«¿Crees que yo la asesiné?».Lucía abrió sus ojos de golpe al escuchar la cuestión de Henry, y lo miró a los ojos, sintiendo que el tiempo se detenía por una fracción de segundos, entonces sereflejó en su azulada mirada.—Responde mi pregunta, ¿crees que yo la asesiné? —volvió a preguntar, sin parpadear.La joven doctora, movió su cabeza negando.—No, no lo creo —dijo sin titubear.Henry colocó ambas manos sobre sus mejillas y acercó sus labios a los de ella. Separó con su lengua su boca y comenzó a hurgar en su interior, buscando tener contacto con su lengua.La lengua de la chica, acudió al encuentro de la lengua de él, escapándosele un ligero gemido, ante la forma tan apasionada que la besaba.Escucharla jadear lo hizo estremecerse, se separó de ella para tomar aire y poder mirarla a los ojos.—Yo no la asesiné —dijo en voz pausada, reponiéndose de aquel avasallador beso, que lo hacía desear más—, por eso me liberaron. —Pegó su frente a la de ella.— ¿Por qué Marc piensa que tú ere
William observó el cambio de actitud de Marc, al ver a su amigo, de inmediato se acercó a él y lo tomó por hombros.— ¿Qué demoni0s hace este asesino aquí? —interrogó. — ¿Por qué no me dijeron que vendría gruñó? —sintiendo que se le marcaban las venas del cuello.—No lo sabíamos —respondió Camila intentando calmarlo.—Es momento de que ajustemos cuentas —Marc gritó. — ¡Aquí estoy! —bramó—, es tu oportunidad para acabar conmigo —espetó—. Se me olvida que atacas de manera cobarde, y no te gusta que haya testigos.Henry tensó su mandíbula, lo miró directo a los ojos.—No caigas en provocaciones, por favor —Lucía suplicó—, será mejor que nos retiremos, lo lamento tanto. —Colocó sus manos sobre sus mejillas, buscando llamar su atención.La mirada de Henry se centró en la dulce voz de su acompañante, fijó sus verdosas gemas.—No te preocupes, estoy bien —contestó, recobrando la calma.Marc no pudo evitar acercarse a él, alejando a Lucía de él.—Voy a hacer que pagues, no sé como, pero voy a
—Por supuesto —Katherin contestó, limpiando su rostro con la yema de sus dedos—. Ve a arreglarte que esta noche la vas a pasar con Romeo.—No me obligues a estar con ese hombre, te lo suplico —solicitó—, haré todo lo que me pidas —suplicó con la mirada llena de lágrimas.Katherin la tomó por la barbilla y presionó con fuerza.— ¿Acaso Romeo no te ha atendido bien? ¿Niégame que no te haya hecho sentir más de un orgasmo?Las mejillas de Kate se sonrojaron, inclinó sus rostro lleno de vergüenza.—Solo porque he tenido que imaginar que se trata de Will cuando haciamos el amor —confesó—, no porque ese hombre sea muy bueno en la cama —aclaró—, nadie podrá hacerlo como él —sollozó.Una fuerte bofetada estremeció a la chica.—Más vale que te vayas a arreglar, espero que cuando regreses estés de mejor humor, porque vamos a dar el primer paso y les declararémos la guerra. Oh se olvidan de lo que hiciste, o les quitamos a la mocosa.La chica se limpió las lágrimas y la miró a los ojos.—Haré lo
Henry inhaló profundamente— ¡Stacy, tenía un amante! —pronunció con dificultad.Marc lo soltó de su firme agarre y sacudió su rostro en repetidas ocasiones, negándose a creer lo que acababa de escuchar.— ¡¿Qué has dicho?! —preguntó desconcertado— . Stacy sería incapaz —expresó—. Esther y yo la criamos con principios, y valores. Mi hija era una mujer de moral intachable—manifestó. — ¿Tienes pruebas de lo que hablas? No voy a permitir que ensucies la memoria de mi hija. —Lo señaló con su dedo índice.—No, aún no logro tener esas pruebas —contestó, y luego bebió de un solo golpe, su trago—. Es por eso que no me había acercado a usted, quien quiera que sea esa persona, sabe muy bien lo que hace, porque no dejó rastro. —Rascó su nuca.— ¿Qué te hace sospechar eso? —indagó.Henry miró a William.—Dile tú, a mí no me va a creer —manifestó.—La vi salir de una cafetería, me distraje unos segundos por un pleito de borrachos, cuando volví hacia ella, se estaba besando con un hombre, el cual p
— ¿Cuándo podré regresar a mi apartamento? —indagó Lucía al llegar a la casa de la playa en la que se estaba quedando desde hace unos días.— ¿No te gusta? —Henry preguntó al estacionar la SUV en la cochera, la miró con atención.Las mejillas de la joven se sonrojaron.—Sí, claro que me gusta —respondió mirándolo con ternura—. No me lo tomes a mal, como una persona mal agradecida, pero extraño mi departamento, además ya casi se me acaba el permiso y tengo que volver a mi trabajo. Necesito retomar mi vida —Mordió su labio inferior.—Lo sé y lo comprendo —expresó—. Estoy haciendo un par de adecuaciones en el apartamento —manifestó—, dame un par de días —solicitó—, no he podido acabarlas.—Seré paciente, solo con una condición. —Colocó su mano sobre la de él.— ¿Qué cosa? —preguntó con curiosidad.—Quédate conmigo —solicitó suspirando profundo.—Trato hecho —Henry esbozó una sonrisa. — ¿Deseas dormir en la sala o en la habitación de huéspedes? —bromeó.—Deseo despertar entre tus brazos —
—Sobre mi cadáver —William respondió sin titubear—, escúchame bien. —Colocó ambas manos sobre su afligido rostro—. Ellas no saben que tengo informantes, y no solo eso, sino que también estoy preparado para pelear la custodia. Ivy lleva mis apellidos, además de contar con el testimonio importante de Lucía, la doctora que te atendió, una testigo valiosa y no solo eso, cuento con más apoyo confía en mí —refirió.Camila se puso de pie, se acercó a él y lo abrazó.—Tampoco voy a darme por vencida, tengo que demostrar de una vez por todas, que esa mujer miente.—Así se habla —Will expresó—, no van a poder con nosotros. Desde que desapareciste, tomé cartas en el asunto, te aseguro que no van a tener el camino fácil.—Vamos con los niños —Camila dijo más tranquila—. Por cierto, Natasha llamó por teléfono, parece que la está pasando muy bien en aquel crucero, que le regalaste, dice que ya hizo un par de amigas.Will sonrió.—Me alegra mucho, que haya aceptado el viaje —comentó y ladeó los labi
Varios besos en los labios hicieron que Henry despertara sintiendo una extraña y cálida agitación en su pecho, de inmediato sus manos atraparon la estrecha cintura de Lucía, acercándo su cuerpo más al de él.— ¿Te gustó dormir con mi compañía? —indagó la chica.Henry abrió con lentitud sus ojos y dirigió su mirada hacia la dulzura de su rostro, ladeó los labios sonriente.—No solo me gustó, sino qué tu presencia me hace sentir que estoy en un hogar —expresó sin dejar de mirarla.La chica mordió su labio inferior y suspiró y se quedó pensativa.— ¿Qué ocurre? indagó él.—Hace tanto tiempo que vivo sola, que no me había puesto a pensar en lo que se siente estar en un hogar. Estar entre tus brazos me hace sentir protegida, me traen calma —confesó, recargando su rostro sobre su pecho.Los gruesos dedos de Henry, acariciaron por debajo del pijama su acremada piel, deslizándose en pequeños círculos sobre su dorso, disfrutando de su tersura.—Y eso que aún no hacemos el amor —manifestó con
Lucía acomodó su bolso en su consultorio, se dirigió a abrir las persianas y sonrió al sentir que ingresaba la luz del sol. Tomó asiento sobre su silla de cuero y recargó su cabeza sobre el respaldo, aún podía sentir los fuertes latidos de su corazón, ante lo ocurrido con Henry.—Estoy completamente hechizada ante tus encantos —refirió—, debiste lanzarme alguna clase de embrujo, porque no soy una mujer que cede con facilidad, pero cuando estoy frente a ti todo cambia. — Suspiró profundo.—Perdón que la interrumpa, doctora. —La asistente la interrumpió—, pero la busca un agente.Se puso de pie al escucharla, sabía que no podía ser Henry, por lo que se le hizo extraño, que la fueran a buscar.—Buenos días, doctora. Soy el agente George Zwan, nos conocimos en la estación, hace unos días —indicó—. Vine porque la he estado buscando, y nadie me ha sabido dar razón de usted.La joven tomó asiento.—Estaba muy ofuscada, no me podía sentir tranquila, después del ataque por lo que decidí tomarm