Capítulo 57
Juan escuchó el fuerte regaño de Celia, pero no mostró intención de detenerse.

Siguió pisoteando con fuerza las piernas de los pocos pandilleros restantes.

Estos hombres ya estaban temblando de miedo después del espectáculo que acababan de presenciar.

Ponerse de pie era difícil para ellos, y mucho menos resistirse.

Cada uno de ellos, como peces en una tabla de cortar, dejaba que el pie de hierro de Juan les rompiera las piernas.

—¿Alguna vez pensaron, cuando estaban violando a mujeres, cómo se sentirían si esas mujeres fueran sus hermanas, esposas o familiares?

—¿Alguna vez pensaron, cuando estaban oprimiendo a otros, que tal vez algún día ustedes también podrían estar arrodillados aquí, siendo tratados como ganado?

—Romperles una pierna es lo que merecen. Si no cambian, sufrirán un precio aún más doloroso que esto.

Cada vez que Juan rompía una pierna, también les hacía una fría pregunta.

Antes, si alguien osaba cuestionar así a estos matones, no solo se sorprenderían y menospreci
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo