“Escapar” es la única palabra que tiene en mente tras salir de ese hotel, ni siquiera las miradas extrañadas de los huéspedes a su alrededor detuvieron la opresión de su pecho para salir de lo que resultaba ser la cueva del lobo. Su mente ha disipado cualquier duda que lo justifique, porque sabe lo que ha escuchado y el peligro que representa no hacer nada para mantenerse segura.
Está vez no tiene a quien recurrir y por su bien entiende que irse lejos es la única alternativa para alejarse de la atención de ese hombre hermosamente peligroso.
– Mi-suk ¿qué ocurre? – Jisso la intercepta en su habitación.
El ruido que hace tras aventar algunas prendas a la maleta es inquietante y ver el rostro más pálido de lo habitual. Algo no está bien y lo sabe su amiga no suele ser esa clase de persona con actitudes desesperadas e impulsivas.
– Mi
– Parece que tus pensamientos no están en el tiempo presente, hijo. – menciona la hermosa mujer mayor de cabellera castaña y piel reluciente. Young Kang, madre del hombre más codiciado y temido en Japón y la gran extensión Asiática.– Lo lamento, tengo cosas de las cuales encargarme. – se justifica el alto mientras bebe la taza de Nihoncha, el nombre genérico del té verde japones.La servidumbre entra y sale del hermoso recinto de cristal, dejando aperitivos sobre a redonda mesa de que está colocada en el centro y cuyo rascacielos los ilumina naturalmente. Además, el sitio está atestado de flores y árboles que la misma castaña a sembrado.Su madre tiene una afición a la jardinería y ese sitio en específico es el lugar favorito para que ambos se reúnan y degusten de Ryokucha, un tipo particular de t&eacut
Es su tercera semana viviendo en Suncheon y tal como lo supuso, ha sido difícil acoplarse a esa vida. Tomado los trabajos que ha encontrado, sus periodos de descanso suelen ser mas cortos y agotadores.Recientemente, su cuerpo está empezando a tomarle factura tras sentirse cansada la mayor parte del tiempo, sin mencionar que su apetito parece ir en aumento por esa carga de trabajo físico excesiva.– Al fin en casa. – suspira mientras gira la llave de una vieja casa que ha logrado alquilar.Es lo único que ha conseguido con la paga de sus múltiples trabajos. Dejando un gran cesto de ropa sucia sobre el suelo, es otro de sus empleos. Ha logrado que una lavandería comparta el trabajo con ella dándole prendas delicadas que necesitan ser lavadas a mano.La carga pesada se la lleva al pasar horas agachadas y mojada tratando de limpiar completamente la suciedad de prendas. No se queja, pero algunas vec
Abre los ojos lentamente mientras siente un ligero pinchazo en su mano, Mi-suk se da cuenta de que está conectada a cables que llegan al suero. Lo ultimo que recuerda es la sensación bajo sus pies y con ello ver todo tornarse negro. – Mi-suk, al fin despiertas. – Es consciente que no está sola en la habitación del hospital. ¿Cómo es que ha llegado hasta allí? Pero sobre todo, ¿Quién la ha llevado? – No sabes lo preocupado que estuve… - de nuevo, su atención va al hombre quien le habla. Se siente un poco desorientada, pero lo reconoce al instante. – ¿Inoe?. – pregunta, pero es más consigo misma. ¿Que hace su amigo frente a ella?. – Pero como… - rápidamente se alarma ante la idea de que puede ser reconocida y ubicada. A pesar de tener días tranquilos la rubia sabía que en algún momento esa falsa calma se desvanecería obligándola a huir de nuevo. –¿C-cómo me has encontrado? ¿Qué haces aquí? – trata de incorporarse sob
Después de salir del consultorio un castaño seguía de cerca a la rubia respetando su limitación al no querer hablar, parecía lidiar con un dilema mucho más profundo que darse cuenta de su alrededor y como es que su mirada se mantiene perdida en algún punto del paisaje.– Gracias por acompañarme al hospital Inoe. – suspiró después de un rato.– Quiero estar sola. – pidióYa no quedaba nada de aquella jovencita risueña que parecía iluminar su alrededor, en su lugar está una chica con grandes ojeras y hasta él masculino puede decir que Mi-suk esta algo baja de peso. Cosa que no era normal, pues él medico recomendó llevar una dieta equilibrada para salud de ella y de su hijo.– Me ire por hoy. – le advirtió. – Pero mañana te encontraré en esta cafetería. – le ex
Ha tomado el primer vuelo que lo redirija a Corea del Sur, es obvio no poder permitir esa locura seguir avanzando. Algo dentro de él le causa molestia, ha sido descuidado. Dai Shinoda nunca se ha permitido esa clase de desplantes, pero la debilidad del hombre de imponente perfil lleva escrito las iniciales de esa mujer. Lo acepta. Siendo un arma de doble filo porque entiende que sus enemigos pueden acercarse de la manera más letal con oportunidad dañarlo. Mira sobre los cristales del jet privado mientras el cielo se torna de un azul intenso sabe que el pecado y su propio infierno será el cuerpo de esa mujer de cabellos dorados. Mi-suk tiene algo que los descontrola y lo hace no pensar con la cabeza fría, incluso esa situación de su regreso evidencia lo tan terrible que es la situación. – Gracias por no decirle nada a Jisso. – La rubia se encuentra mirando a su castaño amigo mientras ambos sujetan sus tazas de café. – Si hu
Mi-suk regresa de una larga jornada laboral, quizás ahora no fuera tan rigurosa a comparación de las actividades físicas que realizaba, pero eso requería más tiempo en los trabajos para lograr equilibrar sus ingresos. Tiene que ahorrar para la llegada de su bebé.Tomando aquellos trabajos que son parcialmente tranquilos y que le hacen estar todo él día fuera. No se queja, peros sus pies sí, tanto tiempo en movimientos empezaba a tomarle un poco de factura a esa hora especifica de la noche.– ¿Qué tal si tú y yo tenemos un maratón de comida deliciosa junto a una frazada calientita? – tocó su vientre mientras sigue avanzando por el callejón.Vivir en la casa más apartada tiene las ventajas que necesita. Sus vecinos estaban un kilómetro lejos y sin duda no pasaría por los comentarios más intencionados de la gente alrededor
El silencio es incomodo mientras los sirvientes colocan los platillos alrededor. Dai mantiene su espalda pegada a la silla mientras no deja de observar a la rubia quien se remueve disgustada por tan potente mirada que no tiene intención de ceder. – Adelante, puedes servirte lo que quieras. – permite el castaño mientras lleva una taza de café amargo a sus labios. Mi-suk no entiende porque ha hecho todo eso, ¿acaso piensa torturarla antes de acabar con ella? La confianza que alguna vez confió ciegamente, se ha desvanecido. Quiere golpearse de solo pensar en lo bien que se sentía con el alto, al final todo fue una cruel mentira. – No tengo hambre. – mintió Observó todos los platillos puestos en la mesa evitando por completo el pescado, su embarazó la volvía más perceptible a los aromas y entre ellos estaba una serie de lista que simplemente no podía aceptar del todo. Su estomago se revolvió levemente al sentir el aroma y frunció el ceño pues la sal
Pasó la mayor parte de su vida buscando algo al cual aferrarse, algo por el cual luchar, su hijo es esa nueva razón.No puede deshacerse de él.– Temo de ti, Dong-min. – mira directamente a sus ojos.– Pero no te odio a pesar de ser quien eres. – Mi-suk no olvida las ocasiones donde la protegió siendo él principalmente el motivo de verse en esas situaciones.– Si le haces algo a mi hijo. – sostiene con dureza el metal entre sus manos. – No te lo perdonaré nunca. – declara. – Y no me importa a donde tenga que recurrir, te haré lamentarlo. –– Si tomas esa decisión, no solo me estas condenando a mí, sino a ese niño también. –Si tan solo hubiese ignorado ese hermoso rostro, su vida seguiría normal. Pero ahora está frente a un jefe de la mafia tratando de razonar por su hijo no