La temperatura del restaurante estaba bajo cero, los comensales ya se estaban comenzando a retirar, las cosas se veían peligrosas, los hombres que estaban sentados en aquella discreta mesa, no parecían ser para nada ordinariosSasha estaba realmente furioso al escuchar al imbécil de Lukani, su rival de amores si que era un completo bastardo, con gusto le rompería la cara hasta que ni su propia madre lo reconocieraAbelardo apretó los puños, quería moler a golpes al cabeza de la mafia Cosa Nostra, le estaba costando tolerar como hablaba de que su hijo no llegara al mundo, cómo si hablara de un animal insignificante, una vida sin valor.- ¿Por qué? ¿qué tiene en contra de que mi hijo nazca señor Gambino? es mi hijo, hijo de un Diamantis, pero también es su nieto, el bebé lleva su sangre, ¿qué no se supone que solo por eso debería de protegerlo? por su silencio debo entender que no le hará ¿verdad? al parecer su odio hacia la familia Diamantis, es mucho más fuerte que el amor a su nietoL
El terror atrevezó la mirada azul de Lukani, Gambino, los comensales estaban horrorizados con la terrible escena que estaban presenciando, el padre había baleado a su propia hija, ¡que horror!¡Abelardo..! Antonella alcanzo a decir en el oído al mafioso antes de cerrar los ojos, su herida sangraba demasiado, la bala había dado a un costado de su cintura, el mafioso griego estaba en shock¡Antonella! ¡resiste, cariño, todo va a estar bien, no vas a morir así, te lo prometo! . - Abelardo abrazaba a su pecho a la bella italiana, ella no respondía ya, su cuerpo estaba totalmente sin fuerza¡Papá! ¡Angelo! ¡llamen a una ambulancia, de prisa!. - los gritos de Abelardo eran desesperados, tenía su frente junto a la de Antonella, la mujer de la que se había enamorado y su bebé, estaban en peligro de muerte, ¿en qué jodido momento había pasado está desgracia? la vida no podía quitárselos, no ahora que apenas empezaban su historia de amor¡Hijaaaa! ¡princesa, mía! yo no quise.... yo nunca quise
El ambiente en la sala de espera era incómodo y muy sofocante, poco antes de que Sasha y Lukani se fueran a los golpes, Abelardo los calmó, él también quería desquitarse con el padre de Antonella por haberle disparado, aunque hubiese sido por equivocación el daño estaba hechoSeñor Lukani, ¿creé que es momento para ponerse a pelear? la vida de Antonella y la de mi hijo pende de un hilo, le aseguro que no necesito más drama. - la voz gruesa demandante de Abelardo se impusoEstá bien. - Lukani fue a sentarse de no muy buena gana a uno de los cómodos sillones, estaba realmente afectado por lo que había ocasionado, solo estaba tratando de desquitar su frustración, además que el odio que sentía por Sasha, no había disminuido ni siquiera un poco a pesar de los años transcurridosAl pasar una hora con quince minutos en los que se los dos padres mafiosos se estuvieron malmirando todo el tiempo, un doctor salió a darles información¡Familiares de Antonella Gambino!. - el galeno levantó la voz
Abigail sintió que algo no andaba bien, no había visto esa oscura mirada en su esposo desde aquella vez que la culparon de haberlo engañado, Aby tuvo un mal presentimiento, se preguntaba ¿qué había podido pasar para que el padre de sus hijos la mirara con tanta frialdad?Ponte de pié que tenemos que hablar, Abigail. - el mafioso estaba fuera de sí, los celos lo consumían, la rabia por haber sido la burla de su esposa a la que amaba con locura lo desquiciadaTú dirás ¿de qué quieres hablar conmigo?¿De qué? quiero hablar de cuándo Lukani te llevó con él a Italia, quiero saber de tu propia boca, ¿qué fue lo que pasó? ¿te acostaste con él? contéstame y no te atrevas a mentirmeSasha, acortó la distancia entre él y Aby, la pegó contra la pared haciendo un poco más de fuerza de lo normal en su agarre¡Respóndeme carajo!Sasha... yo.... ¿dime quién te dijo que Lukani y yo?¡El! ¡me lo dijo él, maldita sea! pero lo quiero escuchar de ti, ¡te atreviste a engañarme, Abigail! ¿te atreviste a de
En el hospital todo era un caos, para Franco fue difícil calmar a Abelardo e impedir que matara a medio mundo ahí, el maldito de Lukani y Donato, se habían llevado a la joven italiana sin medir las consecuencias que podía traerle el traslado, el bebé estaba en riesgo y ella apenas acababa de salir del quirófano, ¡qué canallas!Sasha se encontraba en la habitación conyugal todavía, estaba clavado en su sitio, no sabía que hacer, ¿cómo reaccionar ante semejando confesión? ¿por qué Aby? ¿por qué a ella le había tenido que suceder semejante abuso? El mafioso no podía conectar sus sentidos con su cuerpo, ni siquiera sabía sus su piernas le iban a responder si se ponía de pié, pero aún así fue en busca de AbigailSasha revisó cuarto por cuarto hasta encontrar la puerta de su hija Dasha, con seguro, Abigail estaba ahí dentro, eso era seguro, el mafioso tocó con los nudillosAbigail, se que estás ahí, ábreme la puerta. - el tono de Sasha ya no era de enfado, más bien era de súplica. - ábrem
Dasha, con su embarazo, estaba demasiado sensible, lloraba de la nada y ahora que se había enterado de que el hijo de su hermano Abelardo y la madre, estaban en peligro, el sentimiento era másCariño, ya no llores, La madre del bebé de Abelardo está bien, el bebé no tanto pero tenemos que pensar positivo. - el mafioso Alejandro la consolaba, el embarazo de su recién esposa lo estaba volviendo loco, amaba a Dasha con todo su frío corazón pero ya estaba que pedía auxilioPor otro lado, en el vuelo de regreso, Sebastián, hacía lo suyo con Dariana, la consentida Dary, estaba haciendo ver su suerte al mafioso, cambiaba de humor de un momento a otro. Eso me pasa por no hacerle caso a mi padrino, Sasha, tanto que me advirtió que no me fijará en su hija, ahora creo que lo hacía por mi bien, pero no entendí, yo solo me metí en ésto. - pensaba el sanguinario mafioso mientras le daba una botella de agua a su adorada DarianaEn menos de nada estuvieron en Grecia, las chicas fueron a contarle a s
Dos meses habían pasado, para algunos miembros de la familia Diamantis y Coleto muy rápido, pero para Abelardo, no, para él había resultado ser casi una eternidad, lo único que había podido hacer en ese tiempo había sido infiltrar hombres en ItaliaAl joven mafioso griego, le llegaban cada semana noticias de la mujer que amaba, los rumores decían que el bebé seguía con ella, Abelardo rogaba por qué así fueraEn Italia la hermosa Antonella, había despertado días después de su cirugía, había estado muy débil y convaleciente, al principio no podía moverse casi nada, tuvo que reposar la herida y la amenaza de aborto al mismo tiempoLukani no le había permitido usar celular a Antonella, no quería que se pusiera en contacto con los griegos, a los sirvientes que atendían a joven italiana, no se les permitía trabajar con móviles, el que lo hiciera podría considerarse muertoEra muy frustante para la joven de ojos azules como el cielo, quedarse en cama sin poder hacer nada para salir de ahí, ap
En la bella Italia, la madrugada parecía estar de lo más tranquila, sus habitantes dormían tranquilamente, nadie se había dado cuenta que aviones privados y comerciales llevaban docenas de hombres a cargo de Abelardo y los gemelos Coleto, Alejandro y SantiagoEl plan para sacar a Antonella del país, ya lo habían repasado docenas de veces, Abelardo no quiso que su padre lo acompañara, quería ser el mismo quién dirigiera el operativo más importante de su vida, cómo cabeza de familia de la mafia griega, el rescate de su mujer y su hijo, por qué no había perdido la esperanza de que todavía siguiera vivo en el vientre de su hermosa madreAntonella se encontraba dormida, el bebé últimamente le estaba provocando demasiado sueño, pasaba mucho tiempo en cama, el médico le había recetado vitaminas y mucho reposo para que se pudiera lograr el embarazo y que llegara a términoAún sin amanecer, los entrenados hombres griegos de Abelardo, se fueron infiltrando poco a poco en la mansión de los Gambin