Hilda se llevó las manos a sus labios, cubriendolos, ante la indiscreción que acababa de cometer.—Ya metí la pata —expresó con reproche. Miró que no hubiera nadie cerca, tomó por el brazo a la chica y salió por la puerta de atrás al jardín.— ¿Qué ocurre? —Camila indagó.—Tenemos prohibido hablar de la vida privada del patrón —mencionó—, te pido que no vayas a decir nada, o me van a correr. —Presionó en una sola línea sus labios, afligida.—Te doy mi palabra —contestó—, no diré una sola palabra, lo prometo.—Gracias. —Limpió un par de lágrimas—, a la señorita Stacy la asesinaron a golpes —murmuró—, no alcanzó a llegar con vida al hospital.Camila abrió los ojos de par en par, al escucharla hablar.— ¡Qué horror! —su voz se fragmentó—, pobre hombre, cuanto debe sufrir al haber perdido a las personas más importantes de su vida —sollozó.—Mucho, la señorita Stacy está por cumplir 3 años de haberse reunido con su mamá.— ¡Hilda!El grito desde la cocina de Marc las asustó, ambas se pusie
Por la mañana, William se encontraba siguiendo las indicaciones de un tutorial en youtube, para preparar unos hot cakes especialmente para Ivy, continuó batiendo la mezcla, cuando la pequeña se acercó y le agregó un puñado de pequeños malvaviscos. Ladeó los labios, sonriente. —Confío en tu buen gusto. Ivy elevó su rostro, con orgullo, y sonrió. Escuchar que su papá le dijera eso, la hizo sentir muy especial. —Anda es momento de sentarse, que ya están listos. La pequeña tomó su lugar y miró todas las cosas que había sobre la mesa: mermelada, leche condensada, crema de cacahuate, nutella, miel de maple, crema batida, frutos rojos, chocolate líquido, que no sabía bien que elegir, ante tantas opciones. — ¿Qué me recomiendas? —miró a su papá. William se quedó pensativo. —Te propongo un poco de miel de maple, frutos rojos y…, coronamos con crema batida. —Elevó una ceja ante su propuesta. —Me parece bien, a mi mamá le gustan mucho con lechera —expresó suspirando con nostalgia—, segur
Santa Mónica, California. Estacionó su auto y salió con Ivy entre sus brazos, al haberse quedado dormida durante el viaje, después de haber cantado el tema del elefante y quedarse en: 100 elefantes se columpiaban… y haber perdido la cuenta. Abrió la puerta de su apartamento y enseguida, encendió el aire acondicionado, su pecho dolió al recordar que la última vez, que había estado ahí fue para proponerle a Camila que se mudaran a su casa. Su mirada se rozó. Al recostar a Ivy, de inmediato abrió los ojos, al sentir que la estaba acomodando sobre uno de los sillones. — ¿Ya llegamos? —cuestionó mostrando emoción en su mirada. —Sí, ya llegamos —respondió retirando, varios mechones de su rostro. — ¿Ya me vas a decir en dónde estamos? —se levantó observando el interior del lugar, viendo que era muy sobrio, solo tenía lo necesario, no estaba arreglado a detalle como la residencia de Beverly Hill. —Asómate por la terraza —Will señaló. Ivy corrió hacia la puerta y abrió las persianas, d
Camila leía un libro que encontró, estaba sentada en el suelo, escribiendo sobre la mesa de centro, haciendo anotaciones sobre un papel, intentando aprender algo nuevo. Disfrutaba de la música clásica que Marc seleccionaba para estimular al bebé, haciendo que Hilda la pusiera, mientras él salía a su empresa.Estaba tan concentrada que no escucho cuando regresó y se acercó a ella.—Buenas tardes —saludó Marc, esperando a que se diera cuenta de que estaba ahí.—Hola, ¿cómo le fue? —indagó la joven, dándose cuenta que había regresado antes de lo normal. — ¿Todo bien? —preguntó.Marc la miró con ternura y se acercó a ayudarla a que se pusiera de pie.—En tu estado, no deberías estar en el suelo, que tal que no te puedes parar —dijo con preocupación.—No tengo tanto tiempo de embarazo, estoy bien —contestó ella, dándose cuenta que iba acompañado.—Te presento a mi amigo Ian, es un reconocido maestro, pensando que estás algo desorientada, le he pedido que venga a darte clases particulares.
Tres meses después. Una torrencial lluvia azotó la localidad de Santa Bárbara, estrepitosos estruendos resonaban sobre la zona. Eran las 3:00 am, cuando Marc descendió y fue a prepararse un café. Justo cuando vio un fuerte rayo sobre la ventana, su pecho se agitó, al grado de que su respiración se entrecortó, bebió un sorbo de café y se dirigió hacia la sala, recostandose sobre el reposet de cuero color chocolate. Sin poder evitarlo, varias lágrimas rodaron sobre sus mejillas, al ver como la lluvía empapaba los cristales de las ventanas. Limpió con el dorso de su mano, sus humedecidas mejillas, no se dio cuenta en qué momento sus ojos lo traicionaron y comenzó a sollozar, aquel día era el aniversario luctuoso, número tres de su amada hija Stacy. Justamente en un día tan sombrío y con una tormenta parecida a esa, recibió la peor noticia de su vida, en el que su corazón se desgarró y ya no tuvo compostura, poco a poco, como si de una película de horror se tratase, fue reviviendo aquel
Desde que llegó a la casa, Kate se encontraba muy enojada, ya que le habían avisado, que había un problema con los inversionistas de KAM, su marca de cosméticos. Encontrar con el desorden en la casa, y luego ver como Ivy, tiraba el agua sobre el sillón, por lo que fue la gota que derramó el vaso, y descargó toda su rabia, sobre la niña.Elevó lo más alto que pudo su mano, para darle una fuerte bofetada y lanzó el golpe…Ivy cerró sus ojos, y contuvo la respiración, completamente asustada.—En tu vida, vuelvas a intentar golpear a mi hija. —William se interpuso y detuvo con fuerza el brazo de Kate, su azulada mirada, se oscureció tornándose grisáceo, que emanaba furia y coraje.Abrió los ojos de par en par, completamente sorprendida al tener frente a ella a la versión más enfurecida, que nunca creyó poder ver de su ex esposo.—Solo intento educarla, es evidente que esa mujer, no lo hizo bien, ¿no te das cuenta? —expresó con nerviosismo—. Mira como tienen la sala, es un asco, echó a per
Camila se acomodó el lindo overol de maternidad que llevaba y tomó asiento frente a Marc, dispuesta a escucharlo.—Mi hija siempre fue una niña buena, era tierna y dulce, así como tú. —La miró con lágrimas en los ojos—, cuando entró a la universidad, decidió estudiar derecho, un día cuando salía de la universidad, la asaltaron, cuando fue a presentar su denuncia, conoció a un hombre que conocía ahí y comenzó a salir con él, duraron saliendo un año y medio, cuando me anunciaron que se iban a casar.Camila acercó un pañuelo desechable y se lo entregó.—Nunca me gustó su relación —explicó—, los policías tienen mala fama de mujeriegos, además que sus horarios son muy complicados, pero no dije nada y respeté su decisión. Al principio la veía feliz, radiante, pero pasado el tiempo, ya no. Recuerdo bien haberle visto un par de moretones en los brazos. Cuando le pregunté ¿qué le había ocurrido?, se puso nerviosa y me inventó una excusa, que no me trague, hasta que comenzó a dejar de visitar.
En cuanto el vehículo que conducía Archie, se estacionó en el área de urgencias, Marc salió corriendo para abrir la puerta y ayudarla.Camila dio un fuerte apretón sobre la mano de él, al tener una contracción, presionó con fuerza sus ojos y se detuvo.—Todo va a estar bien.Camila escuchó decir, tomó asiento sobre una silla y fue llevada a la pequeña sala de urgencias.—Necesitamos que te cambies de ropa, por esta bata —solicitó una enfermera.A pasos lenta la chica, se dirigió al sanitario y se cambió. En cuanto lo hizo, se recostó sobre una camilla y le colocaron un monitor sobre su vientre para revisar al bebé.— ¿Se encuentra bien? —preguntó sin poder ocultar su aflicción—, apenas tengo ocho meses de embarazo —explicó.La enfermera, le sonrió.—Tranquila, parece que decidió adelantarse, su frecuencia cardiaca, está bien.La chica soltó el aire que contenía.—En un momento te vamos a pasar a la sala de expulsión.Camila llevó sus manos hacia su vientre y cerró sus ojos, pidiendo q