira de mi labio entre sus dientes hasta que sientoun líquido metálico deslizarse en la comisura de mi labio.-Me has roto el labio-susurro yabro los ojos.Los suyos me mira de una manera queno se explicar.-Tal vez..sera para que sepan que Tienes dueño....ahorarelájate.Besa mis labios una vez y pego ungrito cuando eleva mis piernas hastala altura de sus hombros. Ignacio enarca una ceja ycierro la boca.-Tranquila, nena.Ahora si pego un grito cuando entra en mi de un solomovimiento. Ignacio jadea y cierro los ojos. Siento como piernas son llevadashasta mis pechos y cuando abro los ojos y siento mi cuerpo un tanto incómodo medoy cuenta de mi posición. Tengo las rodillas pegadas a lo
-¡No es justo!-Gané, te toca.- Mirándolo mal, pero divertida a la vez, mequito la blusa y la lanzo a la cama.Gracias a dios estaba más que vestida.Acabábamos de regresar de esquiar, los demás se quedaron pormás tiempo y Ignacio tuvo la libertad de sugerirme un juego que él y Zed hacíancuando salían con chicas.Muy buena jugada de su parte.Una chamarra, dos suéter, una camisade manga larga, guantes, gorro, calce-tines, botas, y no menos importante,ropa interior. Para mi desgracia Ignacio es muy bueno en las cartas y heperdidomás ropa que él. Ignacio esta en jeans, camisa de mangalarga (estoy segura que debajo lleva otra) y aun lleva puestas las botas ycalcetines más aparte.-Eres buena jugadora, preciosa. Perosoy el segundo mejor en esto -murmura, divertido y luegoseñala mi blusa de tirantes-. Eso quedará fuera.Sentencia y me río. Después de cincominutos y dos partidas más, Collinmaldice. A perdido las botas ycalcetines. Las prendas que son depares las contamos co
-No te sulfures, Carlo.-Ahora entiendo por qué la Bestia noa salido de la cueva -dice divertidomientras me captura en sus brazos,Carlo es el tipo de amigo que quisierasjunto a ti. Divertido, amoroso, amable, guapo y gay. No sé parece nada aIgnacio. Es bajo que él, pero un poco más alto que yo, tiene un cuerpo que tehace suspirar y pregúntate porque eluniverso fue tan cruel y nació gay.Pero eso nadie lo elije, nadie elije como ser.-¿La Bestia? -pregunto aun contra supecho. El pecho de Carlo vibra cuando ríe.- Ignacio. Así le hemos puesto cuando seenoja -entierra su rostro en el arco demi cuello y hombro-. Cuando salga, esmejor que no estés cerca.-¿Tan feo se pone?-Muy feo.- Vaya...Después de diez minutos de estarpegada al pecho de Carlo, subo lasescaleras y veo como la #1 gorgona(Sarah) intentan abrir la puerta de lahabitación que comparto con Ignacio.Carraspeo exageradamente y ella alverme da media vuelta y se mete enotra habitación. Paso las manos por mi car