¿Creen que Camila podrá perder a Ivy? ¿Qué podrá suceder ahora que Kate quiere estar cerca de Ivy? Las leo en las reseñas.
William la sujetó entre la calidez de sus brazos y la llevó a la cama, se sentó a su lado y la cubrió con una frazada. —Intenta descansar. —Tomó un pañuelo desechable y limpió sus mejillas. —No creo poder hacerlo. —Observó el retrato que había en la mesa de noche, donde estaban Ivy y ella abrazadas—, no puedo dejar de tener miedo —manifestó. — ¿Y si me meten a la cárcel y nunca la vuelvo a ver? Una amarga sensación sobrecogió a William, la sola idea de imaginarla presa lo aterró. —Eso no va a pasar —se lo prometió a él mismo—, estaré pendiente de Kate, no permitiré que se atreva a denunciarte. —Depositó un beso casto sobre su frente. Camila cerró sus ojos y disfrutó por un breve instante, de la calidez y suavidad de sus labios, sintiendo una electrizante sensación, que rodeó todo su cuerpo, sintiendo una agradable sensación. Emitió una pequeña sonrisa, sin nada de ánimo, cerró sus ojos, y se quedó dormida, ante los mimos que William le daba. «¿Qué vamos a hacer?», se preguntó l
—Por…, que parece que le gusta hacerse la graciosa —William caminó a grandes zancadas hacia Kate y la tomó por el brazo—. Acompáñame a mi oficina —ordenó con voz seca y tiró de ella. La mujer abrió los ojos de par en par, ante la reacción de él. — ¿Acaso te volviste loca? —cuestionó con su gruesa voz. —¿No es lo que le iban a decir a la niña?, yo solo le di la pauta —se quejó. —Eres una completa desconocida, ¿qué es lo que buscas?, ¿causarle daño? —indagó. — ¿No se supone que te importa mucho? Kate presionó los labios con fuerza, para contener el temblor que sintió, ante sus cuestiones. —Deseo acercarme a ella, estoy impaciente —expresó con ansiedad. —Pues…, esta no es la forma —William presionó su mandíbula—, a la única mujer que ha conocido como su madre, es a Camila, y por el momento tiene que seguir así —ordenó. Kate no pudo evitar hacer un mohín, en señal de disgusto. —Después de todo lo que nos hizo, ¿vas a permitir que se siga saliendo con la suya? —interrogó ella. Wil
Momentos más tarde, Kate se fue a guardar todas sus cosas, llamó a Linda, para que le ayudara a acomodar su ropa, mientras ella se metía a ducharse.—Mañana que es sábado, ¿que acostumbran hacer en casa? —indagó Kate, en cuanto salió del baño.—Se la pasan en el jardín —contestó la mujer—, el señor William entra a la piscina con la niña, le está enseñando a nadar.— ¿Y la mujer esa? —indagó. — ¿No se mete al agua con ellos? cuestionó con curiosidad.—No, nunca la he visto que lo haga.— ¿Qué hace en ese tiempo? —Los acompaña un rato y luego se dirige a la cocina y les prepara emparedados y limonada —explicó.— ¿Emparedados? —se mofó—, a esa mujer no solo le falta clase, sino buen gusto por la comida. William jamás en la vida comía esas porquerías. —Se llevó la mano a la cabeza.—Si estuviera aquí Martha, ella se encargaría de todo, pero por desgracia, la corrieron —Linda se quejó.—Pero ya no lo está —expresó mientras acariciaba su castaña cabellera—, necesito saber ¿de qué lado est
Ivy frunció el ceño al ver que Camila se alejaba, no comprendía con exactitud lo que le ocurría, dejó el bocadillo sobre la mesa y se puso de pie. —Voy con mi mami —mencionó y se puso de pie. —Pero estás comiendo, seguro se le metió una basurita en el ojo y ahorita vuelve. —Acarició su barbilla—, anda sigue comiendo —solicitó—, todo lo preparé con mucho cariño, para celebrar mi regreso. —Tomó una copa de vino que recién les llevó Linda y bebió con rapidez un sorbo. —Kate tiene razón, sigue comiendo con tranquilidad. —Se puso de pie—. Voy a ver que no necesite nada —sonrió con ternura a su hija. El rostro de aquella fémina, cambió por completo al sentirse desconcertada ante la reacción de William, con una persona que no era ni de su familia, una gran descarga llena de celos, la invadió por completo. —Espero que no tarden —dijo, pero William ya se había alejado y no la alcanzó a escuchar, entonces, dejó su copa y tomó un pincho, para intentar disipar la frustración que la estremecía
Eran cerca de las 6:00 pm, cuando llegó de trabajar Camila, se sentía fatigada, ya que tuvo que cubrir el turno de una compañera. Al ingresar sintió como si una fuerte descarga le cayera encima, al ver a William sentado en el comedor, con Ivy ayudándole a la tarea y a Kate llevarles un par de tartas de frutas.Presionó el estuche molde que cubría el pastel, que le llevaba a su pequeña e inhaló profundo para no lanzar al piso lo que Kate les dio. —Está muy rico, gracias —respondió Ivy y prosiguió haciendo pequeñas bolitas de papel con sus dedos, mientras William, coloca pegamento en una tapa de hule.—Me alegra saber que te gusta —sonrió—, me encargaré de traerlo más seguido.—En realidad el pastel de queso con zarzamoras que prepara mi mamá, es más bueno. —Inhaló profundo y lo saboreó.Kate disimuló su enfado.—Me encantaría probarlo —expresó y se acercó hacia donde se encontraba William, para acercar un trozo de papel, aprovechó para hacer notar su perfecto escote.William no pudo e
En cuanto llegaron a la casa, ingresaron a la cocina y tomaron algunas bebidas, para hidratarse, entonces se cruzaron con Kate. — ¿Cómo les fue en tu visita con la loquera? —bromeó mirando a la niña. — Acaso estoy loca, ¿por eso me están llevando? —Ivy indagó con extrañeza. Camila y William, rodaron los ojos, a ella se le revolvió el estómago al escucharla hablar. Kate no pudo evitar reír. —Solo es una broma, pequeña, deseaba hacerte sonreír, pero me temo que soy muy mala para eso, mi sentido del humor es distinto. —Se encogió de hombros. —Oh…, no se preocupe —respondió Ivy sin darle importancia—, quizás lo que le hace falta, es ser más divertida, siempre tiene la cara larga —la imitó—, yo creo que lo que necesita, cambiar su cara, porque parece que siempre está de malas. William presionó con fuerza los labios, para no burlarse. Entonces Kate dejó de burlarse y no dijo nada más. —Tengo que decirte algo. —Camila acomodó un mechón de la castaña cabellera de Ivy, su mirada se cr
—Mamá —Ivy susurró, al verla recostada—. Es hora de irnos, te están esperando en la sala.Camila abrió su acuosa mirada y parpadeó en un par de ocasiones.—Lo lamento tanto, cariño, pero no me siento bien —susurró.— ¿Qué te duele? —indagó.«Me duele el alma, me siento impotente de estar atrapada en la red de esa maldit@ mujer, que dice ser tu verdadera madre; quisiera sujetarla de los cabellos y arrastrarla por todas partes», gritó en su interior.Sacudió su rostro y volvió al aquí y ahora.—La cabeza, tengo migraña —mintió—, necesito dormir —fingió emitir un largo bostezó.—Voy a decirles que no vamos a ir, que me voy a quedar a cuidarte. —Se giró para salir de la habitación a pasas rápidos.— ¡No! —exclamó recordando aquellas amenazas—, qué te parece si mientras yo descanso, tú sales un rato y te diviertes, para cuando regreses, me sentiré mucho mejor.Ivy sintió que su garganta pico, y su respiración se entrecortó.—No me gusta salir sin ti —manifestó inclinando su rostro con tr
Al siguiente día, Camila regresó de su trabajo, sintiéndose muy feliz, ya que había logrado ganarse un bono, además que ganaba tres veces más que en su antiguo trabajo. Además que tendría todas las prestaciones sociales, que siempre soñó. No lo podía creer, se sentía muy contenta, porque por fin podría ahorrar para poder ahorrar para comprar un lugar en donde vivir, y llevarse a su hija de ahí. Tenía que ser cuidadora y pensar en la forma de alejarse, de las garras de Kate. Al entrar ala casa, el estómago se le hizo nudos, de tan solo imaginar que esa mujer estaría ahí, ingresó con discreción y se dio cuenta que no se encontraba en la planta baja, por lo que de inmediato subió a su habitación, y se recostó unos minutos, entonces vio las prendas que había dejado en el suelo y recordó el encargo de kate, resopló. Se dirigió al cuarto de lavado y se ocupó de hacer lo que le indicó esa despreciable mujer, justo cuando las finalizó de tender escuchó la voz de su pequeña, bu