Mina llevaba días encerrada en ese sucio lugar. Ella estaba en un estado más que lamentable, sus heridas estaban sucias y llenas de humedad, lo que significaba que una fuerte infección comenzaría a carcomerla dentro de poco, literalmente, ella comenzaría a pudrirse. El olor era nauseabundo, y las moscas pululaban por todo el lugar posándose descaradamente en su cuerpo y en sus heridas sangrantes. El horror vivido la hacía llorar de manera descontrolada, sumado al profundo dolor que sentía tanto por las ataduras, como por los golpes y la tortura recibida dos días antes.Quería morir, ansiaba la muerte como nunca antes ansió otra cosa. Seguir con vida era una constante tortura y ella ya no quería que continuaran jugando con su cuerpo de esa manera. Cerró los ojos con fuerza, quizá si lo hacía al abrirlos descubriera que todo no había sido más que una espantosa pesadilla, pero al abrirlos seguía allí, bañada de sus propios deshechos, oliendo a ellos y llena de insectos que habían hecho d
El karma había llegado a la vida de estos hombres de una manera increíblemente dolorosa. Ellos, que se creían intocables, inmortales, dioses de los destinos de los más débiles, estaban recibiendo un poco de todo lo que habían hecho. Esto solo era una pizca, una nimiedad, al lado del daño que ellos habían infringido en otros. Hombres, mujeres y niños habían padecido bajo el influjo de la mafia que Franco y Arturo Puentes comandaban. Ellos no eran los más poderosos, pero sí eran muy prolíficos y habían logrado extender en gran manera sus dominios. Se habían logrado posicionar y comenzaban a ser respetados por todos, justo antes de que todo terminara de esta manera.Arturo sintió una mirada intensa sobre él. Con mucho cuidado, intentando mover lo menos posible su adolorido cuerpo. Abrió los ojos y buscó fijar la vista en la persona que se encontraba en esa habitación. Cuando por fin lo consiguió se encontró con el rostro sarcástico de ella. Sus hermosos ojos esmeralda lo recorrían de arr
Los destinos de Mina, Franco y Arturo habían sido sellados por su propia maldad. La familia Miller estaba preocupada por su hijo menor, pero también estaban acostumbrados a que desapareciera sin dejar rastros por lo que no se sorprendieron de que se haya marchado tan de repente, pensaban que en cualquier momento haría su arribo en el lugar como siempre ocurría.Amelia y Ana estaban más que molestas. Todos sus planes e intentos por deshacerse de Lara y Anastasia habían fracasado y ellas seguían siendo el hazmerreír de todo el mundo.Las imágenes del último encuentro se habían virilizado e innumerables memes con la foto de unos pajarracos bulliciosos con el rostro de Amelia y Ana circulaban por todos los sitios de humor y todas las redes sociales. Ellas eran conocidas como las hurracas molestas y así las fotografiaban en la calle, ocasionando que no pudieran moverse un solo centímetro fuera de la Villa. La situación era verdaderamente graciosa para todos, menos para ellas dos.Aarón se
Todo ocurre por alguna razón, aún aquello que creemos es producto de la casualidad, ya que la vida es un delicado entramado de casualidades; en cada giro inesperado reside la esencia de nuestra existencia, recordándonos que en lo fortuito también se encuentra el sentido.Honorato se encontraba sentado en su cómodo sofá. Los últimos días habían sido bastante extenuantes para él que no dejaba de reproducir en su mente una y otra vez los sucesos con su amada, que ahora no sabía si era Esmeralda o gema o quién diablos era la mujer que le había robado el alma y luego lo había abandonado como si él nunca hubiera importado.Ya habían pasado los días necesarios como para que el resultado estuviera listo, pero él no sabía si quería conocer la verdad, no estaba seguro de poder aceptar el hecho de que la mujer que añoraba no era la que había compartido su cama durante los tiempos que pasaron juntos, y que solo era una casualidad de la vida que su hermana se haya casado con Laureano Kovacs.Él ha
La vida es corta, y suele estar llena de sorpresas y de situaciones inesperadas que son definitivamente un quiebre para los que no saben de qué manera reaccionar a ellas.Eso es lo que le ocurría a Amelia en ese momento. Todo lo que conformaba el mobiliario de su habitación estaba siendo destrozado en ese momento. Ella estaba desesperada y no sabía de qué manera procesar lo que le habían dicho hace tan solo unos minutos.Había desgarrado sus ropas y arañado su rostro, la locura se estaba apoderando de su ser y no sabía cómo procesar todo, y solo una idea llegaba a su mente: “todo era una vil mentira” Su abuela jamás le habría mentido de esa manera, ella era una mujer dulce y buena, no tenía ningún tipo de maldad en su interior y decir mentiras era algo que no podía tolerar.Ahora un desquiciado brillo llegó a sus ojos. La joven mujer estaba perdiendo inevitablemente la cordura y por su mente se reproducían algunas imágenes que se entremezclaban entre sí._ Mi niña…Laureano Kovacs es e
Hay momentos en la vida en el que las personas debemos de aprender a soltar. No siempre la familia sanguínea ama incondicionalmente, no siempre hay que perdonar y aceptar todo sin miramientos. Esmeralda había sufrido grandemente por culpa de su hermana, sin embargo ella necesitaba sentir, al final de su vida, que su hermana seguía presente, de alguna manera, en la persona de Amelia. Ella no podía entender el gran error que estaba cometiendo y no sería hasta que fuera demasiado tarde que se daría cuenta.Pero el resto de la familia, incluido Viggo, sabían perfectamente que esa mujer no era más que una serpiente disfrazada de oveja. Ella intentaba disimular su odio y resentimiento, pero era visible para todos menos para la destinataria de ese vil sentimiento.Amelia gimoteaba y se abrazaba a Esmeralda, también pedía perdón a Lara y a todos en general por su mal comportamiento. La rubia la observaba con el ceño fruncido, ella no se tragaba ese cuento, ella sabía muy bien que la serpiente
_ Todo está perfecto con su embarazo _ dijo una feliz doctora _ es una niña, y estoy segura de que será la princesa de la familia _ agregó con una gran sonrisa en los labios.Fabricio miraba embobado la pantalla donde minutos antes había podido observar las imágenes de su futura hija. Una niña, la princesa de papá. Esperaba que fuera idéntica a su madre, con sus hermosos cabellos rojos y ese brillo radiante en sus ojos que la hacían relucir tanto como un sol. Ellas se habían convertido en su mundo completo y ahora podían ser felices sin fantasmas del pasado pululando por destruir su amor.Anastasia estaba fascinada con tener una nena. Su pequeña se escabullía en todas las ecografías y no se había dejado ver, ahora, con 7 meses de embarazo por fin podía conocer su sexo y eso le encantaba, ella quería correr a una tienda de bebes y comprar muchas cosas para su pequeña, algo que también Fabricio pensaba hacer.Ambos salieron felices, con la foto de su hija en las manos, caminaron unos cu
Cuando se llega al final de la vida nos damos cuenta de lo corta que es y de lo inexorable de la llegada de la muerte. Es en ese momento, cuando estamos al final de nuestros días en la tierra cunado comprendemos que no somos más que un montón de decisiones.Todo lo vivido, todo lo llorado, todo lo reído, todo lo corrido y todo lo esperado, no son más que el cúmulo de las decisiones que tomamos. Cada una de ellas nos abre el abanico de infinitas posibilidades, y también deja de lado otras infinitas posibilidades. Ese es el camino y ese es el destino de todo ser humano, elegir.Esmeralda acababa de tomar una decisión, una que la llevaría, sin retorno hacia el abismo y ella se dirigía allí con los brazos abiertos y una enorme sonrisa en los labios. Al parecer ella estaba decidida a continuar por ese camino de perdición, estaba tomando, literalmente las últimas y más erradas decisiones de su vida._ Tranquila mi niña _ dijo tomando la mano de Amelia mientras que la ambulancia se dirigía a