Hace aproximadamente 50 años, el Joven Laureano Kovacs decidió realizar un largo y placentero viaje alrededor del mundo. Él era un hombre extremadamente rico, hijo de una de las familias más prominentes del mundo. Su vida entera era la empresa y su familia, pero al ser el menor la tradición familiar indicaba que su hermano mayor tomaría el control de todo. Este era todo lo contrario, era licencioso, con una vida plagada de excesos, en las que no hacía más que dilapidar la fortuna familiar. Pero su padre, fiel creyente del cambio de su primogénito, lo casó con una hermosa mujer que era nada más y nada menos que la amada de Laureano.
El joven estaba destrozado, su padre no lo consideraba siendo el único que cuidaba de los bienes familiares, su madre estaba completamente anulada, ya que las mujeres solo servían para atender a su marido y verse siempre hermosas; y para completar, la mujer que juraba amarlo se casó con su hermano, también jurando amarlo, dejando en claro que solo amaba la posición y el dinero.
Con un profundo dolor en el corazón Laureano tomó algunas de sus pertenencias y se marchó a recorrer el mundo, a costa del dinero familiar claro está, aún era parte de la familia y solo era un acto de rebeldía de su parte no continuar trabajando, junto a su hermano, en la empresa familiar. Él necesitaba un descanso y lo llevaría a cabo de esa manera.
Los primeros meses el viaje fue normal, por así decirlo. Conoció culturas diferentes, pero muy parecidas entre sí y a la suya propia. Había viajado a muchos países y conocido personas de diferentes colores, razas y etnias. Estaba un poco decepcionado, a pesar de todo, porque estos conocimientos no alcanzaban a llenar sus expectativas. Volvía de una excursión que había realizado a Ciudad Vikanir cuando su vehículo se detuvo y por nada del mundo quiso volver a ponerse en marcha. Estaba, literalmente, en medio de la nada y pocas personas se aventuraban a atravesar ese camino puesto que la zona estaba llena de leyendas de espíritus y apariciones lo que había calado hondo en el imaginario popular de la región y los pobladores de Vikanir la evitaban a toda costa.
Claro que él supo de esto, pero el hombre de mundo escéptico que era, no podía confiar en miedos populares y decidió, como caperucita, tomar el camino más corto y ahora estaba perdido en la inmensidad del lugar sin saber qué hacer. Dudaba que pudiera llegar con vida a la civilización, pero aun así se aventuró y salió al camino a pie, munido solo con una botella de agua en la mano y una mochila con algún alimento y un abrigo que de casualidad llevaba.
Como única arma defensiva tomó una herramienta de acero que se encontraba en el interior de la camioneta y se largó a la conquista. Por primera vez, en medio del peligro y con la firme posibilidad de la muerte, se sintió plenamente consciente de su existencia. Esta era una verdad que lo estaba atravesando en medio de su pecho. Parecía que solo cerca de la muerte él veía clara las posibilidades de la vida. Si salía de esta, se dijo, utilizaría todo el conocimiento adquirido para vivir una vida en plenitud y dejar un legado a su familia, pero no de dinero, sino de enseñanzas, pasaría su conocimiento a sus hijos y nietos.
Caminó sin rumbo, siguiendo al sol durante horas. La noche lo agarró desprevenido y tuvo que buscar a oscuras un lugar que le pareciera seguro donde dormir. Un paraje llamó su atención, la luz de la luna lo alumbraba y parecía un lugar adecuado. Se sentó allí, apesadumbrado por la inminencia de la muerte futura y sacó un pequeño paquete que contenía su único alimento que era un sándwich de jamón y queso. Sopesó la conveniencia o no de comerlo todo y decidió partirlo en cuatro porciones, pensando que era mejor ese solo pedacito que nada. Tras devorarlo de un solo bocado se acomodó intentando dormir.
Entre sueños sintió murmullos, personas que hablaban a su alrededor. Abrió los ojos entre feliz y asustado y buscó los dueños de las voces pero nadie apareció ante sus ojos. Un poco asustado, ahora sí, volvió a cerrar los ojos y se durmió profundamente sin volver a abrirlos hasta muy entrada la mañana.
Laureano se despertó perezosamente y se estiró aún soñoliento. Pensó que su cuerpo dolería en gran manera, ya que nunca durmió en el piso o lugares duros, siempre tuvo una cómoda cama en la que posar su cuerpo y una mullida almohada para su cabeza.
¿Almohada? Abrió sus ojos asustado. Él sentía la almohada bajo su cabeza, y el colchón bajo su cuerpo. Se incorporó feliz pensando que estaba en el hotel y que todo lo soñó pero vio, con clara decepción, que se encontraba en una cabaña. Cuando intentaba comprender lo que pasaba la puerta se abrió y por ella asomaron los ojos más hermosos que había visto en su vida. Eran de un color impresionante, verde esmeralda. Pero lo que más llamó la atención del hombre de mundo fue que esos ojos eran poseedores de una dulzura deslumbrante.
Ella caminó hasta él en silencio y lo miró detenidamente. Estaba vestida con ropas sencillas de lino con un color claro. Era un hermoso vestido que llegaba hasta su rodilla y unas delicadas sandalias bajas atadas hasta los tobillos por medio de cintas. Su cabello era largo, de color dorado y tenía unos preciosos rizos naturales. Toda ella era natural, sus redondos senos, su blanca y delicada piel que moría por tocar. No podía ver su trasero pero estaba seguro de que era sublime.
_ ¿Señor? _ una delicada voz como de un ángel lo sacó de su estudiosa mirada.
_ ¿Sí? _ solo alcanzó a decir, ella lo había dejado atontado y le costaba hasta respirar en su presencia, pedirle que pensara ya era un completo descaro.
_ Le preguntaba si estaba bien, cuando lo encontré estaba muy frío, su temperatura había descendido a niveles peligrosos _ aclaró ella mientras que aleteaba sus pestañas mirando con curiosidad y algo, un poquito… bueno… más que un poquito, de gusto.
_ ¿Usted me encontró? _ preguntó sorprendido en verdad por esa noticia _ le debo mi vida entonces. Muchas gracias _ agregó con una gran sonrisa que hiso sonrojar a la niña que no acostumbraba a ver a hombres tan guapos, o por lo menos, que a ella le gustaran.
Por la misma puerta que había ingresado ella entró ahora un hombre, también joven, también vestido con ropas de lino claro, también de cabellos dorados, también de piel muy blanca, también de ojos color esmeralda, pero que lo miraba con un gesto adusto y sobrada desconfianza.
_ Esmeralda, espera afuera _ dijo con un tono que denotaba su molestia. Toda su expresión corporal mostraba que ese extraño no le agradaba para nada.
_ Si hermano, solo quería saber si seguía vivo _ dijo ella con dulzura.
Lo que a Laureano le encantó, a pesar del peligro que ese hombre representaba, es que le dijera hermano. Tenía un miedo ilógico de que fuera su esposo.
_ Mi nombre es Caleb, soy el segundo, hijo del primero _ dijo con autoridad, demostrando que esas palabras significaban que él era alguien importante.
_ Es un placer, mi nombre es Laureano Kovacs, les agradezco por salvar mi vida _ dijo con tranquilidad estirando su mano, misma que quedó en el aire porque Caleb solo lo miró con cara de asco y se dio la vuelta.
_ Esperemos que se recupere pronto para que pueda irse y no volver jamás _ contestó el rubio sin atisbo de amabilidad.
Laureano se quedó sentado en la cama mirando todo a su alrededor. Su curiosidad era extremadamente grande. El lugar en el que se encontraba le parecía surreal, hasta mágico. La forma de la cabaña era pentagonal, con un techo extraño de un material desconocido para él. Los muebles parecían muy antiguos y lujosos, aunque se veían como nuevos. La cama era muy cómoda, mullida y suave. Se sentía realmente a gusto.
Se puso de pie y caminó hacia la ventana y lo que vio lo dejó completamente mudo y muy asombrado. Todo el lugar era una hermosa pradera verde, con cabañas iguales a esa. Las personas caminaban felices por las calles, no se veían vehículos más que bicicletas.
Todas las personas que veía eran muy blancas, como los dos que ya había conocido. Lo que variaba era el color de sus ojos y el pelo. Algunos eran castaños, otros rojo, otros negro como la noche. No podía ver su color de ojos, pero parecían ser también claros. Estaba maravillado. Sentía que había entrado a otra dimensión, en la que las personas eran hermosas, muy blancas, y lo más curioso de todo, felices.
Ahora sí su viaje se había convertido en algo interesante. Quería explorar ese lugar y tratar de aprender sobre ellos y su cultura lo más que pudiera.
Estaba sumido en sus pensamientos, a tal punto que no escuchó que la puerta se abrió hasta que hoyó un carraspeo a sus espaldas, al darse vuelta…
Frente a él se encontraba un hombre de barbas blancas y que parecía cargar con toda la sabiduría del mundo sobre su espalda. Su parecido con los dos anteriores era increíble. Pero lo que lo dejó perplejo fue la bondad que se escondía detrás de su mirada cálida y su sonrisa franca._ Buenos días Laureano, soy Becket, el primero _ dijo con un tono tranquilizador y una postura muy relajada. Estiró su mano la que fue tomada con una sonrisa por Laureano._ Es un gusto señor Becket, gracias por salvarme la vida _ dijo el forastero con verdadero sentimiento de gratitud._ Buuueenno… _ dijo el hombre algo apenado y rascando su nuca como si sintiera algo de vergüenza._ En realidad usted tiene suerte de que Esmeralda estuviera volviendo de su viaje de iniciación _ estas palabras dejaron desconcertado al joven _ si ella no hubiera pasado por allí en el momento justo en que su cuerpo estaba por cederle paso a la muerte usted ya no estaría en este mundo _ contestó con sinceridad._ Oh, entonces e
Lara miraba emocionada a su hermano. Él era su héroe, su ejemplo a seguir y por eso estaba segura de que tendría la misma suerte que él y encontraría el amor verdadero en su travesía._ ¿Qué se le está ocurriendo a esa revoltosa cabeza? _ pregunto el hombre mirando con amor a su hermanita, que se encontraba sentada junto a él en su auto._ Solo pienso…_ dijo ella con melancolía._ Mmm…algo te tiene mal y lo sé, solo espero que sepas que me puedes contar lo que sea, yo siempre te voy a apoyar _ Adriano sabía que su hermana estaba un poco melancólica y en realidad eso era algo normal después de esos años de entrenamiento. A él no le ocurrió porque volvió con su más preciado tesoro.Ella movió de forma afirmativa su cabeza con una dulce sonrisa en respuesta a su hermano._ En realidad estoy muy feliz de estar en casa _ dijo ella brillante de felicidad. Era hora de avanzar y continuar su camino._ Esa es mi pequeña hermanita. Todos están deseosos de verte y tu ahijado ni se diga, te ha ex
En el lujoso salón de eventos de La Dorada se encontraban reunidos los socios y familiares de la familia Kovacs. También se encontraba la prensa local que se encargaría de dar la noticia al mundo entero.Todos estaban ansiosos por conocer al fin a la heredera de la familia. Lara Kovacs no había sido presentada en sociedad, todos sabían de su existencia pero nadie sabía cómo lucía ella ya que nunca había sido fotografiada ni entrevistada. Ellos mantenían las identidades en secreto hasta que el período de iniciación finalizaba. Esto era lo lógico ya que era una familia sumamente poderosa a nivel mundial, con conexiones que llegaban incluso a los gobiernos de los diferentes países.Lara estaba nerviosa, y hasta asustada. Ella sabía que esto era lo que iba a ocurrir al volver. Se celebraba el éxito obtenido, que volviera más sabia, más madura, con experiencia en la vida y con el temple necesario para poder asumir su lugar de la manera más adecuada posible._ Lara mi vida, creo que ya es m
Mientras la fiesta tenía lugar Aarón Miller se encontraba sentado en un bar bebiendo. Era ya la segunda botella que le daban y estaba bastante ebrio. En su pequeña cabeza no se podía imaginar por qué Lara había hecho semejante cosa ¿Qué le había pasado a la mujer que besaba el suelo que él pisaba?El lugar en el que se encontraba no era de la más alta calidad, muy por el contrario era bastante bajo ya que él no quería ser reconocido por nadie mientras bebía. Muchas mujeres dedicadas al trabajo más antiguo del mundo se acercaban a él para brindarle el placer de su compañía pero las rechazaba a todas ya que jamás le sería infiel a su amada Amelia.Envuelto en la ensoñación que le acababa de dar recordar a su adorada, cerró los ojos para degustar de esta manera del hermoso recuerdo de sus besos, pero como una maldición los besos que pudo rememorar fueron los de su ex esposa. Lo abrió abruptamente y, como un castigo divino, tuvo frente a sus ojos la imagen de su amada sentada sobre las pi
La fiesta continuaba de la mejor manera y ellas seguían en su tertulia de la mejor manera.Todos voltearon a ver a esas niñas que no habían hecho más que chismear y reír toda la velada y tanto para los Kovacs como para los Holt eso era lo más importante, la felicidad de esas dos grandes amigas que se habían extrañado horrores cuando se apartaron durante esos años._ Bueno, pero fue bastante interesante la revelación de ese día, los vimos tener sexo con Fabricio en vivo y en directo _ Lara se puso muy colorada al recordar ese momento, fue bochornoso y además una gran desilusión para una niña que como ella estaba deslumbrada por el apuesto hermano de su amiga._ ¡Lara! _ volvió a gritar Ani _ no los vimos tener sexo en sí..._ ¿Cómo qué no? _ Que Ani siguiera negando lo obvio le molestaba _ estaban los dos con sus pantalones abajo, uno delante del otro y por la posición era muy obvio lo que ocurría. No te atrevas a negarlo _ agregó finalmente señalando a su amiga con un dedo de manera a
Como era de esperarse, al día siguiente toda Ciudad M estaba al tanto de lo acontecido en la fiesta de presentación. Los fanáticos de la socialité miraban ávidos de noticias todos los portales buscando los detalles y chismes más jugosos, sobre todo lo que se refería a la nueva heredera que era realmente una mujer hermosa y sumamente afortunada ya que ella, siendo tan joven, sería la encargada de la constructora más importante de la región.Los rayos del sol acariciaban tiernamente el rostro de Lara que se negaba a abrir sus hermosos ojos esa mañana. Estaba, no solo cansada, sino también, en paz consigo misma y con el mundo. Ya no debía nada y, por lo tanto, nada temía. Ella era una buena niña y como tal estaba segura que la vida le sonreiría en el futuro.Se levantó con mucha pereza, pero sabía que si no lo hacía entrarían a su habitación y la sacarían de un tirón de la cama y…dicho y hecho, mientras ella estaba en el baño la puerta fue abierta y los gritos de felicidad de su familia
En ciudad A una mujer de cabellos negros tomaba tranquilamente un café. Tenía su teléfono celular en la mano y una sonrisa burlona en la boca considerando lo ocurrido la noche anterior. Casi fue descubierta por Aarón, es bueno que haya tenido los reflejos suficientes como para poder salir de esa sin salir de esa sin demasiados problemas.Mientras que miraba las noticias de la socialité de Ciudad M, vio una foto que la dejó perpleja. En ella podía ver a una joven que era muy similar a ella, casi su propio reflejo. Leyó con ávido interés y el contenido de la nota la dejó helada. Lara Kovacs, la heredera; eran los titulares, con algunas modificaciones, de los portales de todos los medios tanto económicos como sociales. Este había sido el gran evento de la semana, el mes e incluso, tal vez, el año.De inmediato, la astuta mujer ató cabos. Esa no podía ser otra que su sustituta, se dijo y una larga y sonoro carcajada se dejó oír en todo el lugar.Valla que Aarón era idiota, había estado cas
LaraEstoy tan feliz, por fin voy a ocupar el lugar que me corresponde en mi empresa. Sé que me encontraré con algunas dificultades. Siempre pasa que algunos no están de acuerdo cuando llega alguien nuevo al lugar de trabajo. Me pasó cuando era una simple encargada de correo, estoy segura que siendo la nueva ceo será aún peor.Igual todas esas cosas me tienen sin cuidado, la empresa es de mi familia y yo me he preparado para dirigirla por años, si a algunos le molesta pues ni modo se tendrán que aguantar. Yo no tengo que demostrarle nada a nadie, solo a mí misma y a mi familia, aunque ellos estoy segura de que se sienten orgullosos de mí y de mis logros.Al ingresar por las grandes puertas de la constructora de inmediato se ve el movimiento de personas incesante dentro del edificio. Algo me llama la atención y es que veo demasiadas señoritas con faldas muy cortas y blusas escotadas. Miro a mi padre con el ceño fruncido y él me devuelve la mirada con molestia. Parece que él no estaba al