Narra Ximena
Pongo las dos cápsulas sobre la palma de mi mano y las observo. Aún me parecía increíble que, a mis cortos veintiocho años, tuviera que tomar algún tipo de tratamiento, joder, si siempre me había considerado una mujer tan sana y llena de vida, que ahora me costaba creer que mi corazón quisiera fallar.
Pongo las dos cápsulas en mi lengua y las trago en seco, para luego llevar el vaso con agua hasta mis labios y quitarme así aquella incomodidad que permanece en mi garganta. Levanto la mirada y miro mi reflejo en el espejo, reflejo al que trato de sonreírle, a la vez de que me repito que todo irá bien. Kyle me dijo que ya lo había solucionado, que no debía de temer, aún así, me dolía pensar que, por influencias, estaba muy arriba de la lista de las personas que necesitan un órgano con la misma urgencia con la que yo lo
Los labios de Kyle se encontraban muy cerca de los míos, aquellos bellos ojos celestes se hallaban clavados en los míos, era como si aún me estuviese pidiendo la autorización, o si tan solo estuviese esperando algún atisbo de rechazo de mi parte, un rechazo que ya no iba a llegar, pues en realidad, mi cuerpo reaccionaba hacia aquel hombre de una forma peligrosa, a como nunca antes había reaccionado hacia nadie más, todo dentro de mí se alteraba por él, haciéndome temblar a la vez de que sentía que moría por dentro ante la necesidad de sentirlo contra mí.Cierro los ojos, rindiéndome por completo, terminando de acortar la distancia entre ambos para unir nuestros labios. Sus manos rodean mi cintura, mientras que yo envuelvo las mías en su cuello, dejando salir un lento suspiro al sentir la calidad y dulzura que me ofrecen aquellos labios. En ese instante me dejo llevar, me t
Narra Layla—¡Me aburro! —exclamo al girar en la silla de aquella enorme oficina.Ya había conseguido mi objetivo, había logrado el respeto de todos en esta puta oficina, todos me veían con horror y se dirigían a mí, solo cuando les era necesario. Las ventas habían subido considerablemente gracias a los nuevos retos que impuse, lo que llenó de satisfacción a los directivos, a los que, al parecer, les gustaba más esta nueva Ximena.Pero, esto no era suficiente para mí, a pesar de hacer las cosas mucho mejor que la chica esta, sentía que me faltaba más; el dinero se iba volando ni bien llegaba, por lo que, tenía que limitarme a muchas cosas hasta que llegara el pago otra vez.—Maldita sea, quiero volver a mi vida —insisto al resoplar con pesadez.Ocupaba ir al spa, arreglarme las uñas, elegir mis vestidos de
—Inhale —habla el médico al colocar su estetoscopio sobre mi corazón—, exhale.Aprieto la camilla con ambas manos, cerrando los ojos y realizando cada uno de los ejercicios que él me pide hacer, mientras que, por mi mente, no dejan de reproducirse las imágenes de mi conversación con la madre superiora, aquella mujer que se puso nerviosa desde le instante en que comencé a preguntarle acerca de mis padres.—Inhale —vuelve a pedir.Esa mujer me estaba ocultando algo, podía verlo en su mirada, ella sabía todo acerca de mi origen y por alguna extraña razón, quería mantenerlo en secreto. Un secreto que tarde o temprano, debía hacer que saliera a la luz.—Exhale.Hago una mueca al sentir un nuevo punzón a un costado de mi corazón, lo que me provoca hacer un movimiento brusco que pone en alerta al médico.&mdas
Layla Doy vueltas en la cama sin parar, llevaba noches sin poder conciliar el sueño, el odio se había apoderado de mí, al punto de que no paraba de pensar en todo lo que les haría para hacer de su vida bastante difícil.Tanto Ximena como Kyle, iban a arrepentirse de querer joderme la vida al jugar a la parejita feliz. Por mi mente se reproducían mil maneras distintas de arruinarla, iba a ser de su vida lo suficientemente difícil para que entendiera que tratar de quedarse con todo lo que le pertenece a Layla Morgan, es un juego peligroso.Ximena iba a quedar en la ruina, sin dinero, sin trabajo… tan solo anhelaba ver de qué forma iba a tratar de levantarse otra vez, ocupaba ver si era lo suficientemente lista como para volver a salir del hoyo negro en el que iba a quedar.Cierro los ojos y aspiro con suavidad, dejándome llenar por completo por el odio y el resentimiento
—Papá —digo al parpadear, aún sosteniendo el móvil pegado a mi oído, dejándome llenar por el pánico el cual me provoca casi desvanecerme.Me sostengo de la fuente, tratando de controlar el temblor que se apodera de mi cuerpo, lo que provoca que el hombre frente a mí se apresure a ayudarme a levantar.—Cielo, tesoro, ¿ha sido tu corazón? —interroga al colocar ambas manos sobre mis hombros.—Yo… no lo sé —acepto al negar con la cabeza, tratando de concentrarme otra vez en la voz de Drake, quien insiste en saber cómo estoy—. Drake, te llamo luego —murmuro al teléfono—, sí, sí, estoy bien, ahora solo necesito descansar.Termino la llamada, guardando el móvil en la bolsa de mi pijama. Levanto la mirada, dedicándome a ver al señor Morgan, quien continúa observándome con
Los últimos días había quedado plasmado en mi rostro una sonrisa tan grande, que no era capaz de borrar con nada. Suspiros venían y suspiros iban cada vez que pensaba en Kyle, quien no dejaba de mandarme flores y mensajes.Todo apuntaba a ser que en verdad le había robado la vida a Layla, y en teoría, debía de sentirme mal por ello, pero no lo hacía, simplemente me había dedicado a disfrutar de su prometido y también de sus padres, ¿esto resultaba ser malo? Probablemente, pero, después de todo, tal parecía que aquella chica me estaba pagando con la misma moneda, pues según lo que me había dicho Drake, se estaba empecinando en que todo el mundo me odiara.—Firme estos documentos, y estaremos listos para las nuevas inversiones —dice uno de los abogados al poner una serie de papeles frente a mí.El señor Morgan había insistido en
—En serio que huele genial —menciono al acercarme a la estufa mientras Kyle se dedica a mover lo que parece ser, una crema de ayote.—Te dije que soy talentoso —dice al guiñarme un ojo.Toma una pequeña cuchara para embarrarla de crema, la acerca a sus labios, la sopla y luego la acerca a los míos, aquello olía delicioso, lo que provoca que mi estómago ruja ante las ganas de probarla.Separo mis labios y cierro los ojos en cuanto mi lengua hace contacto con aquella crema, la cual llena mi paladar de canciones angelicales, ante el delicioso sabor.—Joder, sí que está deliciosa —digo al abrir los ojos, dejando salir un ruidito de satisfacción.Él se ríe, limpiando levemente la cuchara para volver a introducirla, repitiendo el proceso de soplar, la única diferencia fue que, en vez de darme a probar otra vez, embarra la crema en mi nariz, ha
KYLENo puedo parar de temblar.Desde el instante en que Ximena entró al quirófano, un horrible temor se apoderó de mí, temía no volver a verla, su corazón estuvo a punto de detenerse, por mi maldita culpa, por alterarla, por no aguantar las ganas de tenerla conmigo.Tallo mi rostro con ambas manos mientras me inclino levemente, me encuentro en la sala de espera del hospital, esperando noticias suyas. El cardiólogo me informó que tenían que abrir su pecho, tratar de reconstruir una de las válvulas que habían sufrido mayor daño, para así tratar de alargar su vida, mientras llegara la persona que pudiese donarle su corazón.Ella estaba muriendo, y yo sentía que estaba muriendo con ella.Jamás había sentido tanto amor hacia alguien, a como era capaz de sentirlo por Ximena, muy a pesar de que su linda cara era id&eacut