Horas más tarde, ambos se sentaron en el sofá, manteniendo una distancia prudente entre ellos. La joven tenía las manos apoyadas en sus piernas, intentando cubrir un poco su piel expuesta. No había tenido tiempo de cambiarse y, aunque se sentía incómoda, decidió concentrar su atención en cualquier rincón de la sala evitando el contacto visual con Enzo.Él rascaba su cuello nerviosamente, sin saber muy bien cómo comenzar la conversación. Era consciente de la disculpa que le debía, por lo que decidió expresar sus sentimientos sinceramente.—Siento mucho mis palabras, no era mi intención tratarte de esa manera. Estaba enojado y a veces no suelo cuidar mis palabras —confesó arrepentido.Celine percibió el esfuerzo que Enzo estaba haciendo para reconciliarse con ella y se dio cuenta de que había creído durante todo ese tiempo que su enfado se debía a lo sucedido la noche anterior. Se sintió un poco mal por él, sabiendo lo orgulloso que podía resultar a veces su esposo, según había comentad
La feria rebosaba de vida y color. Los puestos de comida emanaban deliciosos aromas de churros, algodón de azúcar y palomitas de maíz, llenando el aire con una tentadora fragancia. Los juegos de feria estaban abarrotados de niños riendo y correteando de un lado a otro, ansiosos por probar sus habilidades y ganar premios. La energía contagiosa y la alegría en cada rincón eran palpables.Celine recorrió el lugar con la mirada, esbozando una sonrisa al observar a una pequeña niña compartir su galleta con lo que parecía ser su hermano mayor. No debía tener más de ocho años, pero se percibía lo protector que era con la niña, sin despegarse de su lado.—Son tan tiernos —murmuró para sí misma.Mirando en dirección a donde se encontraba la vista de Celine, Enzo observó la escena con compasión. Saber que la vida de cada uno de esos niños dependía de alguien más que les diera un hogar estrujaba su corazón. Era consciente de que no todos tendrían la misma fortuna y las esperanzas de pertenecer a
—Ya vuelvo —se alejó en dirección al escenario, tomó el micrófono que le ofrecía el hombre y comenzó a hablar con entusiasmo—. Espero que todos estén disfrutando, hoy es un día importante para ayudar a quienes más lo necesitan. Así que agradezco que estén aquí.Los presentes escuchaban atentamente sus palabras, algunos asintiendo con la cabeza y otros aplaudiendo ocasionalmente. Algunos niños se acercaron curiosos para escuchar lo que decía el rubio, mientras otros continuaban disfrutando de las actividades de la feria.En ese momento, el sol empezó a descender en el horizonte, arrojando una luz dorada sobre el lugar y creando una atmósfera mágica. La feria seguía llena de actividad y alegría, con Erick en el escenario inspirando a la comunidad a unirse en un acto de solidaridad y generosidad. El evento había logrado unir a todos en un acto de nobleza, demostrando que juntos podían marcar la diferencia en el mundo.(...)Minutos después, Celine recibió un mensaje de Enzo que la alerta
El vuelo había despegado temprano, sin mayores contratiempos, durante el aterrizaje no hubo ninguna complicación de importancia y antes de que se dieran cuenta, ya habían llegado a casa sanos y salvos. Enzo se sintió aliviado de haber mantenido el control en el viaje, a pesar del terror que le provocaba estar en las alturas, encerrado en un avión. En esta ocasión, logró mantener la calma, siendo capaz de permanecer tranquilo durante el resto del vuelo. Quizás se debió a la presencia de su compañera de viaje, quien le transmitió seguridad y completa paz, lo cual contribuyó a calmar sus nervios y a hacerle sentir más relajado.George había ido por ellos al aeropuerto. Iba conduciendo hacia la residencia cuando recibió una llamada del señor Emir. Nervioso, miró por el espejo retrovisor a la pareja, sentados uno al lado del otro. Enzo estaba concentrado mirando la pantalla de su laptop, mientras Celine observaba por la ventanilla con la vista perdida."¿Tan mal la habrán pasado?" Se pregu
La complicidad entre ambas era evidente, habían congeniado desde el principio a pesar del poco tiempo que llevaban conociéndose. A Celine le agradaba la compañía de Claudia, especialmente durante las noches en las que compartían lecturas en la biblioteca. Sin saberlo, la pelirroja había estado ayudando a Claudia a lidiar con su insomnio, ofreciéndole una distracción agradable en lugar de quedarse dando vueltas en la cama luchando por conciliar el sueño.—Es muy amable señorita. Gracias —una sonrisa se extendió por todo su rostro, contenta de aquel regalo—. Oh, por cierto, ¿ya conoces a Jessica? Claudia miró hacia la joven que había permanecido en silencio a su lado y Celine asintió, dirigiendo su mirada hacia Jessica, quien parecía mantener una actitud reservada.—Sí, acabo de conocerla —respondió Celine, notando la falta de interacción por parte de Jessica.—Bien, me has ahorrado las presentaciones. Jess es una buena chica, solo un poco tímida pero es muy competente en el trabajo. M
Enzo, a pesar de intentar mantener la calma, no pudo evitar sentir una punzada de celos al escuchar el nombre de Erick siendo mencionado por Celine. Su mente empezó a divagar, recordando a aquel tal Oliver. No entendía por qué de repente había aparecido en la feria que Erick organizaba, pero estaba seguro de que ambos hermanos estaban interesados en Celine.Miró a la pelirroja, quien casualmente recibió una llamada de Erick. En su rostro se dibujaba la confusión, tal vez por lo inesperado que era que él se pusiera en contacto tan pronto. Enzo se preguntaba si Celine había compartido su número con alguien que apenas conocía, lo cual le parecía imprudente. Sin embargo, descartó ese pensamiento al notar la sorpresa en el rostro de la joven.Mientras tanto, Celine parpadeó confundida, esperando que Erick dijera algo. Pero la línea se mantuvo en silencio por unos breves segundos que para ella parecieron eternos.—Sí, ese mismo —dijo Erick finalmente—. Te preguntarás a qué he llamado, ¿verd
Sin embargo, aunque enojaba a Enzo el hecho de saber que su esposa vería a aquel hombre, le pareció impertinente lo que estaba haciendo Jessica, tomando en cuenta que no existía ninguna confianza entre ellos. Se estaba tomando el atrevimiento de informar de algo que no tenía nada que ver con ella. Su actitud le resultaba no solo indiscreta, sino también molesta. Así que no dudó en reprenderla con desaprobación.—¿Qué pretendes al decirme esto? ¿Acaso te he preguntado al respecto? No acepto entrometidos en mi casa, mucho menos tolero a ningún fisgón que se inmiscuya en asuntos o conversaciones ajenos que no son de su incumbencia. ¿Te quedó claro? —reprendió dedicándole una mirada de disconformidad—. Deberías saber cuál es tu lugar.Al percibir lo disgustado que estaba su jefe, la chica se sintió descontenta al no lograr su objetivo de provocar tensión y problemas entre Celine y Enzo. En defensa, respondió.—Creí que debía saberlo, señor. Hace minutos estaba muy interesado en descubrir
Enzo condujo a Celine en su auto hasta la cafetería donde se encontraría con Erick. Observó cómo ella descendía del coche y se despedía rápidamente con una sonrisa de agradecimiento. Entró al local sin dificultad y localizó a Erick sentado en una mesa en el fondo. Esto provocó un revuelo en el interior de Enzo. Desde el auto, indeciso, observaba la escena sin poder evitar sentir un cierto malestar. Se debatía internamente sobre si debía intervenir o simplemente marcharse.Finalmente, tomó una decisión. Puso en marcha el auto y se dirigió al bar que solía frecuentar con George, intentando alejar la imagen de Celine y Erick juntos en la cafetería de su mente. Enzo sabía que no podía obligar a Celine a elegirlo a él, pero no podía evitar sentir celos y el deseo de protegerla. Su mente simplemente no podía procesar la idea de ver a Celine con otro hombre que no fuera él. Con la mirada perdida y el corazón lleno de confusión, Enzo conducía por la ciudad