Que cerca estuvieron a escasos milímetros y como decimos en México, se les cebó. ¿Logrará Kate cumplir su amenaza?
Eran cerca de las 6:00 pm, cuando llegó de trabajar Camila, se sentía fatigada, ya que tuvo que cubrir el turno de una compañera. Al ingresar sintió como si una fuerte descarga le cayera encima, al ver a William sentado en el comedor, con Ivy ayudándole a la tarea y a Kate llevarles un par de tartas de frutas.Presionó el estuche molde que cubría el pastel, que le llevaba a su pequeña e inhaló profundo para no lanzar al piso lo que Kate les dio. —Está muy rico, gracias —respondió Ivy y prosiguió haciendo pequeñas bolitas de papel con sus dedos, mientras William, coloca pegamento en una tapa de hule.—Me alegra saber que te gusta —sonrió—, me encargaré de traerlo más seguido.—En realidad el pastel de queso con zarzamoras que prepara mi mamá, es más bueno. —Inhaló profundo y lo saboreó.Kate disimuló su enfado.—Me encantaría probarlo —expresó y se acercó hacia donde se encontraba William, para acercar un trozo de papel, aprovechó para hacer notar su perfecto escote.William no pudo e
En cuanto llegaron a la casa, ingresaron a la cocina y tomaron algunas bebidas, para hidratarse, entonces se cruzaron con Kate. — ¿Cómo les fue en tu visita con la loquera? —bromeó mirando a la niña. — Acaso estoy loca, ¿por eso me están llevando? —Ivy indagó con extrañeza. Camila y William, rodaron los ojos, a ella se le revolvió el estómago al escucharla hablar. Kate no pudo evitar reír. —Solo es una broma, pequeña, deseaba hacerte sonreír, pero me temo que soy muy mala para eso, mi sentido del humor es distinto. —Se encogió de hombros. —Oh…, no se preocupe —respondió Ivy sin darle importancia—, quizás lo que le hace falta, es ser más divertida, siempre tiene la cara larga —la imitó—, yo creo que lo que necesita, cambiar su cara, porque parece que siempre está de malas. William presionó con fuerza los labios, para no burlarse. Entonces Kate dejó de burlarse y no dijo nada más. —Tengo que decirte algo. —Camila acomodó un mechón de la castaña cabellera de Ivy, su mirada se cr
—Mamá —Ivy susurró, al verla recostada—. Es hora de irnos, te están esperando en la sala.Camila abrió su acuosa mirada y parpadeó en un par de ocasiones.—Lo lamento tanto, cariño, pero no me siento bien —susurró.— ¿Qué te duele? —indagó.«Me duele el alma, me siento impotente de estar atrapada en la red de esa maldit@ mujer, que dice ser tu verdadera madre; quisiera sujetarla de los cabellos y arrastrarla por todas partes», gritó en su interior.Sacudió su rostro y volvió al aquí y ahora.—La cabeza, tengo migraña —mintió—, necesito dormir —fingió emitir un largo bostezó.—Voy a decirles que no vamos a ir, que me voy a quedar a cuidarte. —Se giró para salir de la habitación a pasas rápidos.— ¡No! —exclamó recordando aquellas amenazas—, qué te parece si mientras yo descanso, tú sales un rato y te diviertes, para cuando regreses, me sentiré mucho mejor.Ivy sintió que su garganta pico, y su respiración se entrecortó.—No me gusta salir sin ti —manifestó inclinando su rostro con tr
Al siguiente día, Camila regresó de su trabajo, sintiéndose muy feliz, ya que había logrado ganarse un bono, además que ganaba tres veces más que en su antiguo trabajo. Además que tendría todas las prestaciones sociales, que siempre soñó. No lo podía creer, se sentía muy contenta, porque por fin podría ahorrar para poder ahorrar para comprar un lugar en donde vivir, y llevarse a su hija de ahí. Tenía que ser cuidadora y pensar en la forma de alejarse, de las garras de Kate. Al entrar ala casa, el estómago se le hizo nudos, de tan solo imaginar que esa mujer estaría ahí, ingresó con discreción y se dio cuenta que no se encontraba en la planta baja, por lo que de inmediato subió a su habitación, y se recostó unos minutos, entonces vio las prendas que había dejado en el suelo y recordó el encargo de kate, resopló. Se dirigió al cuarto de lavado y se ocupó de hacer lo que le indicó esa despreciable mujer, justo cuando las finalizó de tender escuchó la voz de su pequeña, bu
Sin encontrar una explicación, Camila cerró sus ojos y permitió que William la besara, la realidad era que al haberse convertido en una madre a temprana edad, nunca nadie lo había hecho, por lo que estaba segura que, él se daría cuenta de su inexperiencia. Sin embargo, sentir la calidez de su lengua hurgando en el interior de su boca, fue algo que le agradó, despertando en la joven una fuerte agitación, un corrientazo que llegó por todo su cuerpo y se instaló en lo más profundo de su alma, provocando que despertara algo en ella que no sabía que existía. William se complació al darse cuenta de que no tenía la mínima idea de qué hacer para corresponder ante las caricias de lengua, para él solo bastaba, con que no opusiera resistencia y se dejará llevar por aquel breve momento que perpetuaría para siempre, por lo que disfrutó lo más que pudo de la tibieza y el dulce sabor de sus labios. En el momento que se separaron, debido a la falta de aire, sonrió al apreciar sus sonrojadas mejill
—Buenas noches —expresó con voz nerviosa.William se aproximó a ella y le dio un besó cerca de la comisura de sus labios, acto que le erizó la piel, inhaló profundamente, sintiendo como el embriagante y varonil, aroma de su fragancia se colaba a través de sus fosas nasales, provocando que su cuerpo se estremeciera, sintiendo una punzada en su vientre, estacionándose en su zona femenina.—Ho-la —Camila se aclaró la garganta al pronunciar tan simples palabras.—Ordené que nos traigan la cena a la sala de tele —anunció—, me acordé de una vieja película, me gustaría que la viéramos juntos.La mirada de Ivy se iluminó.— ¡Qué buena idea! —exclamó con la mirada llena de brillo.—Voy a ponerme ropa cómoda. —Aflojó el agarre de su corbata, y retiró su saco.Camila contuvo el aire, al apreciar lo bien que se veía con esa camisa ajustada. Sacudió su rostro y se dirigió a la cabina de baño a colocarse el pijama, mientras Ivy corría a buscar su ropa y sacarla de la cajonera.Al llegar al cuarto d
Camila yacía dormida entre la tibieza del cuerpo de él, la tenue luz de la luna, alumbraba lo suficiente para que William, pasara largo rato observando sus delicadas facciones, y disfrutara de la cercanía de su piel. Acercó sus labios con mucho cuidado y besó la punta de su nariz, cada que emitía un respiró, se le colaba su dulce aroma de flores de cerezo, haciendo que se llenara de una gran vitalidad, que hacía mucho tiempo no tenía. —Eres mía —susurró—, completamente mía. —Acercó su rostro al hueco de su cuello y reposó ahí, disfrutando de la manera en la que respiraba con tranquilidad, a diferencia de él, que no lograba conciliar el sueño, aún no podía controlar las marejada de emociones que lo desbordaban, se sentía como un adolescente, con su primer amor. Acomodó una de sus suaves manos sobre la curvatura de su cintura, entonces la puntita de sus dedos, comenzó a deslizarse en pequeños círculos, una y otra vez. Bostezó sintiendo que el sueño, por fin empezaba a vencerlo. Hast
Agitaba con desesperación uno de sus pies, haciendo que la punta de su fina zapatilla, chocara con uno de los pedales de su auto, miró el reloj, viendo que comenzaba a oscurecer y no lograba ver que saliera de trabajar Camila.— ¿Dónde demoni0s estás? —bramó presionando los dientes.Hasta que la puerta de salida del personal de aquella reconocida pastelería se abrió y poco a poco comenzaron a salir los empleados.—Vaya por fin. —Encendió el motor de su elegante audi, al ver que Camila caminaba mirando su móvil, comenzó a seguirla a discreción. Justo cuando ella se detuvo, aprovechó para acercarse—. Sube —ordenó—, tenemos que hablar y poner las cosas en claro —indicó descargando en su mirada la rabia que sentía.Camila inhaló profundamente, canceló el servicio de Uber y subió.— ¿De qué es lo que desea hablar? —cuestionó.De inmediato Kate aceleró el auto y buscó alejarse de la gran urbe.— ¡Callate! —exclamó—, aquí la que da las órdenes, soy yo —espetó—, yo te dire cuando puedas habla