Capítulo207 Un mujeriego.
Madecia

Mediodía.

Fuera del Hotel, Elena se refugiaba detrás de Ana, llorando bajo el sol abrasante. A su lado, Javier la señalaba con el dedo y la regañaba:

—¡Qué hija tan ingrata la que Dios me dio!

—Si no fuera por ti, ¿crees que nuestra familia habría caído tan bajo?

Hace diez minutos, la familia de Elena había sido echada del hotel por el personal porque no podían pagar la factura. Los tres, con seis grandes maletas, llevaban todo lo que tenían en Madecia.

—¡Llora, chilla, grita! ¡Solo sabes berrear! ¿Cuándo vas a usar un poco la cabeza?

Javier recordó la última vez que los ricos se burlaron de él y se enojó aún más, especialmente cuando pensó en esa cena humillante en la que perdió dos millones.

¡Esos dos millones eran todo lo que tenía!

—Elena, ¿por qué no vuelves a pedirle ayuda a Héctor?—

Ana protegía a su hija y buscaba soluciones:

—La última vez fue Héctor el que te contactó. Él debe tener algo de interés en ti... incluso si no es así, creo que mencionó que tiene problemas
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