Capítulo 11
Al escuchar la voz seductora al otro lado del teléfono, María se enfureció.

Gritó furiosamente al teléfono: —¡Eres la fea, yo soy muy guapa!

—Eres una mujer sin vergüenza. Voy a hacer justicia para mi hermano.

Pero el teléfono del otro lado ya estaba colgado.

Después de colgar, María frunció el ceño con enojo y ojos bien abiertos.

Rita a su lado continuó provocando: —¿Qué tal? ¿Ahora lo crees?

—Juan no es una buena persona.

—Quién sabe con cuántas mujeres mantiene relaciones ambiguas.

Al escuchar las palabras de Rita, María finalmente creyó por completo que Juan la engañó durante su matrimonio. Sus ojos se llenaron de lágrimas brillantes.

En el auto de Ana.

Juan, mirando perplejo, escuchó la risa de Ana como campanas de plata.

Viendo la expresión perpleja de Juan, Ana sonrió con malicia: —Ya están divorciados. ¿Por qué temes que tu ex esposa malinterprete?

—De todos modos, ella no confiaba en ti.

Al escuchar las palabras de Ana, Juan se sintió aliviado. Total, María nunca confió en él.
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