Los ojos le pesaban demasiado, el dolor de cabeza era insoportable. No entendía como un simple whisky le produjo esa reacción, quizás fue adulterado…el solo pensamiento hizo que se levantará de inmediato, si a él le dio un malestar así, Thomas debía estar peor, no consumía licor, pero la celebración por estar a punto de concluir su venganza hizo que se permitiera un pequeño desliz.

Sólo en ese instante se dio cuenta que no se hallaba en la hacienda, la brisa propia del área marina junto al frío de aire acondicionado, cambiaron su perspectiva de lo ocurrido.

El celular vibró sobre la mesa de noche, lo cogió de inmediato.

«No me culpes por mandarte lejos, pero si alguien merece vivir eres tú».

Morillos se sentó esperando que Jullien continuar, tenía la maldita costumbre de que si alguien lo interrumpía no seguía hablando.

«El médico me dio tres meses de vida, ya viví dos de más, pero sé que no me queda mucho».

La risa cansada de Wilson le heló el corazón, le contó de los resultados de l