Mat mira a Isis moverse inquieta en los brazos de su humano. Comienza a ronronear, logrando que Isis se tranquilice. Jacking mantiene su silencio, recordando lo sucedido con la llamada ese día. Había tomado su teléfono y respondido en su idioma natal; estaba seguro de que Isis no lo conocía, por lo que podía hablar con confianza sin que ella comprendiera nada.
—¿Sí? —respondió. Era Amet, su beta. —Mi Alfa, hemos localizado un grupo de lobos salvajes cerca de la manada, han raptado a tres lobas nuestras —le comunicó—. Bennu ya los está persiguiendo, pero nos llevan ventaja. Creo que están más cerca de donde tú estás. —¿Cuántos son? —preguntó de inmediato. —Tres, pero muy peligrosos —obtuvo como respuesta. —¿Qué ruta tomaron? —volvi&oaLos tres hombres lobos se quedan observando a su Alfa. Jacking es muy abierto con ellos desde siempre, pero hoy pueden percibir que desconfía aunque no les dice nada. Se miran entre ellos tratando de entender lo que sucede. No es la primera vez que tratan de raptar a sus lobas; han perdido integrantes de su manada a través de los años, aunque siempre las han recuperado.La tensión en el despacho es evidente. Amet, como Beta, conoce mejor que nadie los cambios de humor de su Alfa, y puede sentir que hay algo más allá de la preocupación habitual por el intento de rapto. Bennu, por su parte, aprieta inconscientemente los puños, recordando cada una de las veces que han tenido que defender a sus mujeres de ataques similares.Ninguna otra manada de lobos en el mundo entero tiene el poder de ellos. Son semidioses, con poderes excepcionales, heredados de los dioses que reencarnaban en ellos desde tiempos inm
Las cuevas milagrosas eran una mortífera trampa para quienes no las conocieran. Pero para los de su manada, era el refugio ideal, un regalo de los dioses. Mediante ellas podían aparecer en cualquier lugar en el que pensaran, como si el espacio y el tiempo fueran simples ilusiones. Incluso, podían hacer viajes en el tiempo, un poder tan extraordinario como peligroso. Son un regalo de los dioses, tan antiguas como la misma tierra. Pueden llevarlas con ellos a donde quiera que vayan, como un pedazo de su hogar familiar.Muy pocas veces las habían utilizado para viajes temporales, ya que Jacking, luego de intentar volver al pasado para salvar a sus padres y hermana, y ver que no se podía cambiar el hecho, había prohibido su utilización con el corazón destrozado. Solamente Bennu, Horacio, Teka, Ahá, él y Jacking tenían conocimiento de su verdadero poder. Los demás miembros de la manada p
La oscuridad la envolvía mientras las voces preocupadas se desvanecían en su inconsciencia. El dolor en su cabeza era muy fuerte, quería despertar, pero algo la mantenía con los ojos cerrados. Además, estaba esa voz que la llamaba: Mi Luna, despierta mi Luna. Te cuidaré una eternidad.De pronto el silencio, ese cruel silencio que la envolvía y la hacía desaparecer en la soledad que la rodeaba. Su miedo se hizo grande, sobre todo cuando comenzó a transformarse en imágenes nebulosas, como si atravesara un velo entre dos mundos:Se vio correr desesperada sujetando su enorme vientre. El dolor la desgarraba por dentro mientras se ocultaba entre los matorrales. Su vientre, enormemente abultado, apenas le permitía moverse con sigilo. Las contracciones eran cada vez más frecuentes, pero no podía gritar. No debía hacerlo. Seth estaba ahí fuera, busc&aacut
Ya han pasado más de diez días desde que Isis se desmayara y no se recobra. Estoy muy impaciente. Hace una semana que debía estar en otro lugar para resolver un problema, pero me siento frustrado. Nunca quise encontrar a mi otra mitad, la destinada de la Luna.Es por eso, que mi lobo Mat está molesto, por no haberla reclamado cuando la encontré, ahora tampoco lo he hecho, a pesar de que la diosa luna, se empeña en ponerla en mi camino. Estoy decidido a escapar de esa relación.Y, aunque ya sé que Isis, posee un gran poder, que levanta en mí muchas sospechas porque es una simple humana. No he podido dilucidar el motivo de esa luz. Teka dice que es un conjuro que le puso alguien muy poderoso de protección. Pero quién, en su vida sólo hemos visto en sus memorias humanos, simples humanos.—Así que han estado husmeando en sus sueños—, dijo Teka-her, avanzando hacia
No sé qué hacer. Sé que me será muy difícil hacer que mi lobo renuncie a su mitad. No puedo obligarlo, tiene que tomar la decisión él mismo. He tratado de hacer que se olvide de ella, pero sé que no lo ha conseguido. Está muy furioso conmigo a pesar de que lo complací aquella vez en Francia.Cumplí con mi promesa de ir a la fiesta de quince años de Isis. Llegamos una hora y media después de haber comenzado. Entramos sin dificultad; había mucha gente. Mat localizó su olor inmediatamente. Se encontraba bailando sin parar en medio de la pista. Estaba vestida muy provocativamente: una falda muy corta que dejaba al descubierto sus hermosas piernas, y una pequeña blusa que apenas cubría sus exuberantes pechos, dejando ver su abdomen plano donde brillaba un piercing en el ombligo.Me acerqué despacio, esperando el mejor momento para abordarla. Pude darme c
Abro mis ojos y me encuentro en un lugar que desafía toda lógica terrenal. Nunca, ni en mis más fantasiosos sueños, podría compararse con lo que mis ojos están contemplando en este momento. A lo lejos, muy abajo, se extiende un horizonte teñido de rojo intenso, como si el mundo estuviera envuelto en llamas tenebrosas y amenazantes a las que nadie se atreve acercarse. Es una línea divisoria que marca el límite entre lo bueno y lo malo, entre la luz y la oscuridad eterna.Las llamas danzan en la distancia como lenguas hambrientas, creando sombras que parecen querer alcanzarnos. El calor que emana de ese abismo es apenas perceptible, como un recordatorio constante de lo que acecha más allá.Giro mi cabeza hacia el lado opuesto y el contraste es sobrecogedor. Una luz cálida y reconfortante baña el paisaje, tan pura que parece tener vida propia. Cerca, se extienden jardines eternos donde
Ella sufre una transformación ante mis ojos: su porte solemne se desvanece y adopta una actitud más juvenil, casi adolescente. Con un gesto inesperadamente infantil, se rasca la cabeza, despeinando algunos mechones de su cabello etéreo.— Pues, de eso no estoy muy segura —mi corazón se contrae dolorosamente ante sus palabras, como si una mano invisible lo estrujara. Ella, notando mi angustia, se apresura a continuar—. Pero una vez escuché que debes aferrarte a algo o alguien, por lo que valga la pena y desees vivir.— Pero no sé qué significa —murmuro, más para mí misma que para ella, mientras mi mente repasa las personas importantes en mi vida—. Tengo a mis padres, que claro, no quiero que sufran por mí.— Sí, eso es cierto, pero los abandonaste —dice ella con un tono de reproche que me molesta.— Solo me alejé un tiempo, ello
Isis respira aliviada al saber que terminó aquella pesadilla y suspira más calmada. El olor de Jacking la inunda y tranquiliza. Trata de incorporarse, pero una mano rodea su cintura y se asusta. Voltea su cabeza y ve a Jacking dormido a su lado. Se ve tan hermoso: sus gruesas cejas, sus largas pestañas, su nariz perfilada, y se detiene en sus hermosos labios húmedos.Sin darse cuenta de lo que hace, levanta su mano y comienza a acariciar con sus dedos el labio inferior de él. De pronto, Jacking toma su mano y abre sus ojos, que resplandecen de un color dorado. Ella salta asustada, pero al volver a mirarlo, él le sonríe y sus ojos tienen el azul oscuro de siempre. Respira aliviada. Debe haber sido el reflejo de la luz en ellos, se dice.—Al fin despertaste, Isis —dice él levantándose de la cama—. Disculpa por encontrarme aquí, es que no dejabas que me marchara. Y cuando te dejaba, siempr