Capítulo 426
—Joder, este tipo es bastante agil. — Miguel agarró una piedra en la mano y saltó para golpear la cabeza de Fausto.

Los secuaces de ambos bandos no se quedaron atrás, empuñando sus armas improvisadas y golpeando las cabezas del otro.

La escena era intensa y sangrienta.

Elena, escondida a un lado, se tapó la boca y dijo: —Juan, ¿tú también te rodeas de malhechores?

Juan se encogió de hombros y respondió con calma: —En realidad, no conozco a ninguno de ellos.

Al escuchar esto, Elena abrió los ojos de par en par, sorprendida e incrédula.

Si Juan no los conocía, entonces ¿cómo era que estaban dispuestos a pelear por él?

Al ver la expresión de Elena, Juan entendió lo que estaba pensando y explicó: —Te lo juro que no los conozco, solo estoy usando su ayuda.

—Vámonos mejor rápido, antes de que se den cuenta.

Luego, Juan tomó la mano de Elena y ambos corrieron rápidamente hacia la casa de Elena.

Después de dejar a Elena en la puerta de su casa, Juan la consoló en voz baja: —No tienes que preo
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