La noche pasaba tan lenta como cualquier otra para Eric. Hacía años que no lograba dormir sin tener pesadillas así que el insomnio era un amigo bienvenido. Había aprendido a vivir con sus demonios, pero no estaba dispuesto a seguir haciéndolo con los de su padre.
Se dirigió hacia su coche. Andrei le había dicho que en la cajuela estaba lo que le había pedido, así que la abrió y se encontró una pequeña maleta cuadrada, de metal, como de treinta centímetros de lado. La abrió y vio, sobre las esponjas que recubrían el interior, los diez viales llenos de polvo y la diminuta pesa de precisión digital, con la que se podían calcular hasta dos kilogramos.
Sonrió y, llevándola en la mano, se dirigió a la cocina. Faltaba poco para que amaneciera y si su padre no había cambiado mucho, pronto iba a mandar a pedir su café Civet bi
Skyler apenas podía respirar. Le dolía tanto un costado del cuerpo que no sabía si prefería despertarse o dejarse morir de una buena vez.Había demasiada oscuridad a su alrededor, había frío, pero en ese instante, más que el dolor, las paredes de su estómago devorándose unas a otras la hicieron reaccionar.El solo hecho de abrir los ojos le dolía, y no pudo evitar quejarse. Sintió el latigazo de dolor en todo el cuerpo y trató de incorporarse pero una mano sobre su brazo la detuvo.—¡Hey…! Tranquila… tranquila… —Escuchó murmurar a una voz conocida que no esperaba pudiera sonar tan suave y mucho menos preocupada.Intentó enfocar la vista y sus ojos tropezaron con los de Eric. Tenía una expresión atenta que no parecía combinar con el resto de su imagen.—¿Dón… d
Eric podía sentir la vibración del celular en su bolsillo mientras ayudaba a Skyler a llegar a la cama y acostarse. Era una chica rebelde, incluso en el estado en que estaba se atrevía a rechazar la ayuda, pero parecía que no le quedaba más remedio y eso definitivamente jugaba a su favor.—Regreso en un momento, voy por analgésicos y por algo de comer para los dos. —Fue lo último que le dijo antes de salir para dirigirse a la cocina, pero su celular volvió a vibrar y vio que era una llamada de Andrei, así que la respondió.—¿Eric? —Podía notar su preocupación.—Habla —dijo él. Siempre había sido así de seco y a su amigo jamás le había importado.—Estoy en las afueras de la propiedad…—¿Aquí en Hellmand Hall? —Eric arrugó el entrecejo porq
Había pasado casi una semana desde que Tormen le había descargado el puño por última vez, ojalá hubiera sido la primera vez que la golpeaba, pero por desgracia, nada más lejos de la realidad. Simplemente antes la señora Karen la defendía y la paliza era compartida, así que tocaba a menos…Skyler realmente lamentaba que hubiera muerto, pero más lamentaba ver que en cierto punto se había quedado sin fuerzas para reaccionar, que ya no quería pelear… Y lo peor de todo era que había muerto sola, y aunque su hijo hubiera estado con ella, habría muerto sola, porque Eric era tan perverso como su padre.Había intentado no acercarse y él había respetado eso. Skyler sentía una extraña sensación de peligro cada vez que lo tenía cerca. Nunca había conocido a un hombre como él. Tormen era un maldito bruto, pero
Eric estaba tan enojado consigo mismo que apenas podía respirar. Por la rabia y porque el cuerpo de Skyler era una tentación a la que era difícil resistirse.Pensó meterse en el despacho de su padre para ver si podía averiguar algo sobre su hermano. La habitación de su madre no tenía mucho que ofrecer en cuestión de información, pero recordaba que ella llevaba un diario. Así que su padre debía tenerlo.Pero cuando estaba listo para forzar una de las ventanas, vio que alguien ya se le había adelantado, y no le sorprendió saber que ese alguien era Skyler.Así que allí estaban, más pegados imposible, y toda la atracción que sentía por ella y que no quería sentir, se la cobraba haciendo que reaccionara igual aunque no quisiera. La torturó acariciando uno de sus menos y sintiendo cómo se estremecía solo con su roce.
Skyler no supo si era alivio o ansiedad lo que había sentido cuando Eric se había ido. Era como si no fuera dueña de sí misma cuando estaba con él. Jamás le había pasado algo así, ni siquiera con Einar…Pensó en él y en pocos segundos estaba enviando un texto a su número. Necesita su ayuda y sabía que podía contar con él. Para su tranquilidad no tardó en responderle, y quedaron para el día siguiente en la mañana. Tendría que ingeniárselas para escapar de la casa.Pasó la mitad de la noche cavilando y la otra mitad sumida en un sueño intranquilo, pero una hora antes del amanecer se despertó y logró salir de la mansión sin que nadie la viera.Atravesó los prados, pero aun así, le tomó casi cuarenta y cinco minutos caminando llegar al pueblo más cercano a Hellmand H
Lamentablemente Eric no estaba mintiendo, era poco decir que solo quería llevársela a la cama. La esposa de su padre era una tentación para él, la mayor de las tentaciones que había tenido jamás, y sabía que podía destruirlo a menos que acabara con ella él mismo.…Pero Skyler siempre tenía el suficiente sentido común para retirarse. Era tan desconfiada que él no sabía cómo empezar a derribar sus barreras. Se escabulló en la cocina por tercera vez y llenó la cesta para Skyler. Hacía tres días que estaba encerrada. ¿Qué se creería el imbécil de Tormen, que de verdad estaba tirada en una esquina, muerta de hambre y a punto de ceder? ¡Definitivamente tenía que estar ahí para ver su cara cuando se la encontrara tan fresca!Vio que en una de las cafeteras preparaban el
Skyler podía sentir sus manos recorriéndola. Eran calientes, grandes y poderosas, como él. Subió por sus piernas y su aliento estaba en su oído mientras colocaba el peso de su cuerpo sobre ella. No sabía por qué reaccionaba así, Eric Hellmand era un hombre demasiado peligroso y sabía que debía respetar eso, pero no podía. Su pecho subía y bajaba con dificultad, respirando pesadamente porque la excitación le ganaba, y trató de atraerlo hacia ella… pero no podía tocarlo, no lo alcanzaba… y entonces se dio cuenta: era otro maldit0 sueño. Se revolvió en la cama sin abrir los ojos, debía ser medianoche solamente, pero sintió que un olor extraño la rodeaba. Un olor que de repente forzaron en su nariz con un trapo mojado. Peleó, peleó todo lo que podía, pero era inútil. Descubrió el momento justo en que perdería aquella batalla, y solo esperaba que cuando abriera los ojos de nuevo todavía se pudiera mover. * * * * * Debía ser ho
Eran las tres de la madrugada cuando Eric recibió la llamada de Andrei. Estaba listo para salir, pero se tomó su tiempo, porque no estaba muy seguro de querer ver lo que iban a hacerle a Skyler. Se había endurecido con los años, pero ella seguía siendo una mujer y él seguía queriendo ser diferente del monstruo que era su padre.Andrei lo esperaba ya en la puerta y Eric lo saludó con la misma sequedad de siempre.—¿Lograste algo? —Ni siquiera lo esperaba pero no estaba de más preguntar. La gente siempre podía sorprender.—No ha soltado ni una sola maldita palabra, así que tenías razón. Es una roca —respondió Andrei—. Si me pides mi opinión, hay de dos: o tiene la voluntad de una guerrera, o está muy acostumbrada a que le peguen.—¿Por qué dices eso?—Le dijo a Varya que la caja