Adriana se volteó para mirar a Lucas con una sonrisa irónica:—Señor Lucas, no me extraña que su puntuación sea tan baja. Parece que ha estado más concentrado en lo que yo hacía que en su propio trabajo.Lucas suspiró y respondió, molesto:—¡No cambie el tema!Se volteó hacia la mesa de los jueces y dijo:—Señores jueces, todos aquí somos profesionales. Si no me creen, pueden revisar las grabaciones de la competencia.—¿De qué error está hablando exactamente? —preguntó el presidente de la asociación, desconcertado.—¡Adriana invirtió los dos últimos pasos del proceso de creación! —exclamó Lucas con seguridad.—Cualquiera en esta industria sabe que esos pasos tienen un orden básico. Si ni siquiera entiende lo más elemental, ¿cómo es posible que obtenga una puntuación tan alta?El presidente de la asociación intercambió su opinión con los demás jueces y finalmente decidieron revisar las grabaciones.En la pantalla principal se reprodujo el proceso de creación de Adriana, adelantándose ha
—¡Don Lorenzo! —exclamaron varios asistentes.Los periodistas presentes enfocaron sus cámaras hacia la dirección de la voz, y finalmente, el presidente honorario vitalicio de la asociación, don Lorenzo Ignacio, apareció en escena. Iba acompañado de dos jóvenes asistentes y caminaba con paso firme.Los diez jueces en la mesa se levantaron con prisa, despejando el camino para que Don Lorenzo tomara asiento en el lugar central que había quedado vacío.—Don Lorenzo, qué alivio que haya llegado. Pensé que no vendría… —dijo el presidente de la asociación, sintiendo que un gran peso se le quitaba de encima.—¿Cómo? ¿Crees que no cumplo con lo que prometo? —Don Lorenzo lo miró, sintiéndose irrespetado.—No, no, claro que no, usted siempre cumple su palabra. —El presidente de la asociación perdió toda autoridad frente a él.Don Lorenzo dirigió su mirada hacia Adriana, ella le devolvió una sonrisa cortés y asintió ligeramente. Sus ojos se iluminaron al verla. Estaba decepcionado, seguro ella ya
Las palabras de don Lorenzo, aunque duras, resonaron como un llamado inspirador en el corazón de muchos profesionales presentes.Nadie esperaba que, a su avanzada edad, don Lorenzo aún buscara innovar y perfeccionar su técnica de perfumería. Esto hizo que muchos se sintieran avergonzados, especialmente aquellos que, habiendo alcanzado cierto éxito, se conformaron y perdieron su espíritu creativo.—Y usted. —Don Lorenzo se giró para mirar al experto invitado:—Lo escuché alabar el trabajo de la concursante número diez, diciendo que su proceso fue un deleite. ¿Y ahora, por un simple cambio en el orden de los pasos, va a desechar completamente su juicio inicial?El experto, incapaz de levantar la cabeza, se sonrojó de vergüenza.—Entonces, si yo también uso el mismo método de inversión de pasos, ustedes, como miembros de la asociación, ¿van a tomar medidas contra mí aquí y ahora? —Don Lorenzo, de pie frente al micrófono, habló. Aunque no alzara la voz, sus palabras eran como truenos.—No,
El hombre escoltado al escenario por los guardaespaldas del Grupo Torres era nada menos que un asistente de Lucas.Probablemente los guardaespaldas de José le advirtieron qué hacer, por eso no se atrevió a desafiar ni a don Lorenzo ni a José. Apenas llegó al escenario, confesó todo el plan con lujo de detalles.Frente a todas las cámaras, explicó cómo Lucas le había ordenado contactar a los medios para encontrar a don Lorenzo en el aeropuerto, hacer la entrevista no autorizada y luego culpar al Grupo López.—¡Patrañas! —Lucas, temblando y con la cara roja por la ira, gritó:—¡No esperaba que fueras un traidor del Grupo Blanco! Dígame, ¿quién le contrató y ha estado esperando el momento perfecto para hacerme quedar como un zapato de mal?—Señor Blanco, ¿cómo puede decir eso? —El asistente, incrédulo y triste respondió:—Durante todos estos años, he manejado miles de asuntos para usted, muchos de ellos imposibles de revelar. ¿Ahora quiere negarlo todo? ¡No soy tan pendejo, yo tengo prue
—¿Las bases de las fragancias no estaban guardadas en la caja fuerte del comité? ¿Cómo pudieron ser manipuladas? —preguntó uno de los competidores, incapaz de contenerse, hablando al panel de jueces.—Es cierto. —respondió Adriana con calma, tomando la palabra en lugar de los jueces.—El comité organizador decidió dividir cada base en dos y guardar una copia como respaldo.—Para garantizar la transparencia de mis palabras, solicito que el comité analice mi base manipulada con los equipos disponibles. —añadió Adriana con seguridad.Don Lorenzo asintió, y los asistentes comenzaron a actuar de inmediato.La primera muestra de base de Adriana, la que había sido alterada, fue colocada bajo el equipo de análisis para separar y determinar sus componentes.—Solicité al comité que descalifique al Grupo Blanco porque el competidor que los representa no solo violó gravemente las reglas del concurso, sino que también usó tácticas deshonestas para sabotear a otros participantes. Esto es razón sufic
—¡Sí, sí, por supuesto! —respondieron rápidamente los jueces.Tras una breve discusión, el presidente de la asociación anunció:—Se cancela la participación del competidor del Grupo Blanco, se anulan las puntuaciones otorgadas a Lucas por los jueces y, debido a los continuos intentos de sabotaje contra el Grupo López, se prohíbe la participación del Grupo Blanco en las próximas tres ediciones del concurso de perfumería, tal como solicitó la competidora del Grupo López.El anuncio desató una ronda de aplausos entre el público.Escoltado por los guardaespaldas, Lucas abandonó el recinto, completamente deprimido, mientras que el comité de investigación de la asociación lo esperaba para interrogarlo.Adriana consideró acercarse a hablar con don Lorenzo, pero al ver que otros profesionales de la industria lo rodeaban, decidió sonreír e irse a los camerinos.Como los medios no lograron entrevistar a don Lorenzo, casi todos fueron a los camerinos para hablar con Adriana.Ella había acaparado
Adriana subió al auto y se abrochó el cinturón de seguridad:—¿Cómo es que estabas de paso por aquí?—Casualmente estaba en una reunión cerca. Sé que asistirías a un evento tan importante como el concurso de perfumería, y he estado atento. Resulta que coincidió todo. —respondió Camilo con una sonrisa:—¿Te llevo a casa o a la oficina?—A ninguno de los dos quiero ir. —dijo Adriana.—Primero voy al centro de certificación a recoger unos documentos.—¿Qué documentos? —preguntó Camilo con aparente interés.—La primera producción de nuestra fragancia masculina ya está lista. Solo falta obtener los certificados de conformidad para comenzar las pruebas de mercado. —explicó Adriana.Hace un rato, mientras estaba en la sala de descanso, sus compañeros del departamento de perfumería mencionaron el tema en el chat grupal. Al enterarse de que el centro de certificación estaba cerca del lugar del concurso, Adriana decidió recogerlos ella misma para evitar que alguien más tuviera que hacer el viaje
El conductor, sin atreverse a decir más, giró el auto y lo llevó de vuelta hacia donde estaba Adriana, deteniéndose lentamente junto a ella.Antes de que el auto parara por completo, José ya había abierto la puerta y salió rápidamente, corriendo hacia ella:—¿Qué te sucede?Adriana, aún mareada, pensó que probablemente se debía a la falta de comida y que le faltaba azúcar. Sin fuerzas para hablar, simplemente levantó la mano para tranquilizarlo.José se inclinó y la alzó en brazos para meterla en el auto.—¿No dijiste que no me ibas a dejar subir? —dijo ella, alzando las cejas mientras lo miraba.—¡Estás así y todavía sigues discutiendo! —respondió José, irritado.Adriana hizo un puchero, sin comentar que, hace un momento, fue él quien comenzó la discusión.—¡Vámonos al hospital! —ordenó él.—No. —dijo ella, con un tono bajo pero firme.Viendo que él estaba a punto de enfadarse, agregó rápidamente:—La casa está muy cerca. No nos compliquemos. Solo no he comido en todo el día y tengo h