Presidio

El Tribunal se encontraba en silencio esperando el veredicto, de acuerdo con los votos que los miembros a favor y en contra darían después de escuchar los testimonios y ver las pruebas aportadas les permitirían volver a su vida normal, o por el contrario traería consecuencias irremediables para la acaudalada familia Bosé Nule.

El juez recibió el sobre con lo escrito por el jurado, el único sonido era el de las cámaras fotográficas que se deslizaban contando lo que sucedía, las expresiones de los acusados y de los presentes en el recinto.

—Pido que se coloquen de pie los acusados.

Cecilia, Leone y Drai se levantaron al mismo tiempo, mirando al joven que les sirvió de abogado por obligación más que por convicción, ya que las reformas dadas por el Ministro y el presidente del Tribunal, les permitía tener uno, lo cierto es que todos esperaban con ansia la lectura.

—Por compartir varios de los cargos, y los casos estar relacionados se decidió dar el veredicto al mismo tiempo, aunque los juicios se hicieran de manera separada —explicó el juez a la audiencia—. Es así como el jurado decide que Cecilia y Leone Bosé quedan libres de los cargos que se les imputan porque se confirmó que fueron prisioneros del hombre conocido como El Víbora en su propia casa, que el señor Bosé fue obligado a huir de la prisión de máxima seguridad de La Gorgona, se le humilló junto con su esposa aplicándole diferentes torturas físicas y mentales.

La sala comenzó a murmurar por la forma como Leone por segunda vez se escapaba de ser juzgado por favorecer a Phillipe Terrera. Los hicieron callar, para poder determinar lo que pasaría con Cecilia Nule.

—Por su parte la señora Cecilia Nule mintió por proteger a Enrik Olar, consiguió las grabaciones y el material que inculparon a Terrera, aun sabiendo que podía morir, esa misma que utilizó el señor Olar para realizar la confrontación que originó el altercado que terminó con la vida del delincuente.

Los adultos se tomaron de la mano para agradecer por lo ocurrido, al fin se les hacía justicia, sin embargo, faltaba el veredicto de Drai, fijaron la mirada en el Juez, su expresión les hizo suponer lo peor.

—En cuanto a Drai Leone Bosé Nule, el honorable jurado lo encuentra culpable por haber utilizado de manera inadecuada la oficina de Martina Rogers dueña del bar donde se realizaron la mayoría de los negocios sucios de Terrera, así mismo se comprobó su directa intervención en los atentados que sufrieron Karen Bonilla y Rafael Wilson, y el ingreso de diez toneladas de estupefacientes provocando un enfrentamiento entre la policía y los traficantes, donde perdieron cinco agentes la vida.

Drai escuchó en silencio los cargos de lo que ocurrió hace tres años, parecía que lo dicho por Olar no era suficiente para librarlo del castigo por los errores cometidos. Sin embargo, no importaba, sus padres estaban libres y él sabía que con las nuevas medidas en La Gorgona, tendría mejores condiciones que las vividas por los presos cuando los mercenarios eran los guardianes.

El juez concluyó la lectura sin importarle las lágrimas de Cecilia, el menor de los Bosé fue condenado a seis años en La Gorgona, y con la protección que el sistema brindaba a quienes desean rehabilitarse. Su traslado se haría de inmediato.

Los gritos no se hicieron esperar, Cecilia negaba lo que acababa de escuchar, su pequeño niño recibía un castigo que no merecía, Leone pedía por una revisión de los hechos, pero el único que no decía nada era Drai, el Agente encargado liberó a los adultos, y aseguró al platinado menor que antes pidió permiso para besar a su madre y abrazar a Leone. Sin bajar la cabeza salió del salón rumbo a la zona de Transportes que lo llevaría a la prisión.

Drai observó a los presentes, estaban algunos conocidos, personas que apoyaron a Phillipe desde el anonimato, los sobrevivientes del grupo de asalto que intervino en la captura de Terrera, y entre ellos se encontraba alguien que pudo jurar se reía de su suerte. No obstante, quien quería ver para agradecerle su ayuda y la libertad de Leone y Cecilia no se encontraba.

Antes de llegar a la puerta vio a Rafael Wilson vestido de Agente, en pocas palabras le dio un simple mensaje que el castaño comprendió aseverando que lo pasaría, Drai quiso creerle, también fue el tiempo para pedirle disculpas por tantos años de bromas e insultos.

—No tuviste elección Bosé —había pasado un año desde que fue encarcelado, "el ratoncillo" y todos sus compañeros siguieron con su vida, una que Drai no podría tener por el momento—. Aprovecha estos años, eres inteligente y sabrás que te conviene.

Eso se lo dijo al oído mientras lo abrazaba sin importarle el gritito que Gabriela emitió con su nombre, tampoco que estaba prohibido acercarse a los prisioneros, pero a Rafael Wilson lo protegía ser parte del Grupo Elite y uno de los héroes de la pelea contra el narcotráfico y la corrupción.

El menor de los Bosé se quedó con esas palabras, no escuchó los insultos, la algarabía por ser condenado, en su cabeza estaba la imagen de la novia de Olar halando a Rafael para reclamarle por lo que hizo, ella le llamaba traidor y que recordara como Drai siempre lo humilló cuando estudiaron juntos por su condición de becado en la famosa escuela Balzac.

Drai continuó el recorrido sin amilanarse, en la sala lo esperaban para trasladarlo a donde estaría por los siguientes seis años, al menos lo dicho por Wilson era verdad, con las últimas reformas al sistema carcelario, sabía que el lugar no sería tan malo siempre y cuando supiera a quien aliarse y como sobrellevar la situación, ya no podía comportarse como el tonto niño rico que hasta el momento había sido, bajar la cabeza significaba supervivencia, y tendría tiempo de sobra cuando saliera de ese lugar para recobrar su orgullo.

Dos Agentes que le sacaban por los menos quince centímetros de estatura lo esposaron llevándolo al helipuerto que le trasladaría al aeropuerto y de ahí a la cárcel. El viaje se le haría eterno, primero hasta la Villa, luego a Bonaventure, y de ahí a La Gorgona, más cuando los hombres con uniforme que allí se encontraban le miraban con desprecio, conocía muy bien la reputación de su familia, esperaba al menos no recibir golpes en la puerta de la prisión, aunque sabía que los tendría.

No se equivocó fueron casi cinco horas de viaje, estaba cansado y con hambre, al llegar al edificio de reclusión de una isla rodeada de serpientes como la Talla X y la Pudridora, y otras alimañas, le demostraron que su vida cambió por completo.

Una vez dentro, fue llevado a una sala donde le pidieron desnudarse, la requisa —de por si penosa— fue realizada con minucia, Drai se sintió demasiado expuesto, más cuando le hicieron doblarse para revisar sus partes íntimas, podía jurar que escuchó un silbido y hasta una frase sobre su culo aristocrático que le produjo un escalofrío por todo el cuerpo. Después de eso le entregaron un par de uniformes, una almohada, y el equipo de aseo, siendo llevado al pabellón de los criminales de mayor peligrosidad, donde lo recibieron como un traidor gritándole por lo que ni siquiera hizo, ¿podría existir un peor castigo?

—Bien ¿Qué tenemos aquí? —la voz de un Guardia que parecía el encargado de esa zona—. Drai Leone Bosé Nule, 175 cm de altura, peso 60 kilos, rubio, ojos grises, mayor de edad...cumpleaños...acusado de intento de homicidio, soborno, tráfico y lavado de activos a… seguidor de...

El hombre seguía leyendo entre dientes los datos de una carpeta donde estaba su fotografía de cuando cumplió los diecisiete, antes de finalizar con el prontuario, el Agente fijó sus ojos en él y notó la preocupación que tenía.

—Te recomiendo que seas inteligente, estarás en un pabellón donde tu familia no es muy querida, podré hasta cierto punto protegerte, pero allá dentro estás solo y ellos tienen sus propias leyes.

—Gracias señor... —el tipo estiró un poco su boca en señal de aceptar el agradecimiento, pero se veía su desasosiego, le dio la mano e hizo la presentación debida—. Gracias Agente Stevenson.

Drai fue conducido a la celda donde viviría, escuchó nuevos improperios junto a los piropos que ya había oído en su auscultación, se recordó tan pronto pudiese cortar su cabello al ras, en esos meses en la celda de la Fiscalía había crecido demasiado, y no quería llenarse de bichos por la humedad y la oscuridad de la prisión.

Entró al cubículo de 3 m por 1.5 m, tenía una cama con un colchón que a pesar de estar limpio mostraba una que otra mancha, un lavabo y un inodoro en la parte contraria a la cabecera de la cama. Le quitaron las esposas y los grilletes de los pies, algo diferente, porque como le comentó Leone, siempre permanecían llenos de cadena para que no escaparan.

Daniel Stevenson le explicó los horarios y la posibilidad que tenía de hacer el examen de validación de sus estudios de bachillerato, ya que sabía no había terminado el año escolar, además, si quería estudiar para algún oficio dependiendo de los resultados podía aplicar, antes de marcharse el Agente, Drai le pidió si podía hacer algo con su cabello, el hombre lo observó, murmuró un lástima, y le pidió acompañarlo.

En el patio interno del edificio vio a un hombre con una máquina de peluquería conversando con otros reclusos. Una orden de Stevenson valió para sentarlo y dejarlo calvo, la expresión del castaño y de los presentes fue una tortura. Drai se vio analizado por sus compañeros, sabía que a pesar de las ojeras, la extrema delgadez, y el color grisáceo de la piel, su apariencia seguía siendo atractiva, eso implicaba un problema, ya que estaba seguro que buscarían marcar su cuerpo y quebrar su orgullo.

Después de que Stevenson se despidió, Drai se dedicó a arreglar su habitación, nada lograba con amargarse la existencia, bien decía Shakespeare, el tiempo pasaba lento para los que esperan, y Drai deseaba que su estadía ahí se fuera lo más rápido posible, por eso no se acobardaría, haría todo lo que estuviese a su alcance para que los seis años fuesen productivos sin meterse en problemas.

Durante las primeras semanas la situación fue insostenible, al menos el corte de cabello y el tatuaje en su brazo, así como las intensas sesiones de ejercicio le ayudaron retomar un poco de la apariencia que tenía cuando jugaba tenis y practicaba natación, nunca fue musculoso, al contrario, poseía una contextura andrógina que lo metía en problemas constantemente, más cuando varios de los políticos y socios de Terrera llegaban a la Casa Bosé, no faltaba quien tratara de ligarlo, fue cuando aprendió con más ahínco la defensa personal sin y con armas, principalmente cuchillos.

Ese conocimiento le sirvió para salvarse de varios ataques en las primeras semanas en Gorgona, pronto se fue creando una fama y comenzaron a respetarlo no por su apellido sino porque demostró que era alguien inteligente y sagaz.

Stevenson se dio cuenta que el liderazgo del joven Bosé podía utilizarlo a su favor, o simplemente, como se lo aconsejaron varios de sus compañeros, provocarlo para que cometiera un error y eso lo llevara a ser juzgado con una condena más dura o con la pena máxima.

Cuando se cumplían cinco meses de su condena, Drai se dirigió a la biblioteca después del almuerzo, al fin les entregarían los formularios para poder presentar los exámenes de validación y la prueba Nacional, revisaría lo que podía estudiar desde allí y como sería evaluado. Agradeció mentalmente al director de las cárceles del país Carlos Serbio por las reformas que implementó, muchas de ellas tomadas del sistema penitenciario internacional, pero que les daban ventajas a los presos que estaban en Gorgona.

Se sentó en una de las mesas centrales para llenar los datos requeridos, de repente vio como los otros reclusos salían del lugar de manera silenciosa aunque evidente, decidió no darle importancia y mantenerse alerta, una silla sirvió para trancar la puerta, demostrándole que debía defenderse, ser la perra de alguien no le llamaba la atención, así que lucharía como una gata con uñas y dientes para defenderse.

Sonrió por la comparación, le estaba haciendo daño leer tanta historia de romántica, y escuchar las novelas televisivas con tanto dicho, la mano en su hombro le sacó de su ensimismamiento, informándole que la pelea que se avecinaba, con rapidez echó la silla para atrás y propinó un cabezazo a quien escuchó gemir diciendo que le había rotó la nariz.

Drai tenía frente suyo a tres atacantes, curiosamente todos eran Agentes, lo que le dificultaba actuar porque descubrirían su punto fuerte y que bien lo libró de varias situaciones en esos días, así que sus armas se reducían a una pluma y su cuerpo.

—Veamos qué tan buena eres "rubia" —siseó uno de sus atacantes con una macana en alto. Drai colocó el esfero en su boca para despojarse de la parte de arriba del uniforme de preso que llevaba—. ¡Esto fue rápido! ¿Quieres acción zorra?

—Parece que el señor Terrera le enseñó bien para que sirven las nalgas que tiene.

El comentario obsceno provocó que los Agentes rieran bajando la guardia, tiempo suficiente para que Drai lanzara la camisa a los ojos de quien le apuntaba con una pistola logrando desarmarlo, mientras clavaba la pluma en la yugular sin atravesar la piel.

En la posición que mantenía pidió a los hombres que le dejaran salir, pero descuidó su espalda, y fue cuando un golpe le derribó siendo inmovilizado por entre cuatro guardias que de inmediato lo pusieron contra el piso. Cogiéndole de la garganta le hicieron ver hacía quien encendiendo un cigarrillo se sentó en una silla frente a Drai.

—Felicitaciones Bosé, tienes agallas, de razón que los demás te dejaron en paz.

—Stevenson me vencieron porque me descuidé —repuso Drai sin impórtale su débil posición—, puedo preguntar a qué debo esta charada.

El Agente ordenó que lo soltaran, pidió que los dejaran solos, cerró la puerta de la biblioteca y le ofreció un cigarro, Drai negó asumiendo que lo que hablarían era muy importante por toda la seguridad desplegada.

—Complétalos, haré todo lo posible para que las pruebas las presentes y puedas estudiar lo que quieras de manera virtual —señaló deslizando los papeles que pronto Bosé llenó para devolvérselos con desconfianza.

El Agente dobló el formulario para guardarlo en su uniforme, Drai seguía esperando una respuesta convincente a lo que acababa de suceder.

—Eres interesante Bosé, sabes más de lo que muestras, y eso lo has utilizado a tu favor —el platinado le observó como si no supiera de lo que hablaba—. Elaboración de armas hechizas, sustancias alucinógenas y tranquilizantes, ¿continuo?

Drai entornó los ojos, no veía a Stevenson desde que llegó y parecía que el tipo lo tenía más que vigilado, por eso actuó con astucia, no sin antes dejar clara la situación de sus padres.

—¿Mis padres no sufrirán por esto? —si ellos estaban bien, él soportaría lo que fuera, Daniel lo observó en silencio, siendo correspondido por el platinado.

Stevenson era un hombre de unos treinta y tantos años, piel blanca, ojos marrón y cabello castaño, buen cuerpo, quizás por el entrenamiento de Agente, pero que mostraba en su mirada un sentimiento particular que Bosé no lograba descifrar.

—¿Fumas? —el ojigris negó de nuevo con la cabeza—. Actúa como lo has hecho hasta ahora, esto es una cárcel, con mejores condiciones, pero todavía existe mucho resentimiento por Phillipe Terrera, y porque hay gente que no entendió lo que significó su muerte.

—¿Voy a ser un soplón?

—"Diente por diente y ojo por ojo" —sonrió el Agente—, haré que puedas comunicarte con tus padres, y tú me ayudarás con pequeñas actividades en la cárcel.

Drai no le puso atención al tono de Stevenson, se quedó pensando en el detalle de que aunque en su sentencia nunca se le dijo que estaba incomunicado, lo cierto es que en esos meses no había recibido ni una carta de Leone o Cecilia, la propuesta resultaba tentadora.

—¿Tengo que hacer alguna promesa de sangre o firmar un papel? —la carcajada del Agente fue suficiente para entender que su pregunta era ridícula.

—Aquí la palabra tiene más peso que cualquier cosa, si me fallas, la sangre será la manera de pagarme, ¿te arriesgas?

Drai negó de inmediato, le extendió la mano que fue tomada por el Agente dándole un beso en el dorso, el platinado se sintió incomodo con la acción, la última vez que alguien tuvo un detalle cariñoso con él, a excepción de sus padres, fue en una situación bastante penosa que no quería recordar.

El hombre se marchó tras darle unas últimas indicaciones, Bosé se quedó pensando en lo ocurrido, sabía que Stevenson le estaba ocultando información para poder manipularlo a su antojo, pero en esos seis años, tener su apoyo sería mejor que estar solo.

Caminó rumbo a su celda, esa noche no cenaría, demasiadas emociones en muy poco tiempo, acostado en el camastro, a su mente llegó la imagen de Olar, se preguntó que habrá sentido cuando se enteró de su sentencia.

«Eres imbécil Drai, bien que debió alegrarse porque siempre hemos sido antagonistas». Sonrió por la rivalidad que mantuvieron desde que se conocieron en su primer año de escuela, una que se afianzó por su amistad con Camila Jilguero y Rafael Wilson. Fue curioso recordar a “Rafa”, por unos segundos quiso escribirle y preguntarle por cómo le iban las cosas, así como contarle que validaría, ¡que locura!

Su estómago rugió, y ganó la lucha a su cerebro que estaba pidiendo por unas horas de sueño, se levantó y fue a comer junto con los otros detenidos, en el comedor los Agentes que le habían atacado lo miraron con recelo, cuando entró Stevenson seguido del director de Gorgona, Hernán Rodríguez, todos se levantaron para escuchar lo que tenía que decirles.

—El Tribunal de ahora en adelante será quien dirija la prisión, sus órdenes son que recuerden lo que es purgar un crimen —todos los reclusos se observaron sabiendo que las buenas intenciones del Ministro terminaban con las nuevas disposiciones—. Y para que se vayan acostumbrando, prepárense porque vuelven la PEG.

La cena fue amarga, el temor a la Policía del Estado de Guerra, era porque no se medían en los castigos, eran los reconocidos como Mercenarios, y los más débiles caerían de primeras, Drai se llevó la cuchara con las verduras a la boca, al levantar la vista, los ojos negros del director de la cárcel lo miraban, estaba claro que él era su objetivo.

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