SÁDICO
Capítulo 05
Elisa Scott
La brisa fría de la noche nublaba por unos segundos mis sentidos. Noah se detuvo a una distancia considerable para observarme y cuando por fin se dio cuenta que en realidad si soy yo, baja la cabeza y niega.
Rompimos de la forma más dramática posible, mamá acababa de ser diagnósticada con cáncer y todas esas cosas empezaron a corroer nuestra relación.
Noah fue el primer chico que me gustó en mi vida, nos conocimos en uno de los talleres de verano de nuestra preparatoria y salimos por algún tiempo hasta que todo llegó a su fin.
Cerré los ojos al recordar ese día, llovía con tanta fuerza sobre Falls City que muchos de los habitantes comenzaron a especular que el ángel de la muerte estaba triste y creo que era cierto porque mamá casi muere ese día. Estaba tan nerviosa y aunque mi teléfono sonaba y sonaba por las llamadas de mi novio decidí no tomar el teléfono.
El agua envolvía mi cuerpo y lo único que quería en ese momento era despertar de aquella horrible pesadilla que me arrebataría a mi madre.
Noah llegó de sorpresa al lago del pueblo en donde me encontraba. En realidad para él siempre fue fácil encontrarme hasta que mis decisiones nos separaron.
Él no lo soportó y su familia a ver su sufrimiento prefiero mudarse de este lugar hasta ahora que volvieron después de casi ocho años.
Sus facciones siguen siendo las mismas a pesar de ya llegar a los veinticinco. Esa barba de varios días que decora su mentón, lo hace lucir un poco mayor.
—¿Cuando volviste?—metió sus manos dentro de los bolsillos como solía hacerlo cuando algo lo colocaba nervioso y caí en cuenta de algo. ¿Noah había preguntado por mí?
—Hoy a medio día. ¿Cómo está Terry?—pregunté sin ni siquiera mirarlo.
Negó y parpadeé—Mi abuelo murió el verano pasado, por eso mis papás y yo estamos aquí...—apreté las piernas para no llorar pero no pude un viento helado había recorrido todo mi cuerpo.
Terry, su abuelo paterno fue nuestro celestino por tanto tiempo. Adoraba vernos juntos y ahora que él no está, su familia debe sentirse terrible.
—Lo siento tanto, Noah—susurré entre sollozos—Papá Terry seguro se fue feliz, ¿No lo crees?
Asintió sonriendo.
—Cuando rompimos...—comenzó a hablar y me estremecí—Él dijo que te volvería a encontrar—sus facciones se volvieron serias y arrugué las cejas—Dijo que las almas destinadas a estar juntas sus caminos están unidos... Y yo te acabo de...
Pude ver delante de mis ojos mi cabello moverse con salvajismo, alguien tiró de mi brazo con tanta fuerza que he terminado chocando con algo. Giro la cabeza para ver a Noah aterrado al mirar con sus propios ojos a Maximiliano delante de nosotros.
Mi corazón late con demasiada fuerza hasta el punto que siento que no puedo respirar más y todo empeora al ver mi mano izquierda ser rodeada por los dedos de mi ex novio.
—¿Quién eres tú?—escupió Noah sin soltarme, el mafioso sonríe con arrogancia para tomar así mi mano libre y hacerme quedar en medio de los dos.
—Aquí la verdadera pregunta es, ¿Quién m****a eres tú?—Maximiliano me jaló hacia él, logrando hacerme tambalear un poco.
Mi ex novio parpadeó esos ojos cristalinos como el océano y acompañó ese gesto con una amplia sonrisa.
—Soy su primer amor y su primer novio...—jadeé al percibir el apretón del italiano sobre su agarre.—Ahora dime, ¿Quién es usted?
El pelinegro me soltó de repente para luego liberar los botones de su americana, sus ojos se veían fríos y podía notar el movimiento extraño en los dedos de sus manos. Él estaba intentando controlarse para no terminar haciendo algo del cual se pueda arrepentir.
—Él es...—solté de repente al ver la intención de Maximiliano de sacar su revolver, Noah me miró de inmediato—Yo estoy...—¡Dios! Esto era más difícil de lo que creía—Maximiliano y yo...—escuché un chasquido para luego sentir unos labios húmedos y carnosos sobre los míos.
El mafioso tomó posesión de mis mejillas para lamer con autoridad mi boca como estuviese intentando gritarle a Noah Taylor que esta mujer delante de ellos le pertenecía a un Moretti.
El italiano agarró mis caderas y hundió sus dedos sobre mi piel. A medida de que pasaban los segundos, su lengua ya había recorrido cada centímetro de mi boca logrando que mi cuerpo se despidiera del frío de la noche.
Tuve que empujarlo para que pudiera soltarme. Cuando por fin alcancé a ver al chico que amé por primera vez, sus mejillas y labios estaban tan pálidos como una hoja de papel.
—¿Ya sabes quien soy?—demandó con tanto veneno el italiano que hasta a mí me había dolido.
Noah, no respondió nada, solo se dio media vuelta sin anexar alguna palabra a la conversación pero sabía por hecho que esto le tomó por sorpresa. Lo conocía demasiado bien.
Mis ojos corrieron hacia Maximiliano el cual se encontraba riendo como si acabase de hacer la broma más divertida del mundo.
—¿Por qué hiciste eso? ¡No era necesario!
Le reclamé dando así un paso hacia atrás para alejarme de él.
Maximiliano entre cerró sus ojos para acto seguido cruzarse de brazos.
—¿Te gusta todavía?
Cuestionó atrayendo mi cuerpo hacia él.
—¡Estás loco!—grité tan fuerte que hasta los transeúntes me observaron de una forma extraña.
—¿Ya tienes mi dinero?—apreté los puños de mis manos y lo empujé para quitarlo de mi camino.
—¡Eres un maldito imbécil, Maximiliano Moretti!—mis pies se detuvieron cuando sorpresivamente metió sus manos por debajo de las mías y así pegar mi espalda hacia su pecho.
Su mentón tocó mi hombro y lo dejó allí un par de segundos.
—Haz dicho mi nombre completo por primera vez y se siente jodidamente bien, Elisa Scott.
Mi estómago se estremeció.
—¿Podrías dejarme ir?—cuestioné queriendo huir de allí.
—No...
Dijo sin más.
—¿Por qué?
Me apretó hacia él con más fuerza.
—Porque te deseo...
—Sádico.
Lo escuché reír.
—Jamás he dicho que no lo soy. ¿Vas hacia la universidad?—asentí. Faltaba un par de horas para el inicio de clases y hoy tenía el exámen final del semestre.—Súbete al coche. Yo te llevo.
Sostuvo mi mano mientras abrió la puerta de su vehículo en silencio, titubeé antes de entrar pero al final terminé cediendo ante el mafioso.
(***)
Llegar a la universidad de Hilton con un auto último modelo no fue la mejor opción de todas.
Maximiliano decidió dejarme en la entrada de mi facultad y desde que había llegado los estudiantes no han parado de hablar sobre ello.
Podía sentir los ojos de todas las personas sobre mí y aunque intentaba concentrarme y hacer mi examen como el resto de alumnos, fue casi imposible.
Zahira no vino a clases el día de hoy y el chisme sobre la muerte de Argey se corrió por todos los pasillos de Hilton.
Moví un poco las zanahorias de mi almuerzo para llevármelos a mi boca, cuando sentí algo caer sobre mi mesa, salpicando a su vez mi comida.
Un trío de chicas que jamás había visto aparecieron en mi campo de visión.
—¿Maximiliano te dejó por esta?—una morena comentó haciendo uso de una expresión despectiva para dirigirse hacia mí.
La rubia delgada y de enormes senos se burló al escucharla decir aquello—Max jamás podría salir con una chica así...
Soltó tan fuerte logrando que todos los alumnos me mirasen.
—No sé de qué habla, así que si me disculpan...—me levanté pero una de ellas me volvió a sentar.
Debía respirar, la universidad no iba a permitir un escándalo dentro de sus instalaciones y mucho menos me podía dar ese lujo. La facultad de humanidades me quitaría la beca y allí mis sueños se irían por la borda.
—MGS-1610—anexó la mujer de cabello claro—El carro que te trajo tiene las placas de la familia Moretti, ¿Ya te acostaste con el líder de la mafia?
Apreté los puños por debajo de la mesa.
—Están equivocadas—me coloqué en pie, agarrando mi charola para huir, pero alguien me metió el pie haciendo que los alimentos me cayeran encima.
Podía escuchar las risas de todos los presentes y eso me llenaba de ira y vergüenza. Odio ser el centro de atención.
—Te dije que las calladas son las más putas—declaró la morena.
Me limpié rápidamente para enfrentarlas—¿Puta...?—las tres guardaron silencio al oír mi voz—¿Me están reclamando por ser según ustedes una puta?—troné la lengua mientras que me reía—Una de ustedes tenía sexo con alguien casi diez años mayor y dudo que haya sido por amor ¿Y me vienen a reclamar a mí?
La rubia salió al frente.
—¡Maximiliano Moretti es mío!
Me empujó y no dudé en devolverle el golpe con el doble de fuerza pero al final recibí una bofetada que me dejó ida.
—¡No te atrevas a tocarme de nuevo, m*****a puta!—vomité para avalanzarme hacia ella, pero todo se volvió un caos al ver algunos de los alumnos caer sobre el suelo sin vida y un tiroteo que se aproximaba hasta donde estaba.
Alguien había secuestrado a toda la universidad y estoy más que segura que este crimen no era de, Maximiliano Moretti...
SÁDICOCapítulo 06Elisa ScottEl sudor que comenzó a deslizarse por mi cuello, cayó goteante sobre el suelo de la cafetería de mi facultad. Mi rostro estaba a pocos centímetros de los azulejos del piso y debí respirar hondo más de una vez, para intentar salvaguardar mi vida y mi integridad.Los gritos no habían cesado desde que este grupo al margen de la ley, conformado por quince hombre y dos mujeres fuertemente armados, tomaron como posesión mi universidad.Algunos estudiantes empezaron a vomitar de los nervios cuando el hierro frío de los revólveres de estos delincuentes tocaban la piel delgada de sus frentes, empujándolos así a una marea oscura de sentimientos reprimidos.Mi pecho me dolía porque llevaba más de cuarenta minutos en la misma posición y escuchar los disparos desde otras áreas de Hilton no nos ayudaba a ninguno de los vinculados a este secuestro en nada.Una chica asiática de largas piernas señaló al grupo de jóvenes que se encontraban sollozando a mi lado, mientras
SÁDICOCapítulo 07Maximiliano MorettiElisa llegó inconsciente a la mansión de mi familia y aunque hubiese preferido hacer las cosas de otra forma, ella no me dejó otra opción.La bajé con cuidado de mi camaro mientras que por mi mente se me atravesaban miles de situaciones en las que podía hacerla entender que estar a mi lado realmente no era una opción. Debía hacerlo o se abstendría a las consecuencias inremediables de sus malas decisiones.Los empleados de la residencia Moretti corrían de un lado hacia otro para poder tener mi habitación lista, era prácticamente la primera vez que traía conmigo una mujer a casa y todos estaban sorprendidos por aquello. Solía respetar este lugar ya que para la mafia italiana, la familia es la fuente de nuestra poder; así que todos los hombres Moretti tenían rotundamente prohibido cometer actos lascivos en este sitio, por lo cuál hace mucho tiempo atrás, había decido comprar algunas propiedades para así poder realizar mis fechorías.Elisa al ser ta
SÁDICOCapítulo 08Elisa ScottSabía que la mala suerte había nacido conmigo.Sabía que lo que muchos llamaban "Fortuna" para mí solo eran catástrofes que venían una tras otra sin dejarme tan siquiera respirar.Sabía que no debía ir aquel día a ese maldito bar pero aún así sentí la necesidad de despojarme de todo aquello que me seguía carcomiendo por dentro.En la actualidad no hay ni una sola persona en el mundo a la cual yo podría llamarle familia y no saben lo que eso me duele.Me senté sobre los azulejos de mi baño, mientras que el agua de la regadera me empababa por completo. Mis manos me temblaban mientras dirigía mi mano hacia mi sexo para confirmar lo que Maximiliano me hacía dicho, pero me agité al percatarme d
Tengo veintitrés años y una vida llena de basura por culpa de mi maldita terquedad. Me fui del pueblo en donde vivía con mi padre y su nueva esposa cuando las cosas no estaban saliendo para nada bien para mí.Hui al sentir el vómito subir por mi garganta atacándome para ser expulsado en el justo momento en que Antonio, el hombre que me dio la oportunidad de nacer prefirió creerle a su mujer que a mí.Muchos dijeron que el hermano de Abbie Lee, había quedado en coma por mi culpa y sí, sí era cierto. El maldito intentó aprovecharse de mí y las cosas se salieron de control.Limpio mis lágrimas al entrar al enorme edificio perteneciente a la familia Moretti, mis piernas me dolían, pero sabía o más bien Maximiliano había incrustado en mi cabeza que esta era mi única opción. Él y sólo él era mi salvación.Un par de hombres que trabajan para el mafioso se miraron entre ellos sabiendo quien era yo y que hacía en este lugar.Caminé detrás de ellos con esa misma sensación que sentí el día que c
SÁDICOCapítulo 01Elisa ScottEstá pasando de nuevo.Cerré los ojos al sentir esta extraña sensación recorrer mi cuerpo, la fila de estudiantes para ingresar a la cafetería de la universidad se detuvo en el justo momento en que mis gritos comenzaron a escucharse por todo el lugar.Espabilé al sentir una comezón insistente sobre la piel de mis brazos y solo me detuve al percibir la sangre recorrer mis dedos hasta gotear el piso y mancharlo de color carmesí. Mis compañeras de clase se miraron entre ellas para acto seguido apartarse sin ni siquiera intentar ayudarme.Mis piernas comenzaron a debilitarse y debí caminar como pude hasta una de las mesas del pequeño restaurante para no caer sobre el suelo y hacer mi vida más patética de lo que ya era. Estaba tan aturdida que se me hacía difícil escuchar lo que el profesor de sociología intentaba decirme pero solo lo comprendí cuando una de las enfermeras que trabaja en esta facultad, me tomó con insistencia de uno de mis brazos para llevarm
SÁDICOCapítulo 02Elisa ScottMis ojos recorrieron todo el lugar, intentando buscar a alguien que pudiera salvarme de esto, pero sabía que ninguno lo haría.Zahira agarró el brazo de Argey apenas se dieron cuenta de mi encrucijada, de la cual estaba totalmente difícil de que fuese liberada. Mi mandíbula comenzó a temblar pero apreté las piernas para disimular mi miedo porque lo menos que quería era mostrarme débil delante de este hombre.—Vamos a otro lugar—demandó colocando su mano en la parte trasera de mi cuello, su piel estaba completamente fría logrando así que los vellos de mi piel se erizaran con su mero tacto. Mis pies se enredaban un poco al dar el primer paso pero cuando noté el temor y la zozobra en los ojos de mi mejor amiga, sabía que si algo salía mal esta noche, la única persona que pagaría las consecuencias, sin duda alguna seríamos ella y yo.Me estaba costando respirar, miré como uno de los hombres de aquel sujeto peligroso, tiró del brazo de Zahira para hacerla con
SÁDICOCapítulo 03Elisa ScottPodía jurar que este era al menos mi lugar seguro en el mundo, pero realmente estaba equivocada. Abbie levantó la comisura de su labio como si me estuviese gritando en la cara que estoy caminado sobre terreno minado que en cualquier momento puede explotar, papá entre cierra los ojos aún sin comprender que es lo que está sucediendo.Su nueva esposa camina con aire de grandeza dando vueltas de aquí para allá quizás buscando las palabras correctas para acabarme en el primer round.—Al parecer tu novio es millonario, ¿No?—soltó con todo el veneno posible—Era de esperarse, ¿Recuerda que en la secundaria algunas de tus compañeras dijeron que salías con uno de los profesores el cual era casado?Papá se acomodó los lentes en silencio al escucharla hablar.—Sabes que eso fue mentira.Me defendí y ella se encorvó de hombros.—Por Dios, Eli, eso pasó hace mucho, ya es tiempo de que reconozcas que en esa época te gustaba andar de... —Cerró los ojos sin dejar de sonre
SÁDICOCapítulo 04Elisa ScottYo en realidad no podía creer lo que mis ojos estaban viendo, el mafioso italiano se volvió a sentar sobre el sofá y temblé al observarlo deslizar su camisa blanca sobre sus hombros mientras que en un abrir y cerrar de ojos introdujo su mano en su entre pierna.Sus párpados estaban apretados y tuve que sostenerme del borde de la cama al notar como su mano derecha subía y bajaban sacudiendo su polla con salvajismo. Los espasmos del orgasmo lo hacían retorcerse sobre su asiento, el mafioso mordía sus carnosos labios dejando así escapar uno que otro gemido.Su miembro era enorme, venoso y tan monstruoso como su propio ego—Termina por mí—Puntualizó sacando su mano húmeda de su pene.—¿Qué haces allí de pie? Ven a hacer tu trabajo, ¿O lo hacemos delante de tu padre?—¿Me estás amenazando?—cuestioné con mi cabeza aún dándome vueltas, mi mentón temblaba a medida de que pasaba los segundos entretanto mi respiración se iba volviendo más pesada. Negué al verlo deja