SÁDICOCapítulo 16Elisa ScottNo podía parar de llorar.Habían pasado tres días desde que el maldito de Maximiliano decidió encerrarme dentro de ese oscuro y sucio lugar. Tenía tanto miedo y aunque la esperanza de salir de allí con vida eran pocas, al final pude lograrlo.Flor me pasó un pequeño vestido que había sacado del enorme closet dentro de la habitación en donde me hospedaban y sin pensarlo dos veces me vestí lo más rápido que pude para marcharme de una buena vez de aquí. —Max no es así...—rodé los ojos al escuchar la estúpida excusa de Fiorella—Sé que a veces se sale de sus estribos, pero él... La señalé de inmediato con la mano para que se callara. —Un hombre que compra a una mujer como si fuese un objeto me deja mucho que desear... Pero que puedo esperar yo del animal de tu primo... Me acomodé con mis manos la falda de la prenda que estaba usando, mientras que dentro de mi mente pensaba las miles manera existentes y no existentes de asesinar a alguien sin ir a la cárc
SÁDICOCapítulo 17Elisa ScottHabía pasado por demasiadas cosas desde el día que conocí a Maximiliano.Argey, decidió venderme a su jefe mientras que la única amiga que había tenido en toda mi vida, me dejó sola, rota y herida. Las cosas no han salido como las deseo y ver que no tengo la protección de nadie, me hace darme cuenta que estoy a la deriva en este mundo y eso me sigue rompiendo el corazón.Una línea de sangre salió del labio inferior del mafioso llamando así un poco mi atención, sus ojos se encontraban bien abiertos y algo dilatados, los cuáles miré por un par de segundos detenidamente con algo de curiosidad.Mi vista recorrió cada parte de su rostro, entre tanto lograba ver la gravedad los moretones que obtuvo por la pelea con su hermano menor, pero ni aún los golpes horribles en su cuerpo lo detuvieron para no hacerme la vida imposible.Charles, Jacob y Fiorella salieron de aquella enorme habitación dejándome sola con mi verdugo y con este vacío existencial que se había
SÁDICOCapítulo 18Maximiliano MorettiHabían demasiadas cosas en este mundo que no se podían evitar.El cáncer.El destino.La muerte...Sentir los labios dulces y gruesos de Elisa, eran uno de los placeres de la vida que muy poco tenía permitido.Sabía que le estaba haciendo daño desde que me conoció pero era demasiado egoísta para darme cuenta de la realidad.La quería para mí desde el segundo en que mis ojos se posaron sobre ella. Verla sonreír junto a esa amiga suya fue la cosa más hermosa que nunca antes había visto, así que luego cuando Argey me platicó sobre la compra de su virginidad, no dudé ni un solo segundo en dar una fuerte cantidad por ella, aunque en realidad yo quería más
SÁDICOCapítulo 19Elisa ScottEl resplandeciente deseo de mi cuerpo en llamas envuelto por la lujuria en que Maximiliano había empujado mi ser, descendió por mi piel hasta llegar a mi zona de peligro.Sus suaves manos tocaban mis piernas tensando así los músculos que conformaban mi cuerpo. Sus ojos llenos de avaricia quizás por el ahnelo de consumirme por completo, me observaban mientras que sus manos cálidas tocaba mis pechos a su antojo.Odia al italiano con todo mi ser, pero la codicia de sentir una parte de su humanidad me cegaron de una forma tan descabellada que ya no había retorno alguno.Gemí con fuerza, aunque mis dientes quería reprimir mi voz ahogada estrellándose contra mis labios, y aún sabiendo en que lugar estabamos, me dejé fluir con naturale
SÁDICOCapítulo 20Elisa ScottSentí una fuerte corriente atravesar mi cuerpo, en el instante en que mis ojos siguieron el recorrido de los brazos de Maximiliano mientras empujaba mi cuerpo con violencia detrás de él para esconderme antes de que Charles, Jacob y Reece pudiesen verme. Sus tres hermanos gemelos abrieron los ojos al percarse de la escena. El menor de los Moretti, sostenía el pomo de la puerta, mientras que los mayores seguían en shock.Los trillizos se observaron entre ellos y aunque muchas veces escuché que los bebés que nacen de la misma madre al mismo tiempo; tenían una telepatía excepcional y creo que estoy siendo testigo de esta teoría. Los rubios asienten entre risas, como si pudiesen comunicarse sin ni siquiera hablar y decido esconder mi cara
SÁDICOCapítulo 21Elisa ScottChasqueo la lengua mientras sonrío dentro de este maldito lugar. Mis manos se deslizan con salvajismo por mi rostro en el instante en que miles de manera de asesinar a las personas sin tener que matarlas, golpean mi cabeza una y otra vez. ¡Desgraciadas hijas de puta!Golpeé con la punta de mis zapatos la madera gruesa de la puerta que me aislaba de la libertad, pero esta era tan resistente que ni una sola grieta logré hacerle.Busco en los bolsillos de mi chamarra mi teléfono y me burlo de mí misma al percatarme que lo he dejado todo dentro de mi bolso...Que está sobre mi asiento... En mi salón de clases... ¡Fantástico, Elisa, eres la mejor de todas! ¡La mejor estúpida de todas! Miro todo a mi alrededor buscando una form
SÁDICOCapítulo 22Elisa Scott¿Qué era eso que anhelaba tanto obtener en esta vida? En muchas ocasiones cuestioné que era lo que más deseaba en el mundo en realidad.Sí hace un par de años atrás, me hubiese formulado esta misma pregunta, sin dudarlo dos veces hubiera escogido a mamá. Pero ahora todos esos sentimientos que creía conocer de mí misma, están vacilando dentro de mi alma.Los brazos tatuados del italiano acariciaron mis piernas sin descaro alguno aún sin importarle que el decano Wilson estaba delante de nosotros. Las mejillas del hombre mayor se ruborizaron a medida que los dedos vacilantes y cálidos de Maximiliano tocaron mi piel subiendo cada vez un poco más hacia mi zona de peligro. Los ojos de aquel sujeto se abrieron, pero apartó la mirada en señal de respeto quizás a recordar con quien se estaba enfrentando. El italiano no era un hombre de juegos.Sí quería, poseía. Sí lo deseaba, mataba. Y sí te negabas, despertaba a alguien que era peor que el mismo diablo. —
SÁDICOCapítulo 23Elisa ScottSentía que ya no había marcha atrás ante esto. Sentía que mi vida se había detenido una vez entendí realmente mis sentimientos. No podía detenerlos, no podía mirar hacia atrás y ser la misma mujer que era antes de llegar a este lugar. Antes de convertirme en la mujer del italiano.Maximiliano levantó la cabeza apenas se percató de mi presencia en el cuarto de baños, sus ojos cafés se encontraban entre abiertos, mientras que los míos solo se concentraban en mirar el agua de la regadera rociar con ahnelo cada parte de su tatuado cuerpo.Di un paso hacia adelante, pero vacilé ante el hecho de que esto era una completa locura. ¿Como era que había caído así de fácil ante él? ¿A caso era tan estúpida para amar a alguien con Maximiliano Moretti?En definitiva, yo, había perdido la cordura.La mirada del mafioso recorrió todo mi cuerpo logrando estremecer cada fibra de mi piel desnuda y expuesta para él. Quería hacer caso omiso de mis pensamientos, pero estaba t