Habían pasado días, semanas, y los meses se habían convertido en una tortura para Eric, al punto en que se había negado categóricamente a dejar morir a Tormen. El viejo cada día estaba peor, había dejado de caminar y en las últimas semanas había estado postrado en una cama. Ya se podía ver en su piel las marcas de las úlceras comenzando a salir.
Sin embargo Eric prefería verlo agonizando día con día. Sabía que era una crueldad, pero ya había cometido tantas últimamente que al menos aquella le daba cierta satisfacción. Al menos lo distraía del hecho de que no lograba encontrar a Skyler.
—No puedo entenderlo… —le dijo un día a Andrei, después de tres meses de búsqueda infructuosa—. Es como si se hubiera metido en un agujero y no hubiera sacado la cabeza. ¿Cómo pudo desaparecer?
Skyler pasó todo el trayecto intentando descansar. Media hora después de colgar al teléfono con Silas, Buros la subió al asiento trasero de una camioneta y la acomodó tanto como se podía mientras tomaban la carretera hacia Kiev. Hubiera preferido subirla a un vuelo comercial, pero con el embarazo avanzado ella no se podía subir a un avión, así que tendrían que pasar seis horas en carretera para llegar.—¿Él está en Kiev? —preguntó Skyler en un momento en que se detuvieron para comer algo.—No lo sé —admitió Buros con un gruñido—. Nadie sabe dónde radica el Hellhound, pero uno de sus lugartenientes está en Kiev y nos pidió que te lleváramos con él. Silas se encargará de lo que haya que hacer.Skyler suspiró con cansancio. Era evidente que no iba a poder verlo, fuera qu
Eric terminó de leer aquella carta y una amarga sensación le inundó la boca.Cada palabra era como un doloroso recordatorio de lo que le había pasado a Skyler. La leyó una y otra vez, hasta que sus ojos fueron a posarse en aquellas iniciales. La asociación le tomó una fracción de segundo, había pasado meses buscando su nombre en cada documento posible.«Skyler Jensen», recitó su cerebro como un rezo bien aprendido. «No puede ser».—No puede ser… —murmuró llevándose las manos a la cabeza con desesperación—. No… no puede ser.—¿Qué pasa, Eric? —preguntó Andrei, nervioso, y su amigo giró la tableta hacia él.—Lee esto —le ordenó. Andrei leyó rápidamente la nota y arrugó el entrecejo—. ¿Tú tambié
Eric cortó aquella llamada y no necesitaba más seguridad. La sospecha de quién era se había confirmado con aquella fotografía, y el hecho de que, de alguna forma ella hubiera logrado llegar hasta él sola, después de que la había buscado tanto, casi parecía cosa del destino… pero también lo hacía evaluar cada una de las cosas que habían pasado desde una perspectiva diferente.—Eric… —llevaba demasiado tiempo callado como para que Andrei no empezara a preocuparse.—Todo esto… yo lo orquesté sin saberlo —murmuró con un suspiro lleno de amargura—. El día que llegué a Hellmand Hall ella estaba en uno de los confesionarios de la iglesia… se abrió una muñeca delante de mí, y yo la detuve. Me recordó a mi madre, así que le dije que peleara, le dije que matara, le dije que hic
Tormen había tardado algunos segundos en enfocar la vista, pero finalmente había logrado comprender lo que tenía delante, y una sonrisa forzada se extendió por su rostro. —Tú sabes tan bien como yo lo que es eso… —gruñó sin disimular su satisfacción. —¡Dime la verdad, Tormen! ¿Quién es Skyler? ¡Dime la verdad de una maldit@ vez! —rugió Eric, y Andrei se apresuró a sostenerlo, porque muerto Tormen no le iba a dar ni una sola respuesta y por el camino que iban en eso acabarían. —Te diré la verdad, pero primero dime… ¿dónde está la dueña de esa pulsera? ¿Todavía está viva? Eric retrocedió con un gesto de asco. ¿Eso era lo que Tormen había esperado? ¿Qué matara a Skyler…? ¿Pero por qué…? —Está bien, sana y salva… ¡y protegida! —escupió para sacarlo de quicio—. ¡Ahora más que nunca! Tormen achicó los ojos, sospechando lo que había detrás de aquellas palabras, pero la mirada de Eric era impenetrable. —Ella no está bien —aseguró de re
Eric retrocedió. No podía sentir su cuerpo, no podía sentir ninguna conexión con la realidad porque aquellas palabras parecían haber hecho más daño en su cabeza que una simple bala.«Skyler es tu hermana».«Skyler es tu hermana».«Skyler es tu hermana».El mundo giraba demasiado rápido. Demasiado...«Skyler es tu hermana».«Skyler es tu hermana».«…tu hermana».Eric abría la boca buscando aire pero nada le llegaba.«…tu hermana».«…tu hermana».«…tu hermana».Andrei trataba de llevárselo de allí. Ni siquiera era consciente de que se estaba resistiendo hasta que tomó la pistola que su amigo siempre llevaba al cinturón y descargó los quince disparos del cartucho de la pist
Sentía que se estaba ahogando, no podía ser de otra manera, porque la mujer que amaba, la madre de su hijo, la única debilidad que posiblemente tendría hasta el fin de sus días, se había convertido de repente en una mujer prohibida para él. Así que realmente no importaba si ella lo perdonaba o no, incluso si Skyler lograba olvidar que él era el hombre que más la había lastimado en el mundo, jamás podrían pasar por alto el hecho de que eran hermanos.Se dejó caer en una silla, apoyando los codos en las rodillas, y se apretó los ojos con las palmas de las manos, porque de lo contrario se echaría a llorar como si fuera un niño.—¿Silas…? —La voz lejana de Skyler llamó la atención de todos, y Eric se puso tras la pared al lado de la puerta, para que ella no pudiera verlo cuando Silas la abriera.—¿
Eric estaba temblando y lo sabía, por eso mismo había cerrado la puerta del cuarto de cámaras, porque no podía dejar que nadie viera su reacción. Había tenido que hacer acopio de toda su entereza para no desmoronarse la última semana, y poco le había faltado para dormir en aquel mismo cuartucho.Miró el teléfono en su mano una vez más, mientras veía cómo Silas ponía otro celular en las manos de Skyler, y por un segundo surgía aquella sonrisa nerviosa en su rostro.
«Concéntrate… mira la cuna… mira la cuna…», pensó Skyler mientras doblaba mecánicamente la ropita de la bebé, pero la realidad era que su cabeza estaba muy lejos de allí.Había regresado momentáneamente a Hellmand Hall, a esos instantes en que Eric la acunaba y le decía «chiquilla», aunque eso era únicamente para ganarse su confianza.Pero no podía ser que el hombre que la estaba protegiendo fuera el mismo… ¡no podía ser…! Su corazón no podría soportar algo como eso…Su voz no era la misma, pero la forma en que lo había dicho le había despertado tantos recuerdos. Intentó despejar la mente, ordenar su habitación, que Silas había llenado de cosas hermosas para ella y para la bebé, pero aun así se sobresaltó cuando sonó aquel teléfono.<