¿Corresponderá Camila a ese tan anhelado beso? Las leo.
Sin encontrar una explicación, Camila cerró sus ojos y permitió que William la besara, la realidad era que al haberse convertido en una madre a temprana edad, nunca nadie lo había hecho, por lo que estaba segura que, él se daría cuenta de su inexperiencia. Sin embargo, sentir la calidez de su lengua hurgando en el interior de su boca, fue algo que le agradó, despertando en la joven una fuerte agitación, un corrientazo que llegó por todo su cuerpo y se instaló en lo más profundo de su alma, provocando que despertara algo en ella que no sabía que existía. William se complació al darse cuenta de que no tenía la mínima idea de qué hacer para corresponder ante las caricias de lengua, para él solo bastaba, con que no opusiera resistencia y se dejará llevar por aquel breve momento que perpetuaría para siempre, por lo que disfrutó lo más que pudo de la tibieza y el dulce sabor de sus labios. En el momento que se separaron, debido a la falta de aire, sonrió al apreciar sus sonrojadas mejill
—Buenas noches —expresó con voz nerviosa.William se aproximó a ella y le dio un besó cerca de la comisura de sus labios, acto que le erizó la piel, inhaló profundamente, sintiendo como el embriagante y varonil, aroma de su fragancia se colaba a través de sus fosas nasales, provocando que su cuerpo se estremeciera, sintiendo una punzada en su vientre, estacionándose en su zona femenina.—Ho-la —Camila se aclaró la garganta al pronunciar tan simples palabras.—Ordené que nos traigan la cena a la sala de tele —anunció—, me acordé de una vieja película, me gustaría que la viéramos juntos.La mirada de Ivy se iluminó.— ¡Qué buena idea! —exclamó con la mirada llena de brillo.—Voy a ponerme ropa cómoda. —Aflojó el agarre de su corbata, y retiró su saco.Camila contuvo el aire, al apreciar lo bien que se veía con esa camisa ajustada. Sacudió su rostro y se dirigió a la cabina de baño a colocarse el pijama, mientras Ivy corría a buscar su ropa y sacarla de la cajonera.Al llegar al cuarto d
Camila yacía dormida entre la tibieza del cuerpo de él, la tenue luz de la luna, alumbraba lo suficiente para que William, pasara largo rato observando sus delicadas facciones, y disfrutara de la cercanía de su piel. Acercó sus labios con mucho cuidado y besó la punta de su nariz, cada que emitía un respiró, se le colaba su dulce aroma de flores de cerezo, haciendo que se llenara de una gran vitalidad, que hacía mucho tiempo no tenía. —Eres mía —susurró—, completamente mía. —Acercó su rostro al hueco de su cuello y reposó ahí, disfrutando de la manera en la que respiraba con tranquilidad, a diferencia de él, que no lograba conciliar el sueño, aún no podía controlar las marejada de emociones que lo desbordaban, se sentía como un adolescente, con su primer amor. Acomodó una de sus suaves manos sobre la curvatura de su cintura, entonces la puntita de sus dedos, comenzó a deslizarse en pequeños círculos, una y otra vez. Bostezó sintiendo que el sueño, por fin empezaba a vencerlo. Hast
Agitaba con desesperación uno de sus pies, haciendo que la punta de su fina zapatilla, chocara con uno de los pedales de su auto, miró el reloj, viendo que comenzaba a oscurecer y no lograba ver que saliera de trabajar Camila.— ¿Dónde demoni0s estás? —bramó presionando los dientes.Hasta que la puerta de salida del personal de aquella reconocida pastelería se abrió y poco a poco comenzaron a salir los empleados.—Vaya por fin. —Encendió el motor de su elegante audi, al ver que Camila caminaba mirando su móvil, comenzó a seguirla a discreción. Justo cuando ella se detuvo, aprovechó para acercarse—. Sube —ordenó—, tenemos que hablar y poner las cosas en claro —indicó descargando en su mirada la rabia que sentía.Camila inhaló profundamente, canceló el servicio de Uber y subió.— ¿De qué es lo que desea hablar? —cuestionó.De inmediato Kate aceleró el auto y buscó alejarse de la gran urbe.— ¡Callate! —exclamó—, aquí la que da las órdenes, soy yo —espetó—, yo te dire cuando puedas habla
Era de madrugada y William seguía sin tener noticias de Camila, caminaba de un lado a otro, lleno de gran aflicción, algo en su interior le decía que ella no estaba bien. Su garganta picaba ante el nudo que intentaba contener. — ¿Dónde estás? —se preguntó con la voz fragmentada, deseando que entrara por esa puerta sana y salva. El toquido de su puerta, hizo que sacudiera su rostro y saliera de sus pensamientos. —Lo busca el señor Henry. Linda comentó desde el exterior. —Que pase —respondió aclarándose la voz. La mujer abrió la puerta, sin poder dejar de ver al atractivo agente, su presencia la impuso, ya que era casi igual de alto que su patrón, su piel era un tono medio, además que lucía una atractiva barba de candado y bigote, no pudo evitar mirarlo de arriba hacia abajo, distinguiendo unos converse de bota, vaqueros oscuros y un suéter de cuello de tortuga y una chamarra de mezclilla, un look informal, tan distinto, pero igual de apetecible que para el hombre que trabajaba. —
— ¿Encontraron a mi mamá? —Ivy abrió la puerta de estudio de William, se acercó corriendo. — ¿Dónde está mi mamá? —movió con sus manitas la espalda de él.William abrió los ojos y enderezó su cuerpo, giró su rostro dándose cuenta de que se había quedado dormido sobre su escritorio y que ya había amanecido.— ¿Encontraron a mamá? —Ivy preguntó sin poder ocultar su preocupación—. Ya fui a buscarla por toda la casa, pero no la vi.La barbilla de Will tembló, al ver la carita llena de aflicción de su hija. Pasó las manos sobre su rostro para intentar desaturdirse.—Aún no —contestó en un susurró, reflejándose en la mirada de Ivy. Se puso de pie y la alzó entre sus brazos, para intentar reconfortarla, al ver que sus ojos eran completos pozos a punto de estallar.— ¿Por qué no aparece mi mami? —chilló con dolor, aferrándose con fuerza a su papá. —No lo se, cariño —contestó intentando mostrarse fuerte.— ¡Quiero ver a mi mami! —Ivy suplicó sin dejar de llorar—, por favor devuélvemela.Willi
—Por favor, no permitas que nada malo le pase a mi mamá. —Ivy clamó estando de arrodillada en su habitación, recargando sus codos sobre su cama—, haz que vuelva con nosotros, te lo suplico querido Dios, mi mami siempre me ha dicho que tú todo lo puedes. —Limpió con el dorso de su mano, el cúmulo de lágrimas que picaban sus ojitos. —Ahora te toca a ti —dijo a su papá, quien estaba arrodillado a su lado.William pasó saliva con dificultad, ante la solicitud de su hija y se quedó sin decir nada.— ¿Qué ocurre papá?—No estoy seguro de que me vaya a escuchar —resopló—, hace años, muchos años que no hablo con Dios —mencionó con sinceridad, sabiendo que ni siquiera tenía la certeza de su existencia.Ivy se llevó las manos a sus labios y los cubrió.—Estoy segura que si lo hacemos juntos, nos escuchará. —Su mirada brilló y sostuvo las manos de William—, cierra tus ojos y pide por mi mamá, por favor. Ella dice que a todos nos escucha y a todos nos ayuda —se fragmentó su voz.Inhaló profundo e
Al salir del ascensor, caminó a pasos firmes sobre las relucientes baldosas, que conducían hacia su oficina, al entrar frunció el ceño sintiendo gran molestia por la iluminación del interior, de inmediato tomó el control de uno de sus libreros e hizo que se cerraran.Dio un par de pasos más, hasta descender el escalón en desnivel y tomó asiento sobre uno de los mullidos sillones de la sala, recargando su cabeza sobre el oscuro respaldo, perdiéndose en sus pensamientos.—Le pedí a Tiana, que me avisara cuando llegaras —Guillermo dijo al ingresar—, toqué un par de veces, pero no respondiste. Espero que no te moleste que entre así. —Caminó hacia él.—No, no me molesta. —Sacudió su rostro y esperó a que se sentara frente a él.Guillermo colocó un vaso de café sobre la mesa.—Te traje uno. —Señaló con su dedo índice.—Lo necesitaba —William lo sujetó y dio un breve sorbo.— ¿Te ves muy agotado? —su amigo se desabrochó dos botones de su sacó y tomó asiento.—Lo estoy. —Presionó ambos labios