Eric la levantó en brazos y se le estrujó el corazón, -ese que no sabía que tenía-, cuando se dio cuenta de cuánto peso había perdido la muchacha en los últimos días. La llevó al baño, la desnudó y se desnudó con ella. Dejó que el agua les cayera sobre el cuerpo y llenara la bañera, y luego la recostó contra su pecho, acunándola con un gesto protector.
—Sky… necesito que me digas la verdad… —susurró en su oído—. ¿Tormen te obligó a casarte con él?
Skyler se tensó por un momento, pero luego se giró en redondo. No tenía caso seguir ocultándole la verdad.
—No, no me obligó… hicimos un trato —admitió sin mirarlo a los ojos—. Si yo me casaba con él y… y me acostaba con él una vez, él me dir&
Eric Hellmand era un hombre simple en muchos aspectos. Algunas cosas le daban satisfacción, otras le daban gusto, pero solo pocas le provocaban verdadero placer, y destruir era, trágicamente, una de ellas. En especial cuando se trataba de destruir algo que había odiado toda la vida.—¿Ya se fue el doctor? —le preguntó a su lugarteniente y este asintió—. Sí, fue a revisar a Skyler y luego se largó como alma que lleva el diablo. No sé qué tienes, pero espantas a la gente, hermano.Eric sonrió dándole una palmada en la espalda y Andrei suspiró, viéndolo de buen humor por primera vez en mucho tiempo.—Voy a verla. Ponme a este animal en uno de los balcones del ala oeste, quiero que vea todo en primera fila —sentenció, señalando a Tormen y salió del despacho sin mirar atrás.Se fue hasta la habitació
Si era verdad que el destino existía, parecía que estaba de parte de Eric Hellmand, porque aquella nube de polvo que debía tardar días en asentarse, fue anulada completamente por un aguacero que duró varias horas y dejó limpias y pulidas aquellas piedras a las que había quedado reducida más de dos tercios de la mansión.Solo el ala oeste quedaba en pie, unas pocas habitaciones y el resto de las dependencias operativas. Lo único que Eric mandó a embalar y llevarse fue el contenido de la biblioteca, porque aquellos libros eran lo único que su madre amaba en aquella casa, pero todo lo demás sería destruido también una semana después, cuando se largaran definitivamente de Hellmand Hall.—Me gustaría decir lo contrario, pero es una vista hermosa —murmuró Skyler parándose en el balcón y viendo la larga línea de escombr
Skyler se puso unos jeans y un abrigo. Rebuscó entre sus cosas y se armó de valor. El médico le había dicho que podrían viajar pronto, así que necesitaba hablar con él, mostrarle la carta de su madre que había robado hacía años de sus expedientes del orfanato. Si Eric iba a ayudarla a encontrar a su hermano, tenía que saberlo todo.Salió del cuarto y se encogió sobre sí misma cuando vio a aquellos dos hombres frente a su puerta.—¿Podemos ayudarla, señora? —preguntó uno de ellos con más suavidad de la que había esperado.—Emmm… sí. ¿Saben dónde está Eric? —balbuceó. Sabía que se lo había dicho antes, pero entonces todavía estaba medio dormida y no lo recordaba.—El señor está en el despacho…—Gracias
Pasó otra hora al menos hasta que Eric pudo sacar la cabeza de todos los documentos que Andrei tenía para él. Los negocios en Ucrania marchaban bien, pero ser un empresario, incluso medio legal, incluía una cantidad de protocolo exasperante. Por suerte Silas, otro de sus lugartenientes, tenía más que al día todos sus asuntos.Por suerte Andrei tenía una pista fresca sobre Einar. Lo habían localizado cerca de Escocia, así que no tardarían mucho en encontrarlo. Pensó en las palabras de su mejor amigo. No, definitivamente no sabía lo que sentía por Skyler, lo único que sabía era que odiarla requería más esfuerzo de su parte que quererla.Ya había anochecido hacía rato cuando por fin se encaminó hacia la habitación de Skyler. El doctor había sido categórico: necesitaba descansar, le había afectado muc
Dos paradas antes de Hamburgo, Skyler se bajó de aquel tren.Estaba en medio de la nada, en un pueblito en el que apenas si había una estación de autobuses, pero se subió en el primero que iba al este y no se preocupó ni de averiguar a dónde la llevaría. Tenía en el bolso poco más de nueve mil euros, era todo lo que había encontrado en la caja fuerte de Tormen, pero si se quedaba en Hamburgo o en Berlín sabía que no lograría sobrevivir mucho tiempo con eso.Necesitaba desaparecer, así que optó por la salida más penosa, pero la más segura: viajar. En autobús, en tren, hasta que aquel éxodo en el caimo la llevó a Varsovia. Era una ciudad lo bastante populosa como para poder perderse en ella, y el costo de la vida no era tan alto como para permitirle estirar el dinero que llevaba, al menos hasta que pudiera conseguir un trabajo. Rent&
El invierno por fin terminó, pero el inicio de la primavera se encontró a Skyler con una hermosa pancita de siete meses y más preocupada que nunca. El dinero que tenía no le alcanzaría durante mucho más tiempo, y la doctora le había prohibido hacer cualquier esfuerzo. Su bebé venía pequeño, muy pequeño para su edad, pero Skyler tenía confianza en su fuerza, no le quedaba otra cosa que la esperanza… pero por desgracia esa no generaba dinero ni comida.Skyler sabía que no podía permitirse llegar a la desesperación, pero estaba justo en el borde. Se tocó inconscientemente la marca que le había dejado la última vez que se había sentido así, la cicatriz de cuando había intentado abrirse la muñeca. Pensó en las palabras del hombre que quizás sin querer la había salvado ese día. Era su últi
Habían pasado días, semanas, y los meses se habían convertido en una tortura para Eric, al punto en que se había negado categóricamente a dejar morir a Tormen. El viejo cada día estaba peor, había dejado de caminar y en las últimas semanas había estado postrado en una cama. Ya se podía ver en su piel las marcas de las úlceras comenzando a salir.Sin embargo Eric prefería verlo agonizando día con día. Sabía que era una crueldad, pero ya había cometido tantas últimamente que al menos aquella le daba cierta satisfacción. Al menos lo distraía del hecho de que no lograba encontrar a Skyler.—No puedo entenderlo… —le dijo un día a Andrei, después de tres meses de búsqueda infructuosa—. Es como si se hubiera metido en un agujero y no hubiera sacado la cabeza. ¿Cómo pudo desaparecer?
Skyler pasó todo el trayecto intentando descansar. Media hora después de colgar al teléfono con Silas, Buros la subió al asiento trasero de una camioneta y la acomodó tanto como se podía mientras tomaban la carretera hacia Kiev. Hubiera preferido subirla a un vuelo comercial, pero con el embarazo avanzado ella no se podía subir a un avión, así que tendrían que pasar seis horas en carretera para llegar.—¿Él está en Kiev? —preguntó Skyler en un momento en que se detuvieron para comer algo.—No lo sé —admitió Buros con un gruñido—. Nadie sabe dónde radica el Hellhound, pero uno de sus lugartenientes está en Kiev y nos pidió que te lleváramos con él. Silas se encargará de lo que haya que hacer.Skyler suspiró con cansancio. Era evidente que no iba a poder verlo, fuera qu