XimenaJamás imaginé que iba a llegar a divertirme con ese par de mujeres, tal y como lo estaba haciendo ahora.Primero fuimos juntas a cenar pizza, mi madre y Layla bebieron cerveza, mientras que yo debí de conformarme con una limonada con hierbabuena, gracias a la gran cantidad de pastillas que aún debía de tomar por el único motivo de cargar el corazón de alguien más.Reímos, hablamos e incluso, Layla había tomado una fotografía de las tres para postearla en las redes sociales, donde ya me había agregado a todas, lo que provocó que sonriera, incapaz de creer en lo fácil que me estaba resultando olvidarme de todo lo que esa chica me había hecho.Y es que, al ver su sonrisa, y en lo sincera que era su mirada, había comenzado a creer que su arrepentimiento era sincero. Después de todo, todos merecíamos una segunda oportunidad.—¡Ya! ¡Estoy lista! ¿Dónde vamos a ir a tatuarnos? —pregunta Layla al dejar la nueva lata de cerveza vacía sobre la mesa.Saco el móvil al sentir la llegada de
Layla —Entonces, al fin has logrado que te perdone —afirma Drake al sentarse frente a mí en la cafetería a la que lo había citado.—Sí, estoy tan feliz —le sonrío, estirando mis manos para tomar las suyas sobre la mesa—, incluso me he reconciliado con mi madre, ahora puedo decir que hemos comenzado a tener una bonita relación, incluso con Ximena, ahora soy capaz de ver en sus ojos un brillo diferente, ya no me odia.—Esa noticia me hace feliz, Layla —repone él al apretar mis manos—, fuiste una bruja, pero has cambiado, y soy de los que opina que todos merecemos una segunda oportunidad. —Gracias por ser el primero en brindarme esa oportunidad —lo miro fijamente, a la vez de que siento como mi corazón comienza a latir de una forma diferente. Drake había sido la primera persona a la que decidí acercarme, tratando de encontrar su perdón, pues, durante todo el tiempo que fingí ser Ximena, me había portado como una completa perra con él, cuando él tan solo había procurado ser una buena p
Me despierto con un horrible dolor de cabeza, llevo una mano hasta mi frente, tratando de controlar la forma en que esta palpita sin parar. Trato de abrir los ojos, pero en cuanto lo hago, el fuerte resplandor del día, me obliga a cerrarlos otra vez.Joder, me había pasado con los tragos, pero, la había pasado tan bien, que me fue imposible lograr detenerme. Bailamos, cantamos, tragos iban y venían, mientras, además, parábamos por ratos solo para besarnos.Tuerzo una sonrisa, sintiendo como aquella enorme felicidad vuelve a invadirme… ¿hace cuánto no tenía una cita tan grandiosa a como la que había tenido anoche? Creo que nunca.Mi vida siempre se había basado en ser la chica perfecta, en ser recatada, bien vestida y portarme como la más educada en los eventos sociales, dejando de lado la diversión pura a como la había tenido al lado de Drake.Mi móvil suena a mi lado, mostrándome la llegada de un nuevo mensaje. Escucho un gruñido a mi lado, a la vez de que una mano rodea mi cintura,
Me tiro a la cama, suspirando sin parar al recordar en todo lo que viví con Drake durante todo ese día. Sus labios recorriendo mi cuerpo, sus manos logrando encender todos los sitios correctos, la forma en que sus pupilas se dilataban cada vez que llegábamos a un orgasmo al mismo tiempo… joder, me había enamorado de ese hombre a ojos cerrados, al punto de, ni siquiera lograr sacarlo de mi cabeza estando sola.Tomo el móvil y busco el número de Ximena, disponiéndome a llamarla para contarle todo lo ocurrido con su mejor amigo, probablemente ella iba a estar feliz, pues, después de todo, Ximena era una de las mejores personas de todo el mundo, aquel tipo de persona que era capaz de alegrarse por los demás.Le doy llamar y pongo el altavoz, para luego colocar el móvil sobre mi pecho, esperando a que mi melliza tome mi llamada, sonriendo como una idiota al darme cuenta que, después de todo, tener una hermana no era malo, de hecho, ahora casi podía verlo como lo mejor que pudo haber pasado
Con gran trabajo, logro abrir el cerrojo de la puerta de mi departamento. Literalmente me siento molida. El día estuvo muy caluroso, y eso y además de que el aire acondicionado no iba muy bien en la agencia de autos en la que trabajo, no ayudó en nada.Prácticamente arrastro los pies al ingresar a mi departamento, los pies me duelen al permanecer entaconada todo el día, yendo y viniendo, observando el trabajo de los vendedores. Tiro mi cartera al sofá para luego tirarme de espaldas tras ella, pegando pataditas hasta arrancarme aquella tortura humana que lucían tan bien en los pies de cualquier mujer.Me rio como loca al sentirme tan recargada, llevar la dirección de aquella agencia no resultaba ser fácil, más cuando muchas veces debía de enfrentarme a tantos hombres que no confiaban en mi trabajo, aun así, lo disfrutaba al máximo, no podía considerar que tuviera un buen sa
Narra Ximena—¡Ximena, buen día! —ni siquiera había terminado de entrar a mi oficina, cuando Ashley, mi asistente personal, ingresa a toda carrera tras de mí, sosteniendo una serie de documentos en sus manos.—Buenos días, Ashley. ¿Qué tengo pendiente? ¿Por qué las carreras?—¡Sí! —exclama horrorizada—, ayer olvidé decirte que el nuevo pedido de autos ha llegado, pero, no van a descargarlos al menos que firmes estos permisos.—¡Maldición, Ashley! ¿Qué no te dije desde la semana anterior que este pedido era importante? —la regaño a la vez de que tomo los documentos que me pasa—, hoy en la tarde vendrá un importante cliente a ver directamente ese cargamento de Mercedes Benz, ¿crees que estén dentro de la agencia en horas de la tarde?—&iexc
El ambiente en el bar, está bien. Es alegre, hay risas por doquier, y lo mejor de todo, tragos gratis a causas de los pobres tipos que por lo general tratan de conquistarme. ¿Qué podía decir? Había sido bendecida con cada uno de mis atributos, desde mi rostro, cabello, hasta mi cuerpo y mi altura. No tenía nada que envidiarle a ninguna mujer… bueno, al menos envidiaba la riqueza de Layla, esa niña que conocí en el parque, mi gemela perdida en el mundo.—¡Ximena! —me estremezco al ver los dedos de mi amigo Drake al moverse frente a mi rostro—, ¿Qué pasa, bruja? Hoy estás mucho más distraída de lo normal —él ladea la cabeza, dedicándose a observarme con curiosidad, mientras que yo tuerzo una sonrisa—, ¿acaso estás escribiendo una nueva novela en tu cabecita?—¡Cállate, Drake! —lo rega&nt
Narra XimenaMi nombre es Layla Morgan, mi nombre es Layla Morgan, mi nombre es Layla Morgan… repito una y otra vez en mi mente, aquella pequeña oración, para terminar por convencerme de que, a partir de este momento, no era más Ximena Sarillana; Ximena, la directora de la agencia de autos, había quedado en mi pequeño departamento, mientras que Layla Morgan esperaba a que el ascensor terminara de descender hasta el piso uno, donde me esperarían los dos guaruras de mi nueva amiga.Me sentía nerviosa, ansiosa y a la vez, emocionada, eran muchas emociones juntas, joder. ¿Esto iba a salir bien? ¿Nadie se daría cuenta de este enorme engaño? Resoplo con pesadez en cuanto aquellas puertas terminan por abrirse sin saber con exactitud qué me iba a encontrar ahí afuera.Mi corazón late desenfrenado, mis manos se encuentran sudorosas, pues a pesar de qu