Epílogo
Ya llevamos seis meses en casa, y aunque algunas de las magulladuras aún me duelen, y necesito hacer sesiones de fisioterapia para no sentir dolor al doblar el cuello, me siento completamente feliz. Marco está creciendo tan rápido que me da miedo despertarme un día y que se haya convertido en un hombrecito. Y aunque las primeras semanas de convalecencia fueron duras, gracias a la ayuda de la señora Cardoglia,lo estoy llevando todo mejor.
La señora Cardoglia, la madre de Piero, se presentó un buen día en casa, cuando sabía que Piero estaba trabajando, y me suplicó que la dejara entrar, y ver a su nieto.
Yo la llevé con Marco, y me mantuve a una distancia prudente, porque no sabía que decir, pero ella fue la que decidió romper el hielo, y pedirme disculpas por todo el daño hecho, y preguntarme si necesitaba ayuda con el niño. Yo le
AbaEs el primer lunes de mi vida que me despierto ilusionada. Lo cierto es que no soy una persona a la que le gusten los lunes, o las mañanas, o madrugar; pero hoy es un día especial. Voy a coger un vuelo a Italia, y allí, llevaré a cabo el mayor proyecto de mi carrera laboral.¡Ay! Había olvidado presentarme, soy Aba, tengo veinticinco años, y me dedico a la fotografía profesional, lo que en realidad quiere decir que suelo pasar largas horas rodeadas de novios histéricos que me han encargado su sesión de fotos de boda; de niños maleducados, que van a posar para mi por su comunión; o de intranquilos padres primerizos que quieren hacer una sesión de fotos a su bebé, pero no acaban de fiarse de dejarlo en mis jóvenes e inexpertas manos.Pero este proyecto es diferente, es uno de esos encargos de los que presumiré durante toda mi vida. La fa
AbaMientras estoy decidiendo si me apetece planchar uno de los vestidos largos, o prefiero usar pantalones de traje y camisa de satén, alguien llama a mi puerta.Es Piero, con su cabello rubio ondulado cayendo sobre la frente, sus ojos azules entrecerrados, y su espectacular bronceado de invierno.- Signorina, he pensado sobre lo que ha dicho mi hermana esta mañana, y me gustaría disculparme por mi falta de modales de ayer. Ven a cenar conmigo, por favor.- No es necesario, de verdad, no quiero causar molestias.- Si que lo es, es usted una invitada de mi hermana, y no he sido todo lo educado que debería. Iremos a un sitio casual, no es necesario vestir de gala, no te preocupes.Y mientras lo dice, mira el vestido negro y largo que está extendido sobre la cama, y después se va. No sé si se refiere a que es un vestido adecuado para la ocasión o no, pero nunca antes he sali
Piero Desde que hice la desafortunada pregunta sobre su novio he notado dos cosas; la primera, es que la pobre Aba se ha retraído, y ha dejado de ser comunicativa; la segunda, e inexplicable, es que una sensación de gozo se ha extendido por todo mi cuerpo. Colocó mi mano sobre la suya, en un gesto, que por algún motivo, me parece perfectamente natural, y le digo que está mejor sin él. - ¿Cómo decidiste dedicarte a la fotografía?- Pregunto en un intento de levantar el ánimo de la preciosa joven que me acompaña. - Me gusta la idea de crear un recuerdo que dure para siempre. Y con esa sola frase, ya me ha ganado; ahora entiendo a Bea cuando dice que ella es la persona indicada para nuestro proyecto. Pido la cuenta, y al levantarme, me doy cuenta de que me he excedido con el vino, por lo que mi flamante Lamborgini tendrá que pasar la noche en el garaje del restaurante. Pero no me importa, porque Leo, el dueño es un viejo ami
Piero Miro a Aba mientras aún mantiene los ojos cerrados, tratando de recomponerse tras el brutal orgasmo que la ha arrasado, y me quedo con la boca seca, no solo por la maravillosa experiencia que hemos compartido, sino porque nunca, en toda mi vida, me había sentido así de excitado con ninguna otra mujer, esa pequeña fotoógrafa tiene algo que me vuelve loco, y que me hace perder la cabeza, porque a medida que el flujo de sangre vuelve a inundar todo mi cuerpo, me doy cuenta de que en el exterior se escuchan voces, y ruido de bolsas, y nosotros estamos en medio de la cocina, medio desnudos y con las bragas de Aba en medio del suelo. Me levanto deprisa, la ayudo a vestirse, le coloco el pelo; ella me coloca la camisa, y mientras intento serenarme, golpeo una de las botellas que Aba había colocado para su sesión de fotos. El vino se derrama por la mesa, lo invade todo, y empieza a gotear hacia el suelo. Y mientras yo busco algo con lo que limpiar el des
Piero Trato de comportarme como un caballero, le muestro el espacio, le explico la historia del lugar, y tras varios minutos viéndola cambiar objetivos, no puedo resistirme a besarla detrás de la oreja, mientras ella contempla el mundo por el visor de la cámara. Al principio, es solo un beso dulce, un roce en su piel; luego, ella se gira, y su mirada vulnerable, e intensa, me vuelve loco. La beso sin contenerme, mientras nuestras lenguas se abrazan en una lucha silenciosa. Sé que debe de estar notando mi erección, pues la tengo aprisionada entre mis brazos, y estoy muy duro, pero no me importa. Quiero que me vea la reacción que ella provoca en mi interior. La beso en el cuello, y la noto estremecerse de placer, al igual que cuando le acaricio los pechos. Ella cuela sus manitas entre mi pelo, y me besa en el pecho, me lame con despreocupación, y provoca un huraćán de emociones en mi cuerpo. La llevo al interior del establo, y cue
Aba Cuando Bea anuncia que su hermano ocupará su lugar en la que iba a ser la escapada de chicas del mes, algo se revuelve dentro de mi. Ese viaje serán dos noches enteras junto al guapísimo Piero. Tres días en los que tendré que comportarme como se espera de una profesional, y evitar los pensamientos que ahora mismo pugnan por ocupar mi mente calenturienta. Para evitar pensar en nada, me retiro a mi habitación, y me doy una ducha bien fría, seguro que eso me hace dejar de pensar en cosas que no deben ser. Aún así mi subconsciente me traiciona, y me veo metiendo el vestido negro de la primera cena en mi bolsa de viaje. Me digo a mi misma que es por si tengo que asistir a algún lugar elegante, pero sé que en realidad quiero que Piero me lo vuelva a ver puesto. Guardo la cámara, los objetivos, y cierro la maleta, ya estoy lista para el que se convertirá en el viaje más sensual de mi vida. Piero <
Aba Él me abraza con más fuerza, y de repente dejo de notar el frío. Me pide que me levante, y cuando lo hago, me lleva al interior de la habitación, seguimos abrazados, y noto como él se saca el móvil del bolsillo y teclea algo rápidamente, instantáneamente una balada italiana comienza a reproducirse en el pequeño dispositivo, que ha dejado sobre la cómoda. Bailamos, así abrazados, sin prestar mucha atención a los pasos, porque solo nos importa sentirnos. Y cuando acaba la canción, y comienza otra, nuestro ritmo cambia, adquiere un carácter más íntimo. Él me acaricia el pelo, que cae suelto sobre mis hombros, y mientras su boca busca la mia en un gesto que me parece muy delicado, pero que a la vez desprende sensualidad, noto como su mano se desliza por mi cintura, hasta detenerse en mi cadera. Sus labios me acarician ahora de una forma suave, su mano se aventura por mi trasero, y noto los primeros signos de su excitación mientras recor
PieroLlegamos a Milán con el tiempo justo para darnos una ducha rápida y cambiarnos, y aunque la idea de colarme en la ducha mientras Aba se está enjabonando me tienta demasiado, debo resistirme si quiero que lleguemos a tiempo.Cuando la veo salir del baño ya vestida, siento como se me seca la boca, lleva un precioso recogido que realza los rasgos de su cara, un maquillaje discreto que me encanta, y lo que más llama mi atención... su sexy vestido negro, ese con el que casi me la como en nuestra primera cena. Inmediatamente mi mente divaga, y piensa si bajo ese vestido, llevará el pequeño tanga que pude palpar, pero nunca ver, y aunque durante un minuto me siento tentado de comprobarlo por mi mismo, al final no cedo a la tentación, y decido que vayamos a cenar.He reservado mesa en uno de los sitios más exclusivos de la ciudad, y sé que le va a encanta