Aba
Cuando Bea anuncia que su hermano ocupará su lugar en la que iba a ser la escapada de chicas del mes, algo se revuelve dentro de mi. Ese viaje serán dos noches enteras junto al guapísimo Piero. Tres días en los que tendré que comportarme como se espera de una profesional, y evitar los pensamientos que ahora mismo pugnan por ocupar mi mente calenturienta.
Para evitar pensar en nada, me retiro a mi habitación, y me doy una ducha bien fría, seguro que eso me hace dejar de pensar en cosas que no deben ser.
Aún así mi subconsciente me traiciona, y me veo metiendo el vestido negro de la primera cena en mi bolsa de viaje. Me digo a mi misma que es por si tengo que asistir a algún lugar elegante, pero sé que en realidad quiero que Piero me lo vuelva a ver puesto.
Guardo la cámara, los objetivos, y cierro la maleta, ya estoy lista para el que se convertirá en el viaje más sensual de mi vida.
Piero
<Aba Él me abraza con más fuerza, y de repente dejo de notar el frío. Me pide que me levante, y cuando lo hago, me lleva al interior de la habitación, seguimos abrazados, y noto como él se saca el móvil del bolsillo y teclea algo rápidamente, instantáneamente una balada italiana comienza a reproducirse en el pequeño dispositivo, que ha dejado sobre la cómoda. Bailamos, así abrazados, sin prestar mucha atención a los pasos, porque solo nos importa sentirnos. Y cuando acaba la canción, y comienza otra, nuestro ritmo cambia, adquiere un carácter más íntimo. Él me acaricia el pelo, que cae suelto sobre mis hombros, y mientras su boca busca la mia en un gesto que me parece muy delicado, pero que a la vez desprende sensualidad, noto como su mano se desliza por mi cintura, hasta detenerse en mi cadera. Sus labios me acarician ahora de una forma suave, su mano se aventura por mi trasero, y noto los primeros signos de su excitación mientras recor
PieroLlegamos a Milán con el tiempo justo para darnos una ducha rápida y cambiarnos, y aunque la idea de colarme en la ducha mientras Aba se está enjabonando me tienta demasiado, debo resistirme si quiero que lleguemos a tiempo.Cuando la veo salir del baño ya vestida, siento como se me seca la boca, lleva un precioso recogido que realza los rasgos de su cara, un maquillaje discreto que me encanta, y lo que más llama mi atención... su sexy vestido negro, ese con el que casi me la como en nuestra primera cena. Inmediatamente mi mente divaga, y piensa si bajo ese vestido, llevará el pequeño tanga que pude palpar, pero nunca ver, y aunque durante un minuto me siento tentado de comprobarlo por mi mismo, al final no cedo a la tentación, y decido que vayamos a cenar.He reservado mesa en uno de los sitios más exclusivos de la ciudad, y sé que le va a encanta
Aba La cena de esa noche gira entorno a la boda de Bea y Mattin, al que por cierto, acabo de conocer en persona. El chico es muy guapo, entiendo muy bien que haya deslumbrado a Bea, pero sobre todo, es simpático, y a los cinco minutos de entablar conversación, ya me siento cómoda, y noto como fluye la conversación entre nosotros. La verdad es que me alegro sinceramente por ellos, creo que van a hacer una pareja fantástica. Pero aunque esté encantada con la noticia de la boda de mis amigos, hay algo que no deja de darme vueltas a la cabeza, y es si Piero y yo iremos juntos,como pareja. Sé que es un poco precipitado pensar en algo así, apenas nos conocemos desde hace un mes, pero nuestra relación es tan intensa, y me siento tan bien a su lado, que no puedo evitar planteármelo. Y mientras noto como los pensamientos se arremolinan en mi cabeza, confundiéndome, decido que no quiero empezar a pensar demasiado en nuestra relación, las cosas va
Aba Durante el siguiente mes creamos una rutina que me encanta, y mira que nunca me ha gustado lo de tener rutinas. Durante el día trabajo como una loca, poseída por una energía que no sé de donde sale, me siento creativa, ilusionada, tengo la mente llena de ideas, y me despierto con ilusión y ganas de comenzar el día; al mediodía, mientras los demás duermen la siesta, o se relajan, Piero y yo nos escabullimos y nos besamos como adolescentes que están comenzando a explorar su sexualidad, nos escondemos en mi habitación, o en el garaje, o en su despacho, o en realidad, en cualquier rincón que no dé un mínimo de privacidad; durante la tarde, cuando no estoy haciendo fotos, ayudo a Bea a planear su boda, y a tomar decisiones en las que Mattin dice no saber qué decir, como por ejemplo, decidir si las flores blancas son más elegantes que las flores azul, o si las damas de honor deben vestir con manga larga, o es mejor que lleven un chal sobre los hombros; y por la
Piero La boda de mi hermana Bea llega tan rápido, que apenas si he tenido tiempo de planificar el discurso que daré durante el brindis, o que canción bailaré junto a Bea, pues al ser su padrino, debo bailar alguna danza clásica con ella durante los primeros minutos. La verdad es que he pasado más tiempo imaginando que lugares pueden ser lo suficientemente discretos para escaquearme de mis obligaciones durante algunos minutos y llevarme a Aba conmigo. En estos últimos días solo he conseguido verla por las noches, durante las cuales me he cobrado mi venganza por su falta de atención, y la he torturado con largas sesiones de sexo tántrico, que solo tras muchas horas de deseo y excitación, le han permitido avanzar la liberación que me suplicaba durante todo ese tiempo. Cuando llego al jardín en el que se celebra la ceremonia, Aba ya está allí, lleva un precioso vestido largo, que se ajusta a su cuerpo, y mientras la recorro con la mirada, y me paso
PieroA lo largo del día, tengo la sensación de que la dulce Aba me esquiva. Quizá se trate solo de una idea sin más, pues la mayor parte de la boda de mi hermana ha sido muy intensa. He tenido que complacer a mi madre, a sus histéricas amigas, he brindado con casi todos los invitados, de hecho, creo que no recuerdo el nombre de muchos de ellos, aunque ellos parecían conocerme muy bien, he alabado los peinados de las conocidas de mi madre, y he abrazado a mamá cuando ha llorado al imaginarse lo vacía que se va a quedar la casa una vez que Bea se mude.Y en todo ese rato, solo he podido ver a Aba en los escasos momentos en que ella se acercaba, cámara en mano, dispuesta a grabar el momento en la memoria sd de su cámara réflex.He intentado acercarme,susurrarle que no puedo olvidar como gemía contra mi oido en el garaje, antes de que los invitados llegar
PieroAl llegar a la mesa presidencial, en la que veo como Bea se acomoda, me doy cuenta de que mi nombre no está incluido entre las tarjetas que reposan sobre los elegantes platos qu mi madre ha elegido para la recepción.- Mamá.- pregunto con un tono que espero que sea suave- ¿por qué no tengo un sitio asignado?Ella me mira indignada, y siento que mañana me reprochará que no hubiera sabido cual era mi sitio en la boda de mi hermana, pero en ese momento, sonríe, y me dice que mi mesa es la que está al lado de la presidencial.Miro hacia donde ella indica, y se me congela la expresión en el rostro, esa mesa, solo tiene un asiento libre, y éste se sitúa junto a Nina, la dama de honor de mi hermana.- Tienes que estar bromeando.Lo digo en un tono bajo, pero no tanto como hubiera querido, y noto como mi madre frunce más el ceño, pero evita respon
PieroA medida que la cena transcurre, noto como Nina se vuelve más cariñosa, y como yo,me voy poniendo cada vez más tenso. Ella recorre mi brazo con sus delicados dedos, se acerca a mi oido para susurrarme quemás tarde la saque a bailar, y yo que ya he agotado las excusas como que tengo que ir al baño, o que necesito preguntarle algo importante a Bea, me alejo lo más que puedo de ella.Me gustaría levantarme y cambiarme de mesa, pero ni debo, ni puedo hacerlo. Aparte de que Nina es una amiga de mi hermana, nuestras familias hacen negocios juntas.Hace unos meses, firmamos un acuerdo de explotación del viñedo conjunta. Aunque cada familia tiene sus propias viñas, son muy similares, y por tanto el tipo de vino que producimos se etiqueta con la misma calidad, y esta idea fue la que nos llevó a pensar que si contratáramos a un solo proveedor para embotell