Piero
He esperado varias horas a coincidir con mi madre. No quiero que note lo ansioso que estoy por descubrir qué ha sucedido con Aba. Sé que no le gusta demasiado, de hecho durante todo el tiempo que ella ha pasado alojada en nuestra casa, apenas si ha mantenido con ella la mínima cortesía que se le debe a un huésped. Y cuando escucho como abre la puerta del salón, a eso de las seis de la tarde, me alegro mucho, porque necesito saber.
- Piero, que sorpresa encontrarte aquí, ¿eso que tienes en las manos es un libro, cariño? Hace años que no te veo leer nada más que reportes financieros.
- Buenas tardes, mamá. Si, estaba leyendo uno de los libros de la biblioteca, aprovechando que he acabado pronto esta tarde- bajo la mirada hacia la página en la que lo tengo abierto, no porque tema perderme y no ser capaz de encontrar por donde iba leyendo, sin
AbaLlevo ya varios días instalada en Madrid. He intentado olvidar a Piero, pero no he podido, me despierto cada día pensando en él, y lo único que me ayuda es la rutina. He establecido hábitos sencillos, y que no me cueste seguir. Me levanto cada día a las siete de la mañana, salgo a correr, y al volver a casa, me ducho. Después, me encierro en el estudio, y paso allí todo el día, hasta que anochece. La mayor parte del tiemp, ni siquiera estoy trabajando, pero si estoy allí, al menos evito que todos mis amigos me inviten a hacer planes. No es que no me apetezca verlos, pero lo que no quiero es que lo hagan por lástima, y hasta ahora así está siendo.Hace unos días hice una excepción, y quedé con Alex. Lo hice sobre todo por que me dejara de enviar mensajes con memes estúpidos, de hecho, creo que de no haberle respondido, mi m&oacu
PieroEstoy tan exhausto, que al tumbarme en la cama, al lado de Aba, me invade una sensación cálida, y una extraña tranquilidad, y me quedo dormido. Despierto un par de horas después, y veo que Aba también está dormida. Se ha quitado ya ese feo pijama que llevaba cuando abrió la puerta, y ahora luce un camisón de seda. Y madre mia, que camisón, la tela se acópala su cuerpo, y marca cada milímetro de sus deliciosas curvas.Trato de portarme bien, pero no puedo conseguirlo, mi mano se coloca entorno a su pecho, y lo amaso deleitándome el su suavidad. Mientras la acaricio escucho un suave jadeo proveniente de su boca, y no sé si sigue dormida, o mis caricias la han despertado, pero sigo con mi exploración. Toco su otro pecho, y ella se revuelve, y jadea de nuevo, y de pronto, mientras bajo mi mano por su estómago, y la coloco en su pubis, n
Aba- ¿Qué esperabas, Aba? ¿Un anillo tan grande como el de Bea? Porque yo nunca te dije que la posición de esposa estuviera en el menú ¿o si?¿qué esperabas conseguir volviéndome loco cada noche?Reproduzco las palabras de Piero en mi cabeza una y otra vez. He visto como se levantaba, presa de la furia y salía de la casa.Y mientras él se comportaba de ese incomprensible modo, lo único que he podido hacer es seguir con la mirada cada uno de sus movimientos. De algún modo, esperaba que él se daría cuenta del gran error cometido, que se disculparía por sus palabras crueles y carentes de sensibilidad, pero no la he hecho, simplemente se ha ido, dejando la casa llena de un vacío que no existía antes de que él hubiera estado dentro de mi hogar. PieroEl viaje de regreso a Italia es mucho más duro de lo que había esperado. Por alguna razón, pensaba que volver a ver a Aba sería suficiente para arreglar todo lo que había fallado hasta ahora. De hecho, si soy sincero, ni siquiera era consciente de que algo fuera tan manifiestamente mal entre nosotros. Durante tres meses he tenido con Aba el mejor sexo de mi vida, me he sentido tan conectado a esta mujer, que puedo sentirla aún dentro de mi. Se ha colado en mi interior, ha llegado a mi de una forma en que ninguna otra mujer lo había hecho antes, y por ese motivo es por el que más estúpido me siento.Al contrario de lo que mi madre pueda pensar, soy consciente de que hay personas que tratan de entrar en nuestro círculo, y en el caso de muchas mujeres, suelen aprovechar la oportunidad de acercarse a mi, que soy el heredero de la mitad del imperio Cardoglia. Pero normalmente soy conscCapítulo 25
BeaEstoy muy preocupada por la situación en que se encuentra mi familia, ha pasado ya una semana desde la última vez que hablé con Piero, y no consigo localizarlo. He contactado con todos los que podrían saber donde está, mi madre, su secretaria, sus amigos... pero nadie sabe donde se ha metido, salvo por su secretaria, que al menos me ha podido decir que ha desviado las llamadas importantes a su teléfono personal, pero que desde hace unos días, no está respondiendo a ninguna.Mattin me pide que me calme, y tal vez tenga razón, pero no puedo dejar de pensar que Piero no es así, quizá durante la Universidad lo fue, y llevó una vida loca que hizo que mamá se preocupara, pero desde que asumió el control de los negocios familiares, ya no es esa persona.Estoy tan preocupada que decido llamar a Aba, a ver si ella ha tenido noticias de mi hermano, sé que el final
NinaCuando recibo el mensaje de Bea, sonrío con alegría, y una exhalación sale de mi pecho. Llevaba varios días esperando a que solicitara mi ayuda, sin atreverme a llamarla por miedo a que descubriera que soy yo la que ha filtrado las fotografías a las publicaciones. Con el paso de los días, aunque soy una persona paciente, estaba empezando a perder la fé, y empezaba a pensar que quizá, por remota que sea la posibilidad, había decidido recurrir a su madre, y solucionar la lamentable situación de Piero en familia. Afortunadamente, mis instintos iniciales era acertados, y no ha querido disgustar a su madre, mostrándole la triste recaída de Piero, que como ya le ocurriera durante los años de Universidad, ha vuelto a verse arrastrado a la mala vida.Llamo a mi chofer personal, y le solicito que prepare el coche para el viaje a Roma, me dice que tardará aproxima
PieroPodría haberme negado a llevarla a comer, por supuesto, pero lo último que quiero es que mi hermana se siga enfadando, y Nina es una buena amiga de la familia, además yo necesito meter algo en mi estómago antes de caer desmayado de hambre.Bajamos al restaurante del hotel, y no me sorprendo cuando Nina solo pide una ensalada ligera, y agua con gas, siempre ha comido como un pajarito, es su truco para mantener su delgada figura. Yo, por el contrario, pido un rissotto y un bistec, y no siento ni pizca de vergüenza cuando veo como Nina mira con horror la cantidad de comida que colocan en mi lado de la mesa.- No sabía que estuvieras en Roma.- repito yo nuevamente, pues aunque le hice esta pregunta indirecta hace un rato, ella aún no ha respondido- de hecho, estaba seguro de que ningún conocido mio sabía que me encontraba aquí.- Querido, has estado bastante desconectado.
NinaNo voy a fingir que el grito apasianado del nombre de Aba no me dolió. Reaccioné de la mejor forma posible, traté de mostrarme tranquila, pero por dentro hervía de rencor hacia simplona que había conseguido colarse en la vida de Piero.Aún así, una vez pasado el momento, creo que mi reacción fue bastante buena, y durante los días siguientes he sacado buen provecho del sentimiento de culpa que asola al pobre Piero.He aprovechado para arrastrarlo hacia múltiples eventos benéficos, y he tratado de hacer que moderara la cantidad de bebida. Y mientras, me he dedicado a pasearme delante de él, con imposibles conjuntos de ropa de diseño que sé que han llamado su atención, porque en más de una ocasión lo he pillado mirándome el culo, o las piernas, pero en estos días he evitado cualquier acercamiento, y sé que eso lo est