Juliet estaba intentando concentrarse en su trabajo, pero por primera vez no se sentía con ánimo para realizar nada nuevo. Su mente proyectaba una y otra vez las imágenes que le habían llegado el día anterior: las escasas palabras de su esposo y la distancia que había mantenido durante la noche al no dormir con ella. Aunque escuchó sus palabras cuando fue a buscarla a su habitación, algo volvió a surgir en ella: la duda. Recordó el día de su boda, cuando Valeria le reveló que ella y Maximiliano eran amantes desde hacía mucho tiempo.Por miedo a fracasar nuevamente en el amor, Juliet había dejado pasar esa situación y le había dado otra oportunidad a Maximiliano. Sin embargo, su manera agresiva de tratarla y la indiferencia que mostraba cada vez que surgía un problema la llevaban a pensar que había sido un error casarse tan rápido.Sentía que Maximiliano volvería a romperle el corazón, pero esta vez dejaría huellas imborrables, porque ahora sí sentía amor. Estaba perdidamente enamorada
Juliet y Maximiliano se encontraron solos en la habitación, el silencio se volvió tangible y pesado. Juliet, con determinación, limpió sus lágrimas mientras miraba a Maximiliano con una mezcla de dolor y enojo.— ¿Qué haces aquí? ¿No habíamos acordado algo? — Max preguntó, visiblemente molesto— Contigo todo cambia día tras día. Desde que nos casamos, siento que estoy caminando sobre arena movediza. — Juliet tomó aire, consciente de la verdad en sus palabras.— Te entiendo, pero somos un matrimonio. No puedes salir corriendo al primer problema que enfrentamos. — Maximiliano suspiró, sintiendo el peso de sus propias acciones.Juliet tomó su bolso y sacó unas fotos, entregándoselas a Maximiliano. Este sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor al ver las imágenes de cuando fue a ver a Karen aquella mañana.— No es el primer problema. Tienes una relación con esta mujer y sigues negándolo. ¿Qué más quieres de mí? No puedo aceptar esta situación. — Maximiliano miraba las fotos, dánd
Después de un par de semana y sin poder hablar con Juliet estaba al borde de la desesperación, no había medido la magnitud de sus sentimientos para con su esposa, realmente sentía un gran amor por ella y haría lo imposible para hacer que vuelva a casa, si era de cambiar su plan de venganza lo iba a hacer, necesitaba a Juliet en su vida.El ambiente en la empresa era tenso mientras Juliet acompañaba a su padre, quien estaba revisando los últimos informes financieros. De repente, la puerta se abrió de golpe y su asistente.— Juliet, lo siento, pero no logramos controlar la situación. Tu esposo exige verte. — Juliet mira a su padre, quien rápidamente se pone de pie para ir a enfrentar a su yerno.— Papá, por favor déjame que yo me encargue, ya mucho te he expuesto con esta situación, iré a ver qué es lo que quiere. — Juliet salió con paso firme a enfrentarse con su marido.— ¿Qué quieres? — pregunto sin si quisiera saludarle.— ¿Hablamos delante de todos o vamos a tu oficina? — La verdad
La mirada intensa de Max hacia Juliet la hizo estremecer; estaba segura de que lo que tenían había muerto debido al engaño y la traición, pero sus sentimientos seguían vivos y en ese momento, los tenía a flor de piel.— Cometí un grave error, te lastimé y sé que no tengo derecho a pedirte nada. Hice las cosas mal —dijo Max con un tono cargado de arrepentimiento mientras tomaba las manos de Juliet entre las suyas.Juliet no entendía a qué venía todo aquello y trató de zafarse suavemente, sintiendo una mezcla de confusión y curiosidad.— ¿De qué hablas? —preguntó, buscando entender la situación.Max la miró fijamente antes de soltar la noticia que cambiaría todo.— Juliet, estás embarazada —declaró con solemnidad, haciendo que el tiempo pareciera detenerse por un instante.Juliet se quedó sin habla, con los ojos abiertos de par en par mientras procesaba la revelación. Las emociones la abrumaron: sorpresa, incredulidad, miedo, pero también una chispa de esperanza.— ¿Qué? —murmuró finalm
La mañana llegó, y con ella, Juliet despertó, encontrándose a Maximiliano dormido al borde de su cama. Su padre no estaba en la habitación, así que lo observó durante un largo rato. — Max. — lo llamó con cuidado.— Mmm... — Respondió Maximiliano, despertando desorientado al encontrarse con la mirada de Juliet, recordando que estaban en la clínica. — ¿Te sientes mal? ¿Necesitas algo? ¿Debo llamar al doctor? — preguntó, tomando su rostro entre sus manos y levantándose para estar a su altura.— No, tranquilo. Solo están por venir para la revisión y quizás me den de alta. — dijo Juliet con calma.— ¿Estás segura? — insistió Maximiliano.— Sí, estoy segura. Pero podrías ayudarme a ir al baño. — solicitó Juliet.— Por supuesto, mi vida. — respondió sin darse cuenta de su tono, pero Juliet guardó silencio. Con cuidado, la ayudó a levantarse, quitándole el suero de medicación y llevándola hasta el baño.— ¿Te sientes bien? ¿Estás mareada? — preguntó Maximiliano mientras la ayudaba.Ella negó
Maximiliano se sintió aliviado después de hablar con su madre. Ahora, tenía que buscar a otra persona con quien tenía esa conversación pendiente antes de que su relación también terminara por su culpa. Justo en ese momento, entraba al bar donde había quedado con su amigo Frank.— Max, ¿cómo estás? Me dejaste preocupado con esa llamada. ¿Qué vas a tomar? — Frank no era rencoroso; a pesar de sus diferencias, Max era como un hermano para él, y siempre iban a existir problemas.— Gracias por aceptar verme. Sé que estás enojado conmigo, y con justa razón. — Pidiendo su trago, se acomodó en su silla. — ¿Cómo estás con Megan? — Le preguntó.— Ya casi no estamos. Nos hemos distanciado un poco. — Le comentó Frank.— ¿Es por mí? — Frank bajó la cabeza para jugar con su trago.— Sabes que odio las mentiras. No decirle lo que está pasando es prácticamente lo mismo. — Comentó afligido.— Ya puedes hablar con ella, Juliet sabe toda la verdad. — Frank lo miraba incrédulo.— ¿Cómo se enteró? — Pregun
En el interior de su habitación, Maximiliano escogía una impecable camisa blanca de su clóset, la cual combinaría con un exquisito pantalón azul, unos ilustrados zapatos negros y un cinturón del mismo color. Se alistaba para asistir a la majestuosa bienvenida de la hija del hombre que había sido responsable de la muerte de su padre, un evento que se celebraba en la gran mansión de los Montesinos. Mientras se observaba en el espejo, torció los labios con amargura y desagrado. Finalmente había llegado el momento de poner en marcha su plan. Estaba decidido a destruir a aquella familia, tal como ellos habían destruido la suya años atrás. — ¡Hijo, por favor, deja de lado esas ideas! Han pasado muchos años — La voz de su madre lo saco de letargo, la mujer haca un último esfuerzo para disuadirlo de su obstinada venganza. — Madre, sabes que haré que ellos paguen por todo el daño que nos hicieron. Les daré donde más les duele: su gran tesoro. — Respondió Maximiliano con ojos encendidos por
Cuando Maximiliano llegó a casa, su madre ya estaba dormida, así que se sentó en el sofá, reflexionando sobre todo lo que había ocurrido. Todo había salido a la perfección y había logrado entrar en la vida de esa mujer que había notado que era un poco confiada, pensando que todo el mundo la mimaría.Por otro lado Juliet aquella celebración la dejo realmente agotada. Se dirigió a su habitación, se duchó y se metió en la cama. Todo lo que había pasado en la fiesta le parecía muy extraño. Conocer a Maximiliano y sentir esa química entre ellos la inquietaba. Nunca le había pasado algo así. A sus 25 años, había tenido novios, pero nunca había sentido esa atracción tan fuerte.Quizás no pasaría nada. Ni siquiera sabía si le había gustado. No debía apresurarse y dejaría que todo fluyera. Había luchado mucho para no ser lastimada nuevamente y no iba a perder de vista esa perspectiva.Amaneció muy rápido y Juliet, a pesar de estar muy cansada, tuvo que levantarse. Tenía que hablar con su padre